“Buenas tardes país, estamos en el Estadio Nacional, es el trabajo de Televisión Nacional para todo el país…para usted que está en Arica, para usted que está en la Patagonia chilena, en Tierra del Fuego, en Isla de Pascua…en cualquier lugar donde se haga soberanía…“
(Pedro Carcuro saludando a los televidentes en la transmisión de la definición del Campeonato Nacional de futbol de 1986, enero de 1987)
Resulta para nuestros ojos exagerado el saludo de Pedro Carcuro, hasta con ribetes chauvinistas, el tema es que el mensaje que transmite Carcuro es efectivamente una de las misiones más importantes que tuvo Televisión Nacional de Chile en sus primeras décadas: integrar al país.
Es sabido que las tres principales funciones de un canal de televisión es informar, entretener y educar a la población, pero para Televisión Nacional se agrega un factor determinante, ser un medio para poder integrar a todo el territorio nacional en torno de un modo efectivo y masivo, y esta era la televisión. Esta política que le llamaremos como “rol integrador” se cumplió de manera constante durante las primeras dos decadas de existencia del canal (1969-1990) y que fue uno de los pocos comunes denominadores que hubo dentro de la estación que perduraron a los cambios de gobierno y de dirección del canal, que fueron bruscos y notables.
Para poder explicar el por que la necesidad del Estado de mantener un medio eficaz para integrar al país se debe atender en una situación anómala que se experimentaba en las regiones extremas del país a mediados de la década del sesenta: la presencia de canales abiertos de los países vecinos (canales peruanos en Arica y argentinos en Punta Arenas), a su vez de la inexistencia de un canal de televisión chileno en esos puntos estratégicos. Esto podría ocasionar un grave problema, un deterioro de la identidad nacional reflejado en la preferencia de los televidentes de zonas extremas al ver programas de países vecinos, pero sobre todo, el estar expuestos a información y noticias que podrían ser contraproducentes a los intereses nacionales. Es sabido de las controversias generadas entre nuestras naciones vecinas por la disputa territorial de nuestras fronteras (en especial la frontera norte) lo que implicaba un desafío implícito la instalación de una red nacional de televisión que fuese capaz de cubrir a la totalidad del territorio.
La convicción generada por el gobierno de Frei Montalva de realizar tal emprendimiento (a pesar de lo oneroso que significaba realizar un proyecto que necesitaba de la más alta tecnología y de las inquietudes de la oposición de que se iba a transformar en un instrumento del gobierno de turno) llevó a que el proyecto se concretara a partir de 1968, justamente las primeras transmisiones de Televisión Nacional se efectuaron en las regiones extremas del país (Arica, Iquique, Antofagasta y Punta Arenas) y solo despues comenzar las transmisiones en el resto del país. A pesar de los grandes cambios de regimen político que experimentó Chile por estos años y la evidente instrumentalización que tuvo la estación por parte de los gobiernos, una de las pocas constantes que hubo en la señal estatal fue de incorporar a más sectores del país a la señal de Televisión Nacional, independiente si no era una inversión rentable, la misión era otra, tal misión era ser un instrumento de la presencia del Estado dentro de todo el territorio físico y humano del país.
Si en el Siglo XIX la presencia estatal se impulsó a traves de la instalación de líneas ferroviarias y telegráficas, como la instalación de escuelas básicas hasta en los pueblos más recógnitos, para fines del Siglo XX esa presencia era a traves de un medio que combinara masividad, efectividad, “imagen, sonido y color para todo Chile” como expresaba Raul Matas en una continuidad del canal en los ochenta. Si durante la primera mitad del siglo el Presidente contó con un vagón especial de ferrocarril para viajar por el país, ahora el mandatario contaba con el poder de la imagen que podía ser reflejado a través de la pantalla de televisión, esto evidentemente se tornó abusivo durante la dictadura, pero era la forma más eficaz para un gobierno de poder entregar su mensaje, así tambien lo entendió la oposición a Pinochet en 1988, cuando tuvieron la posibilidad de usar el espectro televisivo para divulgar su mensaje. Era realmente un instrumento valiosísimo para quien lo detentara.
La red integradora, “la red amiga”, pronto tornó fisonomía: en menos de un año de instalación, la red troncal de TVN estaba al aire, para 1970 ya más del 75% de la población podía ver televisión. Durante la Unidad Popular se buscó fomentar la televisión mediante la promoción de televisores baratos, mientras que la dictadura hizo un esfuerzo para poder llegar a la señal de televisión incluso en los sectores más alejados y accidentados del territorio. Para 1986 se logró el objetivo de transmitir vía satélite, lo que implicaba que todo Chile podía ver en red unica la programación de la señal estatal.
No solo hubo un esfuerzo relativo a lo técnico, tambien hubo una serie de programas que hicieron carne la función integradora, desde programas que describían las artes y las gentes de las provincias (Esta es mi tierra, 1969), como documentales que mostraban en plenitud de la geografía del país (La tierra en que vivimos, 1982) e incluso programas que se emitían directamente desde algun punto de Chile más allá de los estudios de Santiago (Amigos, siempre amigos, 1983).
Para la decada de los noventa, tanto la llegada de la democracia como la modernización tecnológica que significó que otros canales pudieran alcanzar la cobertura nacional, moderó el cuarto rol que tenía TVN, aun así durante estos años se ha enfocado en la divulgación de información regional a traves de las diversas redes regionales, como tambien la transmisión de emblemáticas teleseries que buscaban mostrar a los televidentes las más diversas zonas del país, pero el “rol integrador” más importante en este periodo se hizo fuera de nuestras fronteras, a traves de la instalación y posterior fortalecimiento de la señal internacional, camino por el cual se busca conectar a las comunidades chilenas en el extranjero y que no pierdan algunos de los vínculos básicos con el país.
Es así de como podemos comprender de mejor forma ese saludo tan especial de Carcuro a los televidentes, alguien que forma parte de la fundación del canal entiende mejor que nadie que TVN no era solo un canal de televisión más, sino es la presencia misma de Chile en cada rincón del territorio y reforzar la identidad nacional.