Tenemos varias razones para odiar a la farándula chilena, ese género que según sus detractores es “lo más democrático” que hay pero que en la práctica resulta ser más cercano a los régimenes totalitarios más que a una democracia. Ups, esto tomó ribetes políticos, pero no es una cuestión de izquierdas o derechas lo que hablaremos a continuación, sino que de la principal razón por la cual su servidor le tomó una rabia tremenda a dicho estilo televisivo: Los “falsos cantantes”.
Estos “improvisados” son gente farandulera que se tiró a cantar sin tener aptitudes artísticas ni morales para tal fin. Lamentablemente y gracias a los “sueldos de Madonna” ellos facturaron la millonada que debería ir a los cantantes de verdad, a los que ganan premios importantes y quienes desfilan por los programas de la televisión de calidad en USA y Europa, asi como a los créditos nuestros que son mejor valorados en el extranjero que acá. Los siguientes son solo algunos ejemplos:
Kenita Larrain y su “Mundo sin ti”
Fines de 2011, la televisión chilena todavía no superaba el luto de la muerte de Felipe Camiroaga, sin embargo le dieron como violín en mariachi a la falsa carrera como cantante de María Eugenia Larraín. Ella era una modelo que solo fue conocida por ser “la pareja de…”, facturar con aquello y con todo eso lanzar una carrera como intérprete poco seria.
Por aquel entonces lanzó “Mi mundo sin ti”, un tema que en realidad pertenece a la “triunfita” Soraya Arnelas. La promoción descarada y el intento de posicionar a esta falsa cantante fue tal que incluso en “Secreto a voces” mostraron su proceso de grabación… ¡Como si se tratase de una Beyoncé! Incluso hicieron flashmobs y le preguntaron su opinión a los radialistas de la época. Todo mientras Katy Perry imponía cinco temas suyos en lo alto del Hot 100; sus colegas como Britney Spears, Kesha, JLo y Britney Spears le peleaban las listas de éxito y Manuel García, Fran Valenzuela, Javiera Mena, María Colores, Gepe, Camila Moreno y otros daban que hablar en España. De hecho, estos últimos mencionados fueron los que más sufrieron con la marginación por parte de la TV abierta, ya que se tuvieron que conformar con programas de cable.
Lo más vergonzoso vino de parte de TVN: Tuvieron el “toupé” de llamarla como “hit del momento” siendo que ni siquiera se mandó a ninguna radio, no contó con el respaldo de ninguna disquera y ni siquiera grabó un disco.
Daniella Chavez y su autotune desafinado
Como si el carnaval de mal gusto continuase, en el verano de 2016 apareció en el matinal de Canal 13 “Bienvenidos” Daniella Chavez, conocida por sus fotos desnuda y por pelear contra medio Twitter. Se lanzó para cantante causando la mofa, no hubo pocos quienes la defendieron diciendo que “era su negocio”.
Sin embargo, ahi presentó una de las dos canciones que tiene, donde se notó las evidentes deficiencias en cuanto a calidad musical. Un sample dance genérico y un autotune desfigurado donde se notó la desafinación de la blonda hasta cuando hay que camuflarlo. Pese a todo, el GC del espacio del ex canal católico rezó que era “un hit”. Lo mismo de Kenita: Sin pretensión alguna de una carrera seria ni el respaldo de una disquera, le quitó el trabajo a los profesionales.
Marlen, no es lo tuyo…
El colmo de la ordinariez al que la farándula chilena somete a sus televidentes queda aún más de manifiesto cuando difundieron la intención fallida de Marlen Olivarí, ex musa de Kike Morandé, de meterse en un mercado discográfico chileno que va camino a ser tierra fértil.
Ella también quiso su tajada, pero le faltó el profesionalismo y la seriedad: Su voz intervenida por la magia de los computadores le pasó la cuenta y más encima no contrató productores musicales (como lo hacen la mayoría de las divas pop, como el caso de Britney Spears con Max Martin o Katy Perry con Greg Wells) sino que compró una música de librería. Asi y todo, se paseó por todos los matinales presentada como una artista casi a la altura de Rihanna.
Quienes escuchamos música, vemos a nuestros artistas favoritos haciendo performances icónicas y memorables en grandes premiaciones y programas televisivos, nos sentimos ofendidos cuando la televisión de nuestro país no se centra en cantantes profesionales ni en los nuevos talentos que salían y que buscaban una oportunidad, mientras ellos tenían terreno libre para hacer como que cantan sin una pretensión seria por detrás.
Y lo peor es que eso trajo consigo una pérdida de la cultura musical del cual, si bien “Rojo” y los fenómenos de Mon Laferte y Camila Gallardo están trabajando para tal fin, va a costar mucho reponerse de este descalabro.
Lo único que me queda por preguntar es: ¿Sabe cuánto habrá costado la carrera falsa como cantante de Kenita Larraín? ¿Por qué ellas y otros, y no los que si tenían dedos para el piano? ¿Cuánta plata se habrá ido en ellas y ellos, que se pudo invertir mejor y con mayor inteligencia?