Muchos han fijado como punto de inflexión para el deterioro de la televisión chilena el año 2001 cuando surgen los programas faranduleros y surge la cultura dedicada a ella, así como la creciente reducción de presupuestos en los proyectos de los canales producto de factores externos a la televisión (Crisis Asiática) como internos (mala administración de los canales, competencia por parte de la televisión por cable)
A pesar de que muchos de estos datos son correctos, creo que hay otro factor menos analizado y que pretendo enarbolar en esta columna que pudo haber marcado el deterioro de la televisión chilena, y hay que trasladarnos a mediados de la década de los 90s.
La televisión chilena vivía sus años más exitosos, alta sintonía, gran facturación de la calidad de sus programas, una extensa red de cobertura proporcionada por todos los conpetidores importantes, amplias utilidades por parte de las dos principales estaciones que generaban remanentes a su matrices (el Estado y la Universidad Catolica), sumado a que importantes figuras de la televisión de nuestro país tenían fama internacional, como Don Francisco o Cecilia Bolocco. El ambiente era el propicio para salir al mundo, para competir de par en par con otros mercados.
Para mediados de 1994, se anunció por la prensa que las dos principales estaciones: TVN y Canal 13 se unirían para generar en conjunto un proyecto de señal internacional, si bien TVN ya tenía su señal para otros países desde 1989, este proyecto iba a ser mucho más ambicioso. No solo se limitaba a ser una estación que proporcionaba televisión para los compatriotas avecindados en otros países, sino una interesante vitrina de la programación nacional en los más variados mercados. Ya era ampliamente conocido los proyectos europeos de televisión internacional (la DW alemana, La TV5 francesa que son sociedades de las estaciones públicas para generar una señal internacional conjunta) como tambien el exitoso caso argentino de canales como Telefé o América TV que convirtió en fenomenos internacionales a programas tales como Grande Pa, Chiquititas, VideoMatch y Caiga Quien Caiga. Era pues la oportunidad dorada para superar el espectro nacional y poder generar contenido a varios millones de telespectadores a lo largo del mundo. Infelizmente el proyecto no prosperó, y UCTV lanzó su propia señal compitiendo con TV Chile, dedicados a la retransmisión del contenido interno y más bien enfocados a las comunidades nacionales residentes en Chile. La señal internacional de Canal 13 acaba debido a la crisis económica que afecta a la cadena a fines de los 90s.
Chile tuvo pues el impulso de poder generar un contenido atractivo y capaz de competir con otros mercados, existía el know how, presupuestos y figuras potentes para impulsarlos, pero decisiones erradas, poca visión a futuro y el tan profundo provincialisno chileno erosionaron una política que podrían incluso haber sido un salvavidas para la televisión chilena. Un país como Colombia, que a mediados de los 90s no tenía una televisión superior a la nuestra vivió importantes modificaciones que motivaron a la generación de contenido no solo atractivo para sus compatriotas, sino capaces de alcanzar figuración en toda la región e incluso al mundo entero. Mientas que en Chile solo pensabamos en atraer a nuestro público.
Nos faltó mundo, nos faltó creernos el cuento, nos faltó ambición, y al final entramos en una decadencia larga que nos tiene postrados, con una industria deprimida y sin ni siquiera atraer al público interno.
Hugo Cares
La televisión me gusta por rebote, me interesa conectar la importancia de la televisión como un medio masivo y sus nexos al poder.