Este “ensayo” es tal vez el más ambicioso que he realizado. Trataré brevemente de relacionar el modo de funcionar de los principales canales de televisión y los grandes grupos de interes que dominan nuestra sociedad.
Esta década se va a terminar resumiendo tanto en Chile como en gran parte del mundo como la era donde la ciudadanía manifiesta profundamente su crítica a los poderes dominantes, si bien esto es una gran constante en la Historia, este conflicto social se agudiza gracias a diversos medios de difusión que eclipsan a las fuentes tradicionales de comunicación.
En Chile, los constantes movimientos sociales de esta década (estudiantil del 2011, no+AFP en 2016 y el movimiento social de 2019) hacen una abierta crítica al poder dominante, que no solamente está radicado en el gobierno de derecha que administra el país, sino un entramado de personajes e instituciones que ha construído el modelo social, económico y cultural de los últimos 30 años.
Pero, ¿Como llegamos a esto?
En los albores de la renaciente Democracia, o más específicamente luego del triunfo de la opción NO en el Plebiscito presidencial de 1988, la Concertación de Partidos por la Democracia buscó un mecanismo para poder obtener de manera cierta el poder, no solo político, sino tener cierto respaldo en el mundo empresarial, que era intimamente ligado al mundo tecnico de la Dictadura saliente. Esto era muy necesario para poder transitar por un periodo de transición pacífica en Chile, dejando así varias décadas de tensiones y agudas divisiones. Esto evidentemente significaba transar varios principios doctrinales en el mundo de la centro izquierda, pero con un valor superior: recuperar la Democracia.
Vinieron una serie de reformas a la Constitución, importantes puntos de acuerdo con la derecha política y económica, etc. Transitamos años de paz y tranquilidad mientras que se formaba de este pacto lo que yo llamo el Partido del Poder.
Este Partido, elementalmente transversal en militancias políticas, comparten en algo en comun: son los grandes defensores de las acciones descritas en el parrafo anterior.
Encontramos en este mundo desde cientistas políticos, abogados, periodistas, economistas, arquitectos, sociologos, etcétera.
Y la pregunta, ¿donde llega la televisión en todo esto?
Aquí comienza este entramado, en 1992, entre uno de los tantos pactos transversales para asegurar la naciente Democracia (como una guagua, debil y necesaria de estímulos) se acordó que Televisión Nacional tendría un directorio “transversal”, esto significaba que el sistema electoral binominal (otra creación-o transa-para asegurar esa paz social) se aplicaría para las sillas de directores de la estación pública. Con el correr de los años, esto se transformó en una verdadera expresión de como los partidos políticos se repartían el poder político, independiente de sus principios ideológicos, la importancia era estar en el directorio y “cortar el queque”.
El otro ejemplo de todo esto es la compra de Canal 13 en manos de Andrónico Luksic Craig. La familia Luksic cumple con un principio muy bien establecido: son militantes del gobierno de turno. Esto ha motivado a que la familia haya aportado importantes contribuciones a los gobiernos de centro izquierda, en 1999, los Luksic facilitaron un avión privado al entonces candidato Ricardo Lagos para poder viajar a una de las minas del grupo familiar, Lagos años despues alabó la misión empresarial del patriarca del grupo, Andrónico Luksic Abaroa.
Como un verdadero símbolo de los tiempos, en 2010 Luksic compra gran parte de la propiedad del Canal 13 a la Universidad Católica, es una evidente alegoría de como el poder de la Iglesia evidenciaba una disminución de su influencia y como los grandes empresarios lo aumentaban. Luksic, como buen militante y financista del Partido del Poder, imitó el modelo exitoso de TVN para componer el directorio de la otrora señal del angelito: sillas “transversales”. Así, conspicuos prohombres de la Concertación ocuparon tanto sillas del directorio como de la dirección general de la estación: René Cortázar, Nicolás Eyzaguirre, Soledad Alvear o Alberto Arenas, entre otros.
(No me olvido que en 2013 muchos hablaban que Canal 13 era el canal oficial de la campaña presidencial de Michelle Bachelet, si, ese mismo canal que consideraban canal oficial de la campaña de Piñera cuatro años despues, es evidente que el Partido del Poder no tiene un color político claro.)
Tambien Canal 13 como sus medios (en especial Teletrece Radio) entrega importantes lugares en columnas de opinión a enaltecedores de este llamado Partido del Poder: Eugenio Tironi, Ascanio Cavallo, Ivan Poduje, Cristian Bofill (a la postre director de prensa del canal varias veces) entre otros, siempre han establecido en sus columnas la necesidad de defender el legado de los últimos 30 años como de lugar.
Y, ¿que está pasando hoy?
Ese Partido del Poder se ve amenazado, la movilización social culpa a lo transcurrido en los últimos 30 años de las abusos y precariedades que sufren los chilenos, y evidentemente buscan de este modo defenderse. Y claro, este Partido tiene a sus medios de comunicación para poder hacer tal defensa, y tiene a gran parte de los canales de televisión como parte de su propiedad, directa o indirectamente.
El problema es que la sociedad ya no les cree, se dieron cuenta que la televisión es vocera de este grupo.
Y el desafío de la televisión es ese, un gran dilema, traicionar a sus sostenedores para convertirse en transmisores de las demandas ciudadanas o por el contrario, volverse irrelevantes dentro del debate público, hay ciertas cosas interesantes que se han dado en estos dos meses: la incorporación de figuras incómodas al poder (ejemplo claro es la peridiodista Mónica Gonzalez en el matinal Mucho Gusto, que paradójicamente era considerado un programa adulador al actual gobierno) y una apertura de los temas, pero ¿será definitivo?, ¿será una mera aperura para abrir aire fresco a los contenidos y agarrar credibilidad?
Esas preguntas solo el tiempo las terminará respondiendo.
(Nota: El escritor del ensayo no asume una postura personal favorable u opuesta al proceso político y social emprendido post dictadura, solo pretende formar una identificación de como el movimiento social ve las administraciones políticas de las últimas décadas, y de paso del comportamiento de la televisión.)