Vengo a criticar fuertemente a la televisión chilena, no es contra de los “farandulitos” o de las decisiones de los ejecitivos, aunque terminen empalmando, es una critica general a los contenidos, a la clase de animadores que tenemos y por sobre todo a una ausencia de un modelo de televisión definido. Pediré disculpas de antemano si esta columna la haré desde la queja y no buscando la solución, como trato de hacer siempre.
Es que hace algunos días me puse a analizar como conducían los animadores en los festivales de verano, todos gritando, todos diciendo las mismas nimiedades de siempre, todos haciendo exactamente lo mismo. Parece que nadie busca diferenciarse del otro, parece que nadie quiere ser menos estridente. No se si estar ante un grupo grande de gente immediatamente debes pasar a hablar palabras sencillas y hablando fuerte, pero me impacta que todos parezcan lo mismo. Esto se traspasa a casi todos los formatos, incluido al del relato deportivo, donde todos quieren asimilarse a un relator radial (y es importante hacer la diferencia entre relatar en radio que en televisión).
Lo mismo veo en parrillas de formatos, especialemente noticieros o matinales. Comienzan todos hablando de los mismos temas, la chica perdida de la semana, algun circulo de tertulia política para “acercar” los temas duros a la ciudadanía, envuelta en una sensación de comunicadores con poco tacto y mucha carencia de conocer los temas sociales desde otro prisma. En los noticieros pasa algo similar, peor si hablamos de distribución del tiempo en las diferentes temáticas que se hablan.
En otra columna ya hablé de la homogeneidad de los programas “culturales”, todos hablando de cosas similares, haciendo acotaciones triviales de los lugares que visitan para dotar de contenido cultural a los segmentos. Todo por cumplir un canon que se exige por ley, pero que no está inserto en la voluntad de los ejecutivos de las estaciones.
Entonces el panorama se torna triste para aquellos que vemos a la televisión como algo más allá de un mero distractor, es verdad que para hablar a las masas es necesario entrar a la trivialización y a una suavización de los grandes contenidos, pero veo que ni siquiera hay voluntad real para hacer algo diferente, para tratar de identificarse como algo particular o valioso. Si, es verdad que hay comunicadores y programas que puedo destacar, siempre he visto con muy buen ojo a Eduardo Fuentes o Federico Sanchez, o destaco que Canal 13 haya resucitado el formato de “Al sur del Mundo” con otro nombre, pero ambos casos terminan siendo super secundario a los propósitos generales.
Reitero que la televisión debe ser generalista por naturaleza y por ello debe ser con un lenguaje simplificado, pero no siginifique que estemos dominados por esta mediocridad que vemos en nuestras pantallas. En un pasado personajes como Patricio Bañados, Jorge Dahm o Hernan Precht sin caer en lo intelectualoide daban interesantes pincelazos de cultura y conocimiento general, tambien debemos recordar de los esfuerzos reales de los canales en el pasado de realizar programas atractivos que enseñen más allá que describir un paraje geografico, o que la televisión transmitiera competencias de especialidades más allá del futbol, por ultimo mencionar sobre el papel que en su minuto tuvieron las teleseries en tocar temas sociales que dificilmente otro tipo de programas tocaría.
La televisión, sin dejar de ser generalista, debe ser inteligente al poder agregar contenido que sea dificil de digerir, pero necesaria para la formación de una sociedad más culta e informada. Hoy solo vemos una mediocridad que solo resta y preocupa.