Hace pocas semanas, el propietario y director de Radios Bio Bio Tomás Mosciatti publicó una dura columna en contra del proyecto del Partido Comunista para la reducción a 40 horas laborlables por semana. Este comentario fue retuiteado nada más que por Andrónico Luksic Craig, propietario del 100% de Canal 13.
Queda en evidencia que los dueños de los principales medios de comunicación en Chile no son imparciales en estas posiciones, pero ¿los medios que controlan siguen los principios de sus propietarios?¿existe la amenaza en Chile de que unos pocos puedan controlar la agenda de unos muchos?
Chile no queda afuera de los países en donde existe una altísima concentración en la propiedad de medios en pocas manos, esto en un principio que constituye una seria amenaza a la información libre y balanceada de los ciudadanos. El problema de la concentración de medios incluso afecta a los países más desarrollados, el New York Times ha catalogado a Rupert Murdoch, dueño de Fox News, The Sun entre otros medios, como una verdadera amenaza a la democracia de los tres países en que Murdoch tiene injerencia directa; Estados Unidos, Reino Unido y Australia. Todos estos países han vivido ultimamente procesos electorales donde la posición de los medios se ha encuadrado con las de su propietario y han encauzado en el triunfo electoral del Brexit en el Reino Unido, de Donald Trump en Estados Unidos y del Partido Liberal (contradictoriamente a su nombre de tendencias conservadoras) en Australia, muchos de esos triunfos han sido objetados moralmente por la divulgación de informacióm falsa.
¿En Chile estamos libres de tal amenaza?
Primeramente, desde mi punto de vista no veo una consistencia entre los dueños de los medios y la agenda editorial de estos últimos, sin dudas que a veces queda la sensación de que los canales pueden ser proclives a ciertas tendencias ideológicas o que son más blandos con x gobierno que con y gobierno, pero personalmente no les atribuyo un gran obstáculo a las decisiones libres de los ciudadanos. Incluso puedo decir que los antiguos propietarios de estos medios (TVN en la UP y especialmente en la Dictadura, Canal 13 bajo la tutela de la PUC y Mega bajo Ricardo Claro) influian de mayor forma en las concepciones editoriales de los medios, el caso más evidente era la oposición de Canal 13 y Megavisión de emitir las campañas de prevención del SIDA debido a los principioa éticos y morales de sus propietarios.
De todos modos no debemos respirar tranquilos, la amenaza está siempre latente. No ha existido gobierno en Democracia que haya amenazado el derecho a la propiedad o que haya presentado una Ley de Medios que regula la concentración de los medios, valgamonos otra vez de los ejemplos, cuando la Venezuela de Chavez y la Argentina de los Kirchner propusieron la limitación a la propiedad de los grandes medios, estos impulsaron serias campañas de desprestigio a los gobiernos, llegando incluso al extremo de que los principales medios de televisión venezolanos (RCTV Y Venevisión) apoyaron el fallido Golpe de Estado en contra de Chavez en abril de 2002. Reitero, en Chile el peligro no existe porque la amenaza aun no está activada.
Por último una apreciación personal, para nada es ilícito que los medios de comunicación masivos adopten una posición ideológica, es más, es sano para el debate democrático que tengan una posición más clara, lo que si constituye un grave peligro es que estos medios solo pertenezcan a una parte de la opinión pública y que concentren la gran parte de los medios que realmente influyen en la vida diaria de los chilenos (evidentemente que se valora la presencia de portales independientes, pero no son lo suficientemente masivos), ese el el gran desafio, generar un medio conformado por sectores sociales aparte del gran poder económico y que sea altamente masivo, y que tampoco amenace la propiedad de los grandes medios, no creo que por la expropiación y la amenaza se puede genera una sana convivencia democrática ni tampoco una sana pluralidad de medios donde los ciudadanos puedan elegir su medio favorito segun sus convicciones