Para entender cómo el retorno de la democracia marcó a fuego y a punta de buenos resultados una nueva etapa para el 7.1, hay que ver cual era la situación de la red estatal para aquel entonces. Y en ese tiempo, la credibilidad de TVN estaba por el suelo luego de la asociación del canal a la dictadura y de qué se planificó para darle otro aire y asi ser de verdad el canal de todos los chilenos.
Diciembre de 1988: La mayoría de los programas del llamado “Proyecto ’88” habían fracasado, y entre ellos, se incluye “Porque hoy es sábado”. El costoso espacio de César Antonio Santis se despidió ni bien se cambió el folio y sin pena ni gloria, ahora solo en horario prime en sus últimos capítulos y con un “niño maravilla” destruido anímicamente luego del flopazo. Del mismo modo, el Coronel Carlos Krumm Rojas salía del espacio y su lugar era cedido a Alejandro Briones Lea-Plaza.
No dejo de pensar que durante la dictadura, el despilfarro de los militares al mando de TVN era tremendo. Entre costosos invitados que fueron al Festival de Viña y a sus estelares, asi como una oficina completa para Santis y su equipo durante ese año, fueron las puntas de lanzas para un descalabro mayúsculo dentro del canal: Casi quebrado y con una imagen por el suelo, la misión hacia el 11 de marzo de 1990 era tremenda. Sin ir más lejos, los magazines “En familia” y “Semana a semana” no lograron el rating esperado y fueron reemplazados por compilados de actuaciones de Viña y videoclips random en un programa llamado “Con ustedes…”.
Para empezar, TVN debería dejar de ser la plataforma de promoción del gobierno de turno, y para eso llamaron a la misma persona que fundó el canal en 1969: Jorge Navarrete Martinez. A su nombramiento, se le sumaron nombres como Bernardo de la Maza, Bartolomé Dezerega y Patricia Politzer.
La misión comenzaría desde el primer minuto del retorno a la democracia, sin embargo, los planes mayores recién los veríamos a partir de 1991. Durante el ’90, sin embargo, el canal vivió con lo justo: Un “Siempre Lunes” sin el presupuesto de sus dos anteriores temporadas, el horario de novelas cedido a la exitosa novela venezolana “Abigaíl” -que de hecho, le robó varios puntos a “¿Te Conté?” del canal católico-, un noticiero de transición hecho con el vuelto del pan llamado simplemente “Noticias” y programas experimentales como “Desde…”, “Domingo 7” -¿a quién se le habría ocurrido eso de mezclar sketches humorísticos con el sorteo de la Polla Bingo?-, “Corin Tellado, mis mejores historias de amor”, “De buen humor” y las novelas “La dama de rosa”, “Mi pequeña soledad” y “Encadenados”, fueron solo parte de los espacios que vimos durante ese periodo, sumado a series como “Miami Vice”, “Mac Gyver” y “El cazador” y sus habitués “Informe especial”, “Cachureos” y “Zoom Deportivo”.
Era también un periodo de definiciones intenso, el cual se vio reflejado el 1 de octubre de 1990: Comenzaba el nuevo noticiero de la estación “24 Horas”, en el que Cecilia Serrano y Bernardo de la Maza, ambos provenientes de UCTV, liderarían una pareja emblemática a la hora de dar las principales informaciones del día. Ese mismo momento del estreno, de hecho, hubo una entrevista por parte de Politzer al Director de la Comisión Verdad y Reconciliación, Raul Rettig.
¿Qué pasó en 1991? El rating de TVN comenzó a subir, tanto que había marcado sus mejores audiencias en años, y el ambiente era total: Por un lado, un “Siempre lunes” que trajo a artistas como Miguel Bosé, Yuri, Garibaldi, Locomia y Lucía Méndez, entre otros; los reportajes de “Informe Especial” que vivieron varios episodios de censura -los cuales motivaron a que el canal mandara un reclamo al CNTV acusando trato diferente con la señal con respecto a los otros-; un 24H que como dijo su eslogan de aquel entonces era el “Lider en información”, la creación de valiosos programas como “Cine Video” -que si bien empezó un año antes, recién el ’91 empezó a ganar notoriedad-, “La manzana de la discordia”, “Mano a mano”, “A propósito…” y “El Mirador”.
Paralelamente se definia la nueva ley de TVN, y es que entre el ’89 y el ’90 se hablaba incluso de una privatización de la señal, pero la ley que se definió el ’92 iba a ser claro: El canal debía ser una empresa autónoma del estado, esto con el fin de evitar cualquier sesgo informativo con el gobierno de turno (algo muy común en las teles estatales de Argentina, Perú, Bolivia, Ecuador y principalmente Venezuela), por lo que debía autofinanciarse. En ese tiempo vaya que era necesario y se pensó en el momento, pero en la actualidad, se demostró que ese modelo de financiamiento era tan bueno como malo, por lo que se necesita urgentemente una renovación.
Finalmente, en 1992, el canal público con el debut de “Buenos días a todos” y “Trampas y caretas”, finalizó con creces su proyecto de cambio de rostro, de precisiones editoriales y se reconquistó con el público que veía con malos ojos el sesgo informativo de TVN en dictadura. Y este es un buen ejemplo de cómo se levanta un canal de la crisis, y no es de otra manera que no sea con harto trabajo, esfuerzo, disciplina y un modelo televisivo serio, que muchas veces, es más poderoso que solo buenas intenciones.