Se discute en estos días sobre la formula que propone TVN para su prometida estación cultural que ahora se establecería como un servicio OTT y no a traves de un canal especial como había prometido el gobierno anterior. El tema es el siguiente, ¿que definimos como cultural en la televisión?
En los ultimos años han proliferado programas que se amparan bajo la denominación “cultural” que resaltan las tradiciones no intanglibles de un determinado sector, quiere decir las demostraciones no concretas, apuntamos a las comidas, folclore o personajes típicos de pueblos, barrios y localidades. El otro tópico sobreexplotado es el de personalidades que emprenden viajes a diversos parajes del mundo dando a conocer datos de los lugares que recorren pero que no pasan de las manifestaciones tipicas de los parajes que recorren.
Poco más allá de eso es poco lo que se puede resaltar salvo “City Tour” con sus apuntes de arquitectura, urbanismo y arte o los reportajes científicos de Andrea Obaid.
Por decadas Mario Kreutzberger recorrió Chile y el Mundo haciendo reportajes similares a los que hoy se emiten de manera tan efusiva los fines de semana, y nadie se atrevía a denominar a los espacios de Don Francisco como culturales, ¿que pasó en el intertanto?
En los setenta y ochenta existía una visión elitizada sobre lo que se denominaba “cultura” por televisión, esta implicaba princupalmente a lo que se denomina Alta Cultura: recitales de musica clásica, Ballet, semblanza y biografías de grandes artistas, Historia, etc. Poco a poco se extendió el concepto cultural a otros temas como geografía (“La tierra en que vivimos” y “Al sur del mundo”), ciencia, salud y tecnología (los reportajes de Hernan Olguín) y realidades nacionales e internacionales (“Informa Especial” y “Temas”) pero aun la cultura se miraba más bien bajo una mirada muy clásica y academizante del concepto. Solo en las últimas decadas la cultura se alejó de las manifestaciones más doctas y se ha expandido a mostrar tradiciones menos evidentes, pero que terminan amparandose en la mochila cultural.
Para algunos se ha trivializado la cultura en un grupo de programas muy similares entre si en cual su propósito más bien parece fomentar el turismo de los lugares que visitan en vez de proponer contenido cultural, para otros es la demostración clara de que las personas si consumen contenido denominado cultural en televisión. Pero, ¿que sucedere cuando La Red ha realizado interesantes tertulias sobre Historia con académicos de renombre para analizar procesos de la Historia? Las audiencias disminuyen dramaticamente, entonces queda en entredicho cual es el contenido cultural que la gente quiere ver.
Lo sano es que lo que se denomine televisión cultural no se encuentre monopolizado por figuras televisivas que realizan preguntas triviales para salvar el mote de “televisión con contenido”, pero tampoco signifique estar todo un día entero con discusiones sobre la importancia de los escritores rusos del Siglo XIX, la televisión por naturaleza debe ser masiva, y ejemplos de programas que consisten en temáticas culturales más densos los hay y exitosos, por un lado programas como los ciclos de Hernan Olguín o los geográficos antes nombrados consiguieron el respaldo del público, como en los noventa fue la oportunidad de ampliar temáticas como el cine (“Cine Video”) y literatura (“El Show de los libros”) tambien tuvieron gran figuración, tambien es muy popular hasta el día de hoy “City Tour” y no olvidar el programa de culto donde se lleva a una conversación profunda a artistas, escritores y filósofos: “La belleza de pensar” de Cristian Warken.
Es hora que los ejecutivos se atrevan y no solo piensen que la televisión cultural sean unos viajeros probando comidas, pero tampoco que sea solo reiteradas transmisiones de opera en el Municipal, como lo entendían antes.
El desafío es ese, poner una televisión cultural atractiva al televidente, pero que eduque a las personas y abra sus perspectivas del mundo y su realidad.