En LUN, Leandro Penna justificó sus patinazos en “Pasapalabra” diciendo que “No voy a demostrar mi capacidad intelectual (…) Soy malo, pero eso no significa que no pueda ir al programa”.
Increíblemente hay gente que se enoja cuando decimos lo que los farandulitos son: Gente sin estudios, sin talento, sin aptitud alguna, pero que la televisión abierta recurrió por muchos años a ellos para subir su audiencia a costa de un mal gusto y un olor a cizaña alimentada durante varios años. Eso se tradujo en una merma de la calidad de los distintos programas y, en consecuencia, la gente terminó optando por el cable y por Netflix.
Gente como Leandro Penna terminó dándose a conocer como lo que son, y en su entrevista al diario, glorifica de su status de poco capacitado en algunos temas. Y cómo lo va a estar si su rol es entretener, y a baja altura.
Lo peor es que su presencia terminó opacando y en el peor de los casos marginando a la gente que si debería tener presencia en igualdad de condiciones y de remuneración por parte de la pequeña pantalla. ¿Por qué gente como él y no otros? ¿Es que acaso en los famosillos actuales solo podemos encontrar gente tonta? ¿Donde vamos a encontrar a personas inteligentes, sabias y con manos limpias?