Que a la televisión chilena entrabas sin tener mérito alguno y solo haciendo escándalo o polémicas baratas. Que apenas tengas una portada en LUN vas a conseguir fama y reconocimiento. Que si te metes a un reality puedes ser adorada, sin importar que hayas sido xenofoba o hagas bullying. Que con polémicas puedes hacer carrera como cantante sin importar ser poco seria. Con esa receta el talento y las cualidades quedaban en el segundo lugar y todo lo superficial y poco formativo en el Primer Plano (nunca mejor dicho).
Sin embargo, algo comenzó a cambiar. No sabemos cuándo, no se si fue en mayo de 2018 o en marzo de 2019, pero si teníamos claro que no iba a ser de la noche a la mañana. Y parte de ese cambio gradual, de mentalidad y de culturas, se dió anoche en la Quinta Vergara, a través de cuatro canales y para toda Latinoamérica unida.
Todos sabemos la magnitud de artista que es Mon Laferte, tanto en calidad musical como en la humana. Estuvo caceroleando en la embajada chilena en México y posteriormente se sumó a las protestas en Chile como una ciudadana más que exigía respuestas y sobre todo dignidad. Mucho se especuló de como iba a ser su show en Viña del Mar, incluso de un supuesto boicot que consistía en que la ultraderecha compraría gran parte de las entradas e iban a ponerse a cantar el Himno de Carabineros de Chile, cosa que felizmente no ocurrió (lo cual demuestra que los bots ultrones, de lado y lado, son pura boca).
Por todo lo que ha pasado, y por lo que le pasó con las presiones de Carabineros y Fiscalía, este show iba a ser especial y sobre todo, tremendo. Y asi fue. No solo con su apasionado discurso donde recibió el respaldo del Monstruo, que durante anoche tuvo cara y actitud femenina, sino que además se llenó de puntos altos que hicieron que llegara a un peak de 51 puntos de rating.
El momento en que llama a varias mujeres artistas y en el que invita a Francisca Valenzuela a bailar un pie de cueca con el pañuelo verde del aborto libre va a quedar atesorado no solo en la historia del Festival, sino que en el de la televisión chilena. Esa que todos criticamos con justa razón y por diferentes motivos como los que señalamos al inicio de esta columna, pero que cuando puede dar señales de apertura y calidad, es capaz de hacerlo y desde diferentes formas.
No solo demosle méritos a la viñamarina, sino que a la “noche femenina chilena”. Porque Javiera Contador fue una grata sorpresa e hizo reir, aún teniendo una dificil misión que es salir después de Mon, de la cual afortunadamente salió airosa y cumplió. Y porque Fran, alguien que también ha apoyado la causa de octubre y que ha apoyado a artistas mujeres através de iniciativas como el Festival Ruidosa, también puso su granito de arena.
La mujer ya no está para polemizar en televisión, sino que para demostrar su talento y su encanto. Que es lo que desde este humilde sitio pedimos tanto hasta que nos da calambre en las manos de tanto escribirlo. Porque las crónicas en Chile y el mundo hablan de personas con aptitudes y méritos, y porque la TV chilena necesitaba este impulso, esta inyección de adrenalina, este huracán de gente buena que destaca por su trabajo y buenas acciones. La idea es que se prolongue, y que nada la detenga.