Llegamos a las últimas semanas de campaña. La alegría del NO se enfrentaba a la nueva arma que la campaña oficialista recurriría para intentar ganar electores: La guerra sucia. Si bien ya desde sus primeros capítulos usaron la confrontación, esta de un tiempo a ese derivó al insulto, al agravio, a la edición maliciosa y también a la mentira.
A continuación, vamos a analizar las mil y una falacias a las que el SI recurrió para intentar convencer a los televidentes del programa de media hora que “el país ganador” podía convertirse en “el regreso de los marxistas”.
El vocero de la mentira
El impacto que fue ver a un grande del periodismo y de la televisión como Patricio Bañados -quien como recordamos, vivió varios episodios de censura mientras trabajaba en Teleonce, fue marginado y hasta ese momento en nuestra televisión solo aparecía en los comerciales de Margarina Krona- fue gigante. Fue la palabra precisa de todo lo que muchos querían oir durante 15 años, y la meta de igualarlo por parte del SI era lejana, por no decir imposible.
En primera se habían contactado con Juan Guillermo Vivado para conducir el espacio del “país ganador”, sin embargo, según recordó en 2008 al programa de Canal 13 “TV o no TV”, el entonces conductor de “Informe Especial” se negó diciendo: “Ustedes quieren que la credibilidad que yo tengo se me vaya en un segundo”.
Después sondearon varios nombres, escogiendo tres. El mayor protagonismo se lo llevaría Hernan Alberto Serrano, un desconocido lector de noticias -que hacía de las suyas en las ediciones de fin de semana de “60 Minutos” en TVN a comienzos de los 80- que, cual 007, tenía licencia para insultar, agredir y amenazar a los de “la franja de al lado”. En menor medida aparecerían la periodista Carmen Gardeweg, entonces conductora de un programa de conversación en Canal 11, y el ex alcalde de Santiago Carlos Bombal, el mismo que en 2005 luego de perder el senado en la VIII Costa optó por retirarse de la política.
Volviendo a Serrano, su virulencia y su imagen que a muchos recordaba a los teleevangelistas de la época que aparecían sagradamente cada mañana en TVN, con frases como “en Cuba la alegría llegó, y nunca más nadie votó”. Sin embargo, en las últimas semanas de campaña, se demostró que tenía su tejado de vidrio: Fue detenido por consumo ilegal de cocaina en el centro de Santiago. En la formalización dice que la adicción la adquirió cuando estaba radicado en Estados Unidos y que hasta ese momento no la pudo dejar. Bueno, para dictar clases de “moralidad” hay que tener perso.
La emboscada que termina mal
En el programa del NO, uno de los momentos más emotivos llegó por parte de la señora Olga Garrido, quien contó su testimonio de cómo fue secuestrada de su hogar por los Civiles No Identificados, quienes la llevaron a un sitio eriazo con los ojos vendados, para posteriormente ser torturada y vejada. Acto seguido aparece Carlos Caszely fundamentando su voto, para luego cerrar: “…porque esta humilde mujer es mi madre”.
¿Qué hizo el SI? Llevó a tres mujeres para intentar hacerle la desmentida a Garrido, diciendo que todo lo que le pasó fue porque “traía dólares” y porque tenía “problemas con la justicia”, invitándola a decir la verdad. Ellas tres fueron presentadas como vecinas de la progenitora del “rey del metro cuadrado”.
La verdad solo tardó horas en imponerse: Un diario se contactó con las vecinas reales de la señora y dijeron que ellas no eran conocidas en el barrio donde vivían. Pero eso era solo el comienzo: Se supo posteriormente que eran tres simples mujeres que se prestaron para la emboscada. Y más: El coronel Odlanier Benavente reconoció a una de ellas de nombre Carmen Durán, diciendo que se robaba los fondos de los apoderados de un colegio del cual era tesorera.
Y aquí no se termina la historia. Porque el mismo coronel en retiro confirmó la existencia de las torturas en dictadura: “(…) hay mucha gente que no lo cree, pero con los antecedentes que yo tengo, puedo afirmar que la tortura ha existido y todavía existe”. De esta manera, el episodio terminó de mala manera para los intereses del SI ya que no solo habían sido descubiertos en tamaña artimaña de meterse con la madre de Caszely y relativizar su testimonio, sino que consiguieron además un testimonio de lo que ellos querían callar.
