Hoy fue una de esas noches que de seguro será recordada por varios años más. Con espectáculos que estuvieron a la altura de lo que es un Festival de Viña y que permitieron a los asistentes disfrutar, cantar, bailar y reír hasta decir basta.
En el primer turno Marco Antonio Solís cautivó a sus fanáticas con un show de poco más de 2 horas de duración repasando todos sus éxitos que lo han convertido en un intérprete de masas en nuestro país. La performance del” Buki” en el escenario se puede comparar con una especie de Dios de la Música que a través de sus canciones y su presencia logra cautivar hasta aquellos que no son sus fanáticos. Se instala por el momento entre los mejores shows de esta edición junto a Wisin y Yandel, Raphael y Marc Anthony. Bien merecida las llaves de Viña del Mar.
En el segundo show Jorge Alís dio una clase magistral de cómo hacer humor de actualidad, con crítica social y haciendo un scanner de cómo somos los chilenos en la actualidad: Arribistas, xenófobos, homofóbicos y ladrones. Se agradece lo pulcro de su espectáculo, con escenografías simples pero muy bien logradas y un libreto que funcionó a la perfección. No se notó que estuvo sin voz durante las últimas 72 horas. Este show lo catapulta como uno de las mejores rutinas en la historia del Festival de Viña, si es que no es la mejor de todas.
El show post Alís era difícil, en la última pausa antes de Carlos Rivera se vio un éxodo masivo de asistentes e hizo creer que el mexicano cantaría en familia lo que afortunadamente no ocurrió. Gratísima sorpresa. Da para pensar que de aquí a un par de ediciones puede volver al festival y quizás abrir una de las jornadas.
Lo mejor : Jorge Alís
Lo peor : No hubo puntos bajos
Daniel Manriquez M.