El sábado pasado se desarrolló una nueva Marcha del Orgullo LGBTQ, cuestionada por las marcas que se aprovecharon para venderse como “gay friendly” y por el tinte “comercial” de ellas. Sin embargo, otro de los factores más repudiables es la “apropiación” de lo que queda de la farándula chilena de estos temas.
Verán, la aparición de Ariel Levy -cuestionado por su apoyo a Nicolás López, cineasta acusado de acoso sexual- y de Karol Lucero -misógino por oficio y quien ha aparecido de escándalo en escándalo, y lo que es peor, plenamente respaldado por su canal Mega- en si generó repudio porque ellos no representan en general a la Comunidad. Sin embargo, la gota que rebasó el vaso fue el desafortunado comentario de la chica reality Lisandra Silva, quien se mostró orgullosa de que le hayan pagado por sumarse a la marcha, declarando “A veces somos tan, pero tan afortunados de que nos paguen por lo que nos gusta hacer. No te sientas mal. Regocíjate”.
Cuando esta gente ligada al farandulismo intenta apropiarse de las causas sociales, sobre todo de personas que tienen toda mi admiración y respeto por el mundo y la sociedad hostil en la que viven y con el neofascismo floreciendo como la espuma, logico que puedan pasar estas cosas. Y es que no hay personaje en farandulandia que sepa realmente qué vive un Gay, Lesbiana, Transexual o Bisexual. Nadie. Ni siquiera conocen la historia de Nicole Saavedra, asesinada por su orientación sexual, ni la de Daniel Zamudio cuyo crimen motivó incluso a una galardonada serie que transmitió TVN.
¿Gente con más prontuario que carrera es la que apoya a la Comunidad? ¿Por qué ellos y no otras personas que son más sanas y talentosas como Cami o Denise Rosenthal, que si cuentan con una base de fanaticos más pronunciada y que los masacran sin apelación en cuanto a calidad humana y artística? Los famosillos figureteando en cuanto coctel o marcha aparezca sin tener idea de lo que están proponiendo son peor que cuando hacen su especialidad de los tongos. Dudo mucho que a la señorita Silva le den el “GLAAD Award” que es el premio de una organización Pro-LGBTQ a las personas famosas que apoyan sus causas y que ya ha reconocido a personas como Demi Lovato, Christina Aguilera y Britney Spears. No creo tampoco que a López o a Levy, conociendo lo que son y lo que representan, reciban el mismo Premio de Human Rights Campaign que se le dio a Katy Perry hace un par de años. Tampoco pensaría que la cubana haría un video tan crudo y tan certero como el que hizo Madonna donde recreando la masacre de la Discoteque Pulse pidió el fin de la flexibilización del Control de Armas que ha sido más problemas que beneficios en los Estados Unidos.
¿Sabrá ese trío lo que sufre un LGBTQ cuando es discriminado por esta sociedad tan penca en la que somos sometidos? ¿Sabrán lo que es ser juzgado o estereotipado por escuchar un tipo de música o por usar una ropa de un color determinado? Tal vez no. Por eso la colectividad necesita buenos referentes, que den el ejemplo y que además sean “unos amigos en los que puedan confiar”. Dudo que ese tridente de la nefastez lo sepa a menos que necesiten del “pink money”.