Desde que falleció Flávio Cavalcanti (Petrópolis – RJ, 1923 – SP, 1986), sus viudos, en todo el Brasil, padecen el Síndrome Rompe Discos. 32 años después y con mucho prejuicio, hacen críticas inconsultas sobre cantantes y músicas en todo el Brasil. Salvo al Funk Carioca.
Antes de conocer el Síndrome Rompe Discos, hay que saber el origen de esta plaga que afecta a los críticos musicales en el 97% de géneros musicales en el Brasil.
Flávio Cavalcanti, un creativo, Presentador de Radio y TV, Músico y dueño frustrado de una disco, tuvo una trayectoria con más luces que sombras, en sus tres décadas y media, que comenzaron en 1951, en la TV Tupi y terminaron en el SBT, en 1986, con su muerte. Él era un antiroquero de pura cepa y defendía a capa y espada la MPB de raíz auténtica, razón y origen de jurados de bloques de talentos principiantes (en portugués, Show de Calouros).
A pesar de su infame apoyo a la Dictadura de los Años Plomizos, él tenía la costumbre de criticar y romper discos de vinilo, atacando canciones que, a su juicio, eran mal interpretadas.
A su programa muy famoso en 1973, la infame Censura Federal, lo dejó 60 días alejado de la TV, es decir que no pudo hacer sus ocho programas.
Como todos saben, el Síndrome Rompe Discos, es un síndrome que ataca a los críticos que critican sin fundamentar, premiaciones musicales, canciones y músicos en Brasil.
José Luiz Datena, de la BAND, fue la 1ª víctima sin derivación fatal de este burdo síndrome.
Otros periodistas, del Grupo Record y de la Folha, fueron afectadas en gran medida por esta enfermedad militante.
En Chile, tenemos dos casos: el bailarín de ballroom moldavo Neilas Katinas y actor y pseudo crítico Vasco Moulián.
Para evitar la infame enfermedad, hay que escuchar todo el disco, ver la presentación musical y luego, hacer la crítica, de forma justificada.