La ficción española la lleva, sea en el formato que sea o de la forma que uno prefiera. Los ibéricos después de años dormidos entendieron mejor que nadie que el negocio televisivo chileno no se sostiene a punta de peleas entre mediáticas o del nunca bien ponderado “polígrafo” o “detector de mentiras”, y menos repitiendo el esquema de “Gran Hermano” año tras año.
Lo que la rompe allá son las series, género que en los dosmiles fue insólitamente postergado y que en este tiempo ha sido uno de los formatos que da mayor rentabilidad en las pantallas de la tierra de Víctor Manuel. Realmente Atresmedia fue visionario cuando logró el acuerdo con Netflix ya que han creado fenómenos como “La casa de papel”, sin precedentes en la historia televisiva.
La gigante del streaming además eligió a España para instalar su primer hub europeo de producción audiovisual, inaugurando en abril la sede Tres Cantos en Madrid. El mismo camino siguió Viacom International Studios que abrirá una sede para apoyar con contenido a sus canales de TV paga.
No fue magia: Atresmedia apostó fuerte por las series y desarrolló un terreno fértil para la producción de contenido que hoy sobresale en el mundo entero por su calidad y contenido. Según un estudio de la firma PriceWaterhouseCoopers, en 2015 solo se estrenaron 38 series originales, en 2016 la cifra creció a 40, en 2017 45 y en 2018 se llegó a 48 producciones.
Este año la ficción española tendrá su peak, pero todavía sin alcanzar a la TV estadounidense: Este año se han estrenado 15 series originales españolas, entre estrenos y nuevas temporadas, y en lo que resta de este 2019 se espera que lleguen a todas las pantallas 63 producciones. La especialidad de la casa son los “thrillers policiacos”, seguido de la comedia y los dramas, incluyendo las biopics y las historias de época.
Qué duda cabe: Los españoles saben de antemano hacia donde va todo y en vez de exprimir lo mismo año tras año se dedicaron a innovar, no solo llevando estrellas de la canción a sus programas de entretenimiento o hablando de la situación política, sino que creando historias que generan cercanía e identificación en el mundo hispano o angloparlante. Lo que nos perdimos por acá por andar faranduleando.