Lo siguiente que les voy a reseñar no ocurrió en Chile, sin embargo, es una realidad tan cercana que tiene relación con la actitud que tiene y adopta cierta prensa con los artistas, sean de la nacionalidad que sean. Porque aquí, allá y en todas partes, se vive la misma nefastez.
El sábado recién pasado en México se desarrolló la Marcha del Orgullo LGBTQ en su versión número 40, y para el gran número de cierre en el Zócalo se contó con la presencia de nada más ni nada menos que Fey, la misma que a fines de los 90s la descocía en los charts latinoamericanos con éxitos como “Media naranja”, “Me enamoro de tí”, “Azúcar amargo”, “Ni tú ni nadie” y tantos otros. La misma además a la que las “damitas” le jodieron el show en Viña 2005, y que esperamos que pronto lo venguemos (escúchanos Josema Edwards te rogamos).
Lo normal en este caso sería que la siempre nefasta prensa de espectáculos mexicana hablara de su notable show, de cómo quienes fueron al corazón de CDMX corearon su nombre y sus canciones, luego de un nuevo aire que tomó su carrera tras su incursión en el “90s Pop Tour”, además de su gira en solitario por toda Latinoamérica.
Pero no, lamentablemente se centraron en una pataleta por parte del grupo “Los Wapayasos” quienes alegaron que por culpa de su actuación (!) no cantaron las últimas tres canciones en el show de cierre en el mismo Zócalo. Sus ansias de figuretear fue tan gigante que sacaron un comunicado donde dejan a la artista como chaleco de mono y lo más suave que le dijeron fue que tenía aires de “diva”. Si amigos, lo gay en muchos casos no te exime de la misoginia.
Hasta la vez que me tocó hablar de las actividades de la Marcha del Orgullo en el sitio de la radio donde colaboro, no tenía idea de la existencia de los tales “Wapayasos”, ahora resulta que ellos tienen solo una canción conocida y ya se sienten poco menos que un grupo de importancia dentro del colectivo LGBTQ. O sea, los “Yandar y Yostin” de la Marcha del Orgullo en el ex Distrito Federal.
Por otro lado, no olvidemos que si acá en Chile los viudos del farandulismo dicen que al menos acatan ciertos códigos, en México esos códigos derechamente no existen. A las mujeres se les denigra peor que muchos opinólogos de acá, en muchos casos se han frivolizado casos de violencia intrafamiliar y muchos periodistas del género actúan peor que Juan Pablo Queraltó mientras estuvo en “SQP”.
Esa prensa es la misma que se encarga de decir que Fey es una sangrona, diva y agrandada, cuando muchas veces se ha mostrado accesible con la mayoría de sus fanáticos. La misma actitud que tuvieron, por ejemplo, con Mon Laferte cuando en el “Ventaneando” la trataron de irrelevante. Extraño resulta que acá no se metan todavía con Camila Gallardo, porque no les conviene (si lo hacen, se les viene una fanaticada encima). Bueno, ni siquiera han apoyado su gira nacional, asi como nada dijeron de Denise Rosenthal y el lanzamiento de su disco en el Nescafé de las Artes hace unos meses.
Pero acá lo concreto es que se desvió del que debería ser el tema en cuestión: La gentileza que tuvo Fey a la hora de acudir a la Marcha LGBTQ, su acceso a tomarse fotos con sus fanáticos y su labor en defensa de dicha comunidad. Terminaron hablando más de la pobrémica de los Wapayasos, que quisieron figurar usando el nombre de otra cantante, en vez de hacerlo por meritos propios. Lo mismo que critiqué con varios famosillos de este lado: Usar el camino fácil para llegar al estrellato.