El próximo Plebiscito de Entrada para escoger si Chile logra cambiar o bien opta por mantener la moribunda Constitución de la dictadura de Augusto Pinochet y de su ideólogo Jaime Guzmán nos ha hecho despertar la curiosidad por cómo era la televisión chilena, absolutamente manipulada e intervenida por los militares durante esos años negros de la historia de nuestro país.
En el siguiente artículo nos remontaremos hacia agosto y septiembre de 1980, el ambiente de la segunda votación en la que, con muchas irregularidades, se ratificó una Carta Magna que en el próximo abril, si Dios y el padrón electoral quieren, tendrá fecha de vencimiento.
Para empezar, la campaña previa al Plebiscito no dejó ninguna chance en televisión para la opción contraria. Solo se permitieron avisos oficialistas y de organizaciones afines al régimen. A fines de agosto se desarrolla el famoso “Caupolicanazo” de Eduardo Frei Montalva, sin repercusión por parte de la televisión abierta de entonces y promocionada solo con escuetos avisos promocionando la formalmente llamada “Reunión de los chilenos libres”.
Eran años en los que las pantallas de los canales se llenaban de primeras figuras en plenos tiempos de la “plata dulce” y con dolar fijo a 39 pesos chilenos, lo que permitió programas como “Aplauso” de Canal 13 -que se cuenta que perdió contra las series que en ese horario programó TVN- y el mítico “Vamos a ver” del Canal Nacional con Raúl Matas, desde el Restaurante Camino Real que a fines de ese año sería víctima de un atentado, acusando al programa de Felipe Pavéz de hacer “pan y circo para el pueblo”.
Estrellas como Paloma San Basilio, Jeane Manson, Amanda Lear, Frankie Avalon -que incluso dio un show íntimo en el entonces Casino Las Vegas-, Benito di Paula, Ricardo Cocciante, Richard Anthony, Richie Havens, Bebu Silvetti, Billie Preston, Grace Jones, Raphael, Enrique Guzmán, Camilo Sesto, Los Cuatro Ases, Ritchie Family, Brenda Lee, Ricardo Cocciante y los protagonistas de las series “Hulk” y “El hombre nuclear” venían sin problemas a actuar a Chile.

Por otro lado se crearon espacios de conversación a raiz de los comicios: En el mismo canal 7 los domingos en la segunda franja estelar se programó una serie de especiales de prensa conducidos por Ricardo Claro Valdés. Si, el mismísimo empresario, dueño de las Cristalerías Chile, Sudamericana de Vapores y Viña Santa Rita y que diez años después crearía el canal Megavisión, tuvo un breve y poco recordado paso por la conducción de un programa -más bien, se lo recuerda como tertuliano de espacios políticos en los 80s, cuando era panelista de un espacio con Jaime Celedón en Radio Chilena, y posteriormente en su canal en “Los diez mandamientos” y “A eso de…”- en la señal estatal; mientras que el recien creado Teleonce haría un programa semanal conducido por Hector “Chico” Durán, ferviente adherente de la dictadura que cuando terminó en 1990 creó el libro “Gracias Presidente”, juntamente con habilitar una línea de consultas y dudas sobre las elecciones, las cuales iban a resolverse cada una hora durante la programación de la señal de Inés Matte Urrejola 0825. Canal