La exitosa telenovela nocturna de Mega que finaliza esta semana consiguió el cariño de su teleaudiencia, sin embargo, no fue una novela perfecta. Más bien, durante toda su trama, se caracterizó por errores de todo tipo, principalmente históricos y de continuidad. Algunos de estos los reseñaremos a continuación.
En un capítulo de junio de 2017, por ejemplo, en el capítulo donde María Elsa (Mariana Di Girolamo) iba a tener su hijo, sin embargo, muchos notaron que la panza no era natural y que el “baby bump” de una de las personajes clave del culebrón nocturno era muy rudimentario (fuente).
Otro de los errores es cuando en una escena apareció un teléfono móvil… en una novela que debería recrear a la perfección -según los estándares supuestamente autoimpuestos por Mega- la década del 50, incluso desde el canal argumentaron que se trataba de una cigarrera. También en otra escena apareció un baño químico (!), lo cual también es tema de la producción porque en esa época esa innovación ni siquiera existía. “En 1953, Chile contaba a duras penas con algunos sistemas de alcantarillado en Santiago, pero ni pensar en baños químicos: era una tecnología demasiado cara para traerla desde EE.UU. Estos empezaron a llegar al país a finales de los 70 y 80, popularizándose en los megaconciertos. Fue un anacronismo de la serie” declaró en su minuto Cristobal García-Huidobro, profesor de historia de la PUC.
Otro error histórico es la misa del Padre Reynaldo (Mario Horton), ya que en esa época las homilías se hacían de espalda al público y en latín, y no fue hasta 1965 que se realizaron de frente.
Uno de los últimos errores se trata de una escena en la que el Cura vuelve a ver a Eva, y no contaban con que se podía lucir una puerta que… no tenía el agujero para la llave.
Hubo otro error de continuidad que recuerdo en la que en una escena se coló el perfume “Fantasy” de Brtiney Spears.
En fin, la nocturna más exitosa de Mega es también una fábrica de errores muchas veces groseros. ¿Será culpa del chancho que los fabrica? Tal vez, porque muchos de quienes le dan el afrecho reparan en estos yerros que no son precisamente dignos de la autodenominada “fabrica de contenidos más importante del Pacífico Sur”.