A nadie le gusta salir escracheado en los diarios. Es un desagrado tremendo ser insultado por un medio de comunicación, sea del tamaño que sea, solo porque piensas distinto al dueño del sitio o porque te atreviste a cuestionar sus malas prácticas laborales y empresariales.
Eso le pasó a varios en los tiempos farandulitos de la tele. El fallecido Felipe Camiroaga fue tan escracheado por esos programas que lo pifiaron en el “Copihue de Oro”, oportunidad en la que en lo personal abrí los ojos acerca de lo nefasta que era la farándula chilena para nuestra tele, y que después de la tragedia consabida del Casa 212 todos le pidieron disculpas y lo lloraron. De qué servía. Luego Amaro Gomez-Pablos fue tratado de lo peor en “SQP” por su columna en la que criticaba el farandulismo, lo mismo para Anita Tijoux y el tristemente célebre “carita de nana pero bonita” de Francisca Merino. Y lo más reciente fue “Intrusos” tirandose como hienas contra Luis Gnecco, con la ex chévere Catalina Pulido tratándolo de “cara de nalga” y al día siguiente hablando de lo terrible que era el ciberbullying. De la peor comedia.
Y ahora le tocó a Rayen Araya. No con un sitio ni programa farandulito sino que con Radio Bio-Bio. Todos los que pasaron por esa estación no guardan buenos recuerdos de su trabajo ahí, ya que es un secreto a voces las condiciones deplorables a las que Tomás Mosciatti somete a sus empleados. Todo el círculo periodístico lo sabía, pero la ex conductora de programas como “Extra Jóvenes”, “Pantalla Abierta” y hoy locutora de Súbela Radio lo visibilizó, y tuvo que ser víctima de cómo la emisora penquista hizo todo lo que estuvo a su alcance para desacreditarla. Incluyendo la calumnia y el agravio a través de su sitio de internet.
Hoy, que el fallo fue desfavorable en parte contra Rayen, el sitio publicó un aberrante artículo en el que dan a conocer el fallo y cuestionandole su título de periodista. Para empezar, muchos ejercen el oficio sin tener título y varios de ellos lo hacen hasta mejor que los que si lo tienen. Como es el caso de Juan Manuel Astorga que sin poseer el cartón ha demostrado no ser blando con ninguno, aún trabajando para la televisión privada. Lo mismo para la ya citada. No asi para Tomás Mosciatti quien no es periodista sino que abogado (caso similar por ejemplo al argentino Eduardo Feinmann), que se las da de fiscalizador de los tres poderes y que pontifica acerca del correcto funcionamiento de la prensa, los organismos estatales y las empresas privadas, pero que dentro de su propio terreno no ha sido capaz de dar el ejemplo.
Entonces, la seriedad empieza por casa. Si Mosciatti es capaz incluso de ningunear a TVN cada vez que puede (aun cuando Nibaldo Mosciatti hijo pasó por “El Mirador” en sus primeros años) por su crisis a tal punto de mandar a sus periodistas a escribir notas con bastante mala leche, también fue capaz de usar todas sus bajísimas armas para atacar a Rayén luego del fallo. Lamento decir que así no se construyen medios decentes y pasas a la segunda división.
Por lo mismo, nosotros como medios tenemos la labor de hacerlos de una manera seria, desde una perspectiva social pero también cuestionando todo lo que sucede a nuestro alrededor. En nuestro caso, como sitio de televisión, fiscalizamos cualquier despropósito de la TV chilena y proponemos posibles soluciones, asi como también cuestionamos los habitos de consumo de los televidentes y las decisiones editoriales de cada canal. Y tratamos de hacerlo bien para ser un sitio de referencia, mejor hecho y con parámetros éticos que superen a nuestras competencias.
En el caso de Radio Bio-Bio… ¿Esos cánones éticos fallaron? ¿O solo son usados cuando conviene? Porque para atacar a Rayen Araya son capaces de mandar su línea editorial de vacaciones indefinidas a Madrid. Y eso los pone más a la altura de Limalimon o Glamorama que de La Tercera o El Desconcierto.