En esta década que se va y en la que ya pasó la televisión chilena tuvo un denominador común a la hora de mostrar a mujeres en el entretenimiento que se hacía: Tongos, peleas, agresiones, insultos, bullying, agravios, telepolémicas, escándalos, dramas amorosos y “un cuanto hay” de negativismo que dañaba la salud mental de quienes formaban parte, de dentro y de afuera. Todo eso motivó a mostrar a las mujeres como un sexo débil y vulnerable, algo ciertamente circense por beneplácito de varios ejecutivos (y estoy mirando a varios), productores (apunto a otros) y el televidente anestesiado que lo aprobaba con el pretexto de relajarse después de un día de trabajo o estudios. ¿Resultado final? La industria televisiva se fue al bote a pique.
En la segunda mitad de este folio se propuso cambiar radicalmente este panorama, en consonancia con el movimiento feminista y el estallido social en curso, sumado a las críticas por parte de diversos sectores a la programación de las televisiones generalistas. “Rojo” encabezó la difícil misión de mostrar a la mujer en otras facetas: Mujeres talentosas que saben cantar y bailar, y a su vez entregar un mensaje positivo, y a la vez valioso, a sus espectadores. De esta manera, mientras en el reality del canal líder premiaban la mediocridad con inmoralmente altas sumas de dinerito, en el canal estatal se optó por avalar el mismo talento que siempre pedimos hasta que nos da calambre en las manos, y sobre todo la meritocracia, que a veces está extraviada en la industria.
Mañana se llevará a cabo algo que, al menos nosotros, consideramos histórico en la historia de los programas de talentos desde que se inventaron en Chile: Una final entre mujeres. El “Gran Rojo” dirimirá a la mejor bailarina de su competencia entre tres jovenes y talentosas galistas. Nicole Hernández, Geraldine Muñoz y Jazz Torres, cada una con sus historias de vida, de esfuerzo, sacrificio, superación, talento y sobre todo de méritos propios y reales, los cuales son el leit motiv que debe seguir la televisión de nuestro país si quiere volver a reencontrarse con su divorciada teleaudiencia.
Y usted, si comparte nuestra visión de cómo debería ser el entretenimiento en la pequeña pantalla, y si está de acuerdo con que a la mujer se le debe mostrar en facetas más agradables, no se lo puede perder.
Porque gane quien gane, acá ganará la mejor. Las tres son mejores y durante esta competencia han demostrado un excelente nivel, una cercanía con el público evidente y un encanto que traspasa la pantalla. No solo son bellas de cuerpo o de rostro, sino que también de alma y sobre todo de corazón. Geraldine, Jazz y Nicole son tres ejemplos vivos, constantes y sonantes de todo lo que queremos para nuestra tele y nuestra concepción de referentes de la niñez y la juventud, porque si, se puede tener buenos ídolos con manos limpias.
Yo de las tres ya tengo a mi favorita. Sin embargo, si gana cualquiera, estaré igual de feliz. Porque el talento tiene la victoria asegurada en la gala de bailarines de “Rojo”, que se emitirá mañana en horario estelar en TVN. Y porque este triunfo será a la vez la victoria que nosotros necesitamos para finalizar la década televisiva después de tanto desatino, mala práctica y corruptela de farandulandia. Y porque esperamos que sea la primera de varias victorias que ojalá tengamos la próxima década.