Es difícil que, en estas horas tan cruciales que vive Chile, un sitio que habla de televisión desde una perspectiva distinta -que pueda gustar o no, agradar o no, eso ya es otro cuento- no tome una postura clara de la crisis social que está viviendo nuestro país en este mismo momento.
No fue hace mucho cuando nuestra clase gobernante decía casi con orgullo que este era un país sólido, tranquilo. Incluso el mismo Piñera dijo hace solo una o dos semanas que este era un oasis ante una convulsionada región. Yo cuando era pequeño veía las noticias de lo que pasaba en Argentina en 2001 y en Venezuela un año después y respiraba con alivio por lo lejano que estaba de nuestra realidad. Y nos enorgullecíamos de que estabamos en una democracia fuerte y estable.
Pues bien, usted dirá que todo esto que ha visto últimamente se dio por el alza de 30 pesos del Metro, pero no. Esto viene de antes. De un país y una población insólitamente postergada. El alto valor del transporte público es solo la punta del iceberg ante tanta injusticia que sufre Chile y su gente, que con incendiarias y desafortunadas declaraciones de los ministros que lo secundan solo prendieron la mecha de una bomba que ha explotado este fin de semana. Que “hay que hacer más bingos”, que “para los más románticos han bajado las flores”, que “hay que darse duchas de 3 minutos”, que “la gente va a los Cesfam a hacer vida social”, que “levantese temprano si quiere pagar menos”.
Lo peor es que la reacción del gobierno ha sido mucho ensayo y error. Cuando el país estaba comenzando el despertar social con todo lo que conlleva, Piñera estaba celebrando un cumpleaños comiendo pizza en un restaurant en Vitacura. Y cuando se dió cuenta que no podía embarrarla más, resuelve decretar Estado de Emergencia, y al día siguiente anunciar un congelamiento en el precio del Metro -por ley, no por decreto- para media hora después el General Iturriaga decrete Toque de Queda. Puros movimientos erráticos que lejos de apaciguar, explotaron más bombas.
Es ahi donde deberían algunos entender que no son solo los 30 pesos, sino las enormes desigualdades del país: Que la salud está cara, que educarse es un lujo, que las jubilaciones son de miseria, que el sueño de la casa propia (que me ha inquietado muchas veces puesto que es mi gran meta durante la próxima década) es inalcanzable y lo dice hasta la misma Camara Chilena de la Construcción, que la corrupción y sus últimos casos han quedado en la más absoluta impunidad.
A eso en estos días Chile ha decidido decir basta. Y es aquí donde, en cuanto a televisión y gente ligada a los medios o a la vida pública, se ha visto quiénes son los de verdad. Y una vez más el tiempo me ha hecho justicia.
Por ejemplo, hemos visto a Cami Gallardo poniendo su voz y su alma cantando una emocionante versión “cacerolera” de “Los momentos” de Los Blops en medio de la manifestación pacífica en Plaza Ñuñoa. Hemos visto a Denise Rosenthal, Consuelo Schuster, Denisse Malebrán, “Don Rorro” de Sinergia, Francisca Valenzuela, Paloma Mami, Javiera Mena desde España, Mon Laferte desde México que incluso subió un video denunciando al mundo lo que pasaba en nuestro país. A ellos se le suman rostros como Julian Elfembein, Jordi Castell, Hector Morales, Jean Phillippe Cretton, Elvira Cristi, Pablo Cerda, Millaray Viera, Ingrid Cruz y Nacho Gutierrez. Y desde el extranjero nos apoyan Lali Espósito y Ha*Ash.
Todos sabemos que los faranduleros son fachos. Es más, han guardado absoluto -y hasta diría yo respetuoso- silencio porque saben que más de alguno les va a cobrar la palabra (como es el caso de Luli que se declaró “piñerista”, Kenita Larraín que es pinochetista y Adriana Barrientos que viene de una familia militar) o porque se sabe que cuando abren la boca no contribuirían en nada. Y también sabemos que los influencers no hablan por no perder sus canjes o compromisos con las marcas.
Por eso se agradece que desde los espacios de la música, las artes, el teatro y la cultura se esté colaborando para que las cosas en Chile cambien de una vez por todas. Y qué bueno que existan medios como este para hacerle ver a usted señora, a usted señor, quienes son los verdaderos modelos a seguir. Porque la misma televisión chilena que literalmente ha sido una “clownery” desde que estalló todo ha vendido a personas que no tienen ni la más mínima idea de quienes son ni de donde están parados, mientras los que si tienen inteligencia han estado con la gente, con sus fans, pero por sobre todo usan su voz para dársela a los que no la tienen.