Los temibles operarios del recontraespionaje
En un episodio se recabó el testimonio de Andrés Shipley, un trabajador del cobre quien fundamentó los motivos de su voto negativo. Era una filmación como cualquier otra, sin dar a conocer mayores antecedentes.
Sin embargo, dos días después en la franja oficialista se emitió el mismo fragmento revelando su nombre, cargo funcionario, sueldos, gratificaciones, número de hijos y valor del dividendo que pagaba. De inmediato se reveló la sospecha: ¿Quienes son estos “profesionales de las comunicaciones” que, en solo minutos y con la sola imagen de una persona, pueden recabar antecedentes de la misma incluso confidenciales? ¿Cómo habrán accedido a la información que Codelco Chile se supone que guarda bajo siete llaves?
De otra manera, no se explica que ellos puedan saber tanto.
El “acuerdo del NO con Cuba”
“Estas son imagenes de La Habana, capital de Cuba, miserable, vieja; a esta ciudad la alegría llegó en 1958 y se quedó para siempre, porque cuando esta alegría llega se queda para siempre”. Con esta frase, se daba inicio a otra de las falsedades antes de la era de las “Fake news” cortesía del SI: El “Pacto del NO”.
“Entre abrazos, discursos y homenajes revolucionarios, los socios de la nueva Unidad Popular, especialmente los que fueron a recibir órdenes como Don Radomiro escucharon las instrucciones de Fidel”. Se mostraba a personeros de oposición como Jorge Lavandero, Radomiro Tomic, Hortensia Bussi de Allende y Pascal Allende en una mesa junto al dictador cubano. ¿Cuál era el mensaje? Especular la existencia de un acuerdo entre la Concertación de Partidos por el NO y el gobierno caribeño para que el comunismo llegara con todo.
“Y tomados, pero bien tomados de las manos, juraron cumplirlas. Ahora… ¿Sabe quién manda entre los socios del NO?” cerró la locución. Lo cierto es que esas imagenes que se emitieron, junto con otras que salieron en la misma franja a inicios de campaña, se trataban de una romería que se le hizo a Beatriz Allende en 1985, asi como también a una conferencia sobre la Deuda Externa a la cual acudieron incluso miembros de la Dictadura.
Para el cierre, el Generador de Caracteres decía: “Este material fue proporcionado por Avanzada Nacional”. Ahi, mencionado que quien obtuvo las imagenes era el partido de Álvaro Corbalán que creó el genocida para pasar como demócrata, perdió toda la seriedad.
La truculencia made in Derecha
En otro de los últimos capítulos se pudo ver las palabras de una señora con su hijo en brazos. “Este es Robertito, mi hijo menor, que nació después de que murió mi marido. No alcanzó a conocerlo. Roberto nunca ha dicho papá”, iniciaba el testimonio.
“El cuerpo que yo adoraba, su cara que yo miré tantas veces, no quedó nada. Estaba hecha mil pedazos. Eso no es nuestro, no es de los humanos” siguió entre llantos. “Que tengamos un país tranquilo, donde mis hijos van a vivir tranquilos. Donde los hijos de mis hijos van a poder decir papá, porque a ellos se les quitó la felicidad inmensa de decir papá. No importa mi sacrificio”, siguió.
Con el primer plano de la señora inundada en un mar de lágrimas cerró el testimonio. Se trataba de las palabras de Bernardita Guerrero, viuda del Capitán de Ejército Roberto Goycoechea.
Lo cierto es que al exhibir este testimonio se presentó al fallecido como víctima de un atentado terrorista, sin embargo, él murió en un accidente aéreo producido el 6 de diciembre de 1984 en Chiloé. El helicoptero que piloteaba precipitó a tierra, por lo que perdió la vida junto a otros dos tripulantes. El hecho fue conocido porque el vehículo formaba parte de la escolta de Pinochet.
Los familiares del capitán Goycochea manifestaron públicamente su repudio al uso político de la muerte del pariente. Además, el Diario La Época se contactó con Guerrero, a lo que la viuda respondió que “no mencioné que fue un accidente porque encontré que estaba demás”.
La truculencia fue habitual en el programa oficialista, puesto que también se presentó el testimonio de un hombre calcinado y a una mujer en silla de ruedas, además de imagenes crudas durante la parodia al jingle del NO.
Estos hechos, sumados a las reiteradas burlas a la campaña y al insulto falaz por parte de los defensores del SI, demostró que ellos mostraron la hilacha de principio a fin.