Hay tres personas que juegan la “Hate Cup” nacional: Sebastian Piñera, Marcela Cubillos y Karol Lucero. ¿Por qué? Por todo lo que representó para una juventud y por sus desatinos como persona y como personalidad pública.
Últimamente varias páginas en Facebook están reviviendo viejos tweets del autodenominado “Lokillo” que en su mayoría se basan en “curiosidades” de connotación sexual y machista, incluyendo la de un país que legalizó la violencia a la mujer. Y ojo, estamos hablando de la época en la que él formaba parte de “Yingo”, un cuestionado programa juvenil con mucho baile, mucho cuero, mucho carrete y mucha pelea (nunca se me va a olvidar el “loca de mierda” en pleno horario familiar, y con un CNTV atado de manos que no hizo prácticamente nada por este agravio gratuito de alguien que se vendía, al igual que Lucero, como “ídolo juvenil”). Asi como también están saliendo varios casos de las viejas fiestas pokemonas, en las que Karol era el animador y sometía a los fiesteros a vejaciones, también de connotación sexual.
El odio que recibe Karol es más que justificado: El bullado caso de “el sushi humano”, la tristemente célebre “arreglada de cables” por la que el rostro de Mega fue defendido al aire en “Mucho Gusto” en uno de los momentos más paroxistas de nuestra pequeña pantalla (y pensar que el mismo espacio despidió a Karen Bejarano por menos) y sus ya mencionadas “fiestas pokemonas” hacen que este compadre de cancha, tiro y lado en lo que nefastez se refiere.
¿Y su programa de radio? En “Comunidad K” se burla de sus auditores, discrimina a quienes son gordas o de población. Él junto a DJ Emilio -quien en Instagram suele reivindicar la dictadura- hacen un festival de desatinos contra los mismos que le dan día a día su audiencia.
Karol Lucero es una de las tantas pruebas de que la juventud chilena tiene pésimos referentes. Desde 2007 en adelante los ídolos de nuestros niños, niñas y adolescentes no son más que personas turbias (este personaje), racistas y xenófobas (Oriana Marzoli), que hacen públicos sus conflictos familiares (Kel Calderón) y que han salido en pantalla por pelear en televisión (los chicos realities). Es un triste legado de una farándula que murió en esta década y hacen que estos diez años sean sencillamente olvidables.
Y en otro orden de cosas, alguien en Twitter dice que Justin Bieber es “el Karol Dance gringo”. Pues lamentablemente no le falta razón.