Esta semana la controvertida diputada Camila Flores las emprendió contra TVN, proponiendo la privatización del canal estatal aduciendo que es un “saco roto” y que sus contenidos están “sesgados hacia la izquierda”, sumándose a las críticas de José Antonio KKKast hacia la red pública.
Más allá de que la parlamentaria lo haya dicho con un micrófono de 24 Horas al lado, sorprende que ella diga que hay sesgo hacia la izquierda siendo que el mismo canal que ella critica le ha dado cabida a sus argumentos -por muy ridículos que estos sean- dos veces en “El Informante”.
Pero más allá de lo que diga o no Flores, cabe preguntarse ¿Es conveniente que TVN sea “privado”?
Los llamados “Twitteros aquafresh” tienen la idea -y se van a ir a la tumba con ella- de que el 7.1 debería ser privatizado porque “la empresa privada gestiona mejor los medios”, y lo dicen como si Luksic, Heller y la gestión de Carolina Schmidt en Copesa haya sido gratificante para dichos multimedios.
Veamos: El empresario antofagastino-croata casi mata a Canal 13 junto con Urrutia, a Heller le va a pasar lo mismo debido a su inversión desmedida en deportes con los derechos del Mundial y la Confederaciones que en Mega fueron irrelevantes y cuyo dinero invertido no se retornó. Para qué decir de la “calidad” de la programación de la televisora de Vicuña Mackenna que solo es exitosa porque el resto de los canales está inerte, porque si fuese por el también dueño del Club Deportivo Universidad de Chile, pondría feliz a Oriana Marzoli como presidenta del directorio de la estación.
Para qué vamos a mencionar al “fantasma” Angel Gonzalez, dueño de La Red y que está al filo de las legislaciones chilenas poseendo también Telecanal -algo que en las leyes de nuestro país está prohibido, con el fin de evitar concentraciones de medios como sucede en Perú, México, gran parte de Centroamérica y en países europeos como Italia-, pero en el caso del 4, la situación ha sido más que desastrosa: Se cerró prensa -a tal punto que un piso entero de los estudios de Avenida Quilin todavía no se ocupa-, se llenó la programación de novelas y unitarios de Televisa al nivel de que las “tristes historias” y “el airecito” se emiten hasta los fines de semana y, a diferencia de la época de oro del canal entre 2011 y 2015, solo dependen de “Mentiras verdaderas” e “Intrusos”.
Con todos estos antecedentes y bajo estas condiciones: ¿Para qué privatizar TVN? ¿Para que terminen vendiendo sus estudios, el equipamiento y el personal a Secuoya como el ex canal católico? ¿Para llenar la pantalla de ególatras, narcisistas y gente con más cuero que cerebro como el ex canal de Ricardo Claro? ¿Para cerrar departamentos de prensa y depender únicamente de los restos de farandulismo como el canal del “fantasma”?
Pensemos además de que en el canal público no hay regalones como en los otros canales a quienes se les perdona todo: Mega tiene a Karol Lucero y a Maldonado, Canal 13 tiene a Raquel Argandoña, La Red a Claudia Schmidt y a Catalina “estoy contra el ciberbullying pero igual escracheo a mis ex colegas” Pulido y CHV tiene a Daniela Aranguiz. ¿Asi cómo vamos a tolerar la TV privada?
Por eso, con sus altos y bajos, hay que valorar un canal como TVN. Ellos están trayendo de vuelta la música en vivo a la TV abierta con los artistas de primer nivel que han ido tanto al matinal como a “Rojo” -¿habría tenido Denise Rosenthal cabida hace 7 años?-, asi como también potentes y notables entrevistas en “Llegó tu hora” y los reportajes de “Informe especial”.
No, no quiero que privaticen TVN. Eso sería entregar la TV chilena y su dignidad -si es que todavia no la pierde del todo- a empresarios que lejos de crear contenido como sucede en USA y Europa, solo se preocupan de los números azules y de las financias. ¿O tengo que recordar que el 13 en medio de los despidos masivos quiso echar al equipo de “Lugares que hablan” y que si no fuera por Pancho Saavedra estaríamos contando otra historia?