Durante los últimos días hemos conocido la renuncia del Presidente del directorio de Televisión Nacional de Chile, el militante RN Bruno Baranda, que dejó su cargo luego de un poco más de un año de permanencia en el canal, nuevamente se pone en el tapete la prolongada crisis de la estación pública que sobrepasa los cinco años.
El tema es que a pesar de los esfuerzos de TVN de tener una mayor agenda social tras es estallido (recordemos el programa “Chile ciudadano” durante los primeros días de la crisis) esta no ha podido crear una mayor relevancia en la agenda pública. Es más, de lo que más se destaca de TVN por estos días es la renuncia de importantes rostros de la señal como Cristian Sanchez o la cancelación de franjeados como “No culpes a la noche”. Los unico caballitos de batalla del canal estatal son los programas de media tarde “Carmen Gloria a tu servicio” y “Rojo” y sobre todo la teleserie turca “Hercai”, que se empina en el segundo lugar de sintonía en su horario. Pero estas golondrinas no hacen verano en una crisis que va más allá de las parrillas programaticas.
Televisión Nacional vive una crisis de identidad fortísima. La ley que lo rige ya no sobrevive a los tiempos actuales. La lógica binominalista de la ley de 1992 desconoce la realidad política y social de nuestro país, como tambien es anacrónica a los desafíos y necesidades de la televisión actual. Era facil generar una televisión pública con mayor contenido cultural y ciudadano cuando la torta publicitaria se repartía en un 80% en dos canales y TVN tenía la cobertura nacional que ni siquiera el competidor más cercano lo poseía. Hoy no solo hay tres grandes rivales en la televisión tradicional, sino la televisión por cable, los servicios OTT y YouTube.
Por mucho que rememoramos el periodo dorado de TVN, aquel que se gesta con el retorno a la Democracia y que tuvo su auge entre 1998 a 2002, no es posible en lo más mínimo imitar ese modelo exitoso que generó a TVN la denominación “el canal de todos”. La realidad de la crisis de la televisión tradicional, el surgimiento preocupante de medios que promueven la postverdad y la nula voluntad de los canales comerciales de generar contenido cultural y social duro hacen que TVN, segun mi visión deba reorganizarse drásticamente.
TVN debe dejar en parte el manta de ser un canal comercial y orientarse en ser un medio que provea contenidos diferentes a la televisión convencional. Quiera decir a modo de ejemplo programación infantil y juvenil, promoción y debate de los grandes temas de la actualidad, ser un constante divulgador de las culturas y las ciencias, promotor de los diferentes deportes que se practican en Chile y que se ven subyugados por el gran negocio del futbol, etc.
Esto sin dudas requerirá un gran esfuerzo político, de que la clase dirigente entienda que los chilenos requieren un instrumento capaz de llegar a todos los hogares del país donde se pueda divulgar la educación, la información y la cultura. Que se debe abandonar el concepto de un canal que compita dentro del circulo comercial y que tenga un rol de “contramayoritario”. Ejemplos tenemos en los casos de la PBS en Estados Unidos y la ABC en Australia, ambas estaciones juegan un rol minoritario en el rating comercial, pero valioso en la divulgación de elementos que raramente admitiran las estaciones comerciales. Ambas estaciones ademas han aportado grandes contenidos conocidos en todo el mundo como “Plaza Sésamo” por parte de la PBS o “Bananas en Pijamas” de la señal pública australiana, eso queda en evidencia que no son estaciones irrelevantes, sino por el contrario, son ejemplos de que el Estado a traves de la televisión cumple papeles necesario en la divulgación de los más altos intereses del país.
En estos días de gran transformación nacional, nos merecemos una televisión pública que juege un papel fundamental en el país que vamos a construir. El TVN actual si sigue así solo va a tener un destino fatal. La nueva televisión pública chilena debe encarar los desafíos del Chile del futuro y los anhelos de una ciudadanía que necesita verse un espejo a traves de un canal público ejemplar y que genere respaldo ciudadano.