El día 11 de diciembre en el programa “Oppenheimer Presenta” de CNN en Español, el presidente Sebastian Piñera dijo, sin presentar ninguna prueba de por medio, que las imagenes difundidas en redes sociales no correspondían a Chile y fueron filmadas en otros países.
“Hemos hecho un estudio de millones y millones de comunicaciones a través de redes sociales. Muchas vienen de fuera de Chile. La inmensa mayoría son para provocar más desorden, más manifestaciones, más descontrol, más desobediencia civil y para perjudicar al sistema político chileno” dijo el mandatario, con más verborrea y aferrándose cada día más a una guerra que solo está presente en su cabeza.
Agregó diciendo que “muchos de los videos relacionados con Derechos Humanos que se han difundido profusamente en medios de comunicación, no corresponden a la realidad. Hay muchos de ellos que son falsos. Que son filmados fuera de Chile o que son tergiversados. Sin duda, hemos tenido que enfrentar una campaña de desinformación”.
¿Y sabe lo peor de todo? Es que ningún noticiero de la televisión abierta ha sido capaz de contrastar la información vertida por Piñera. Se mantienen cómplices de la posverdad avalada por el Presidente, que se muestra cada vez más fuera de sus cavales, creyendo que está ganando cuando en realidad pierde por goleada.
Este nuevo papelón gubernamental se suma al polémico “Informe BigData” que culpó a Mon Laferte, a Ismael Serrano y hasta al K-Pop, motivando las burlas de la televisión surcoreana. Merecidas en todo caso.
El Colegio de Periodistas de Chile sacó un comunicado rechazando estas afirmaciones, diciendo que “resulta incomprensible que el Presidente Piñera se atreva siquiera a insinuar que las imágenes de violaciones sistemáticas a los derechos humanos sean un montaje e información falsa propagada por los medios nacionales e internacionales”.
“No podemos aceptar que las dramáticas evidencias de miles de detenidos, torturados, más de trescientas personas con su vista mutilada y la violenta represión desatada en los últimos días, con consecuencia de personas gravemente heridas, cuyas imágenes que muestran la dramática realidad en nuestro país, no sean consideradas por el Presidente Piñera, violentando con su actuar a las miles de familias chilenas que sufren hoy las consecuencias de estas innegables violaciones a los Derechos Humanos en Chile (…) no hemos logrado comprender que negar las violaciones a los derechos humanos o insinuar su inexistencia, es un acto en sí mismo de violencia, de agresión a las víctimas, a sus familiares y a toda la sociedad que debe recuperar la fe en el ser humano” sigue la misiva.
Sinceramente este Piñera me recordó al Abdalá Bucaram de entre diciembre de 1996 hasta febrero de 1997, cuando el mandatario ecuatoriano es juzgado políticamente, destituido por sus políticas económicas impulsadas por el FMI e incluso por el argentino Domingo Cavallo (si, el mismo del “uno a uno” y del “corralito”) que ocasionaron una de las crisis más grandes que tuvo el país del Guayas junto con el “Feriado bancario” de 1999. Solo que ahí la televisión local, junto con la de Argentina durante la crisis de 2001, se manifestó abiertamente con la gente y a favor de las manifestaciones e incluso de la salida del “loco”. Incluso el noticiero “24 Horas” de Teleamazonas realizó un programa especial al cumplirse un año de su despido.
Y lo peor es que si Sebastian sigue sin entender nada, la prensa televisiva tampoco. Ningún contraste. Ninguna desmentida. Nada. Por eso me cuesta y me niego a idealizar los servicios informativos de los canales abiertos, porque salvo el núcleo de Turner Chile, nadie ha estado a la altura.
El silencio ante todo lo que ha ocurrido y dicho Piñera los convierte en cómplices. Nunca lo olviden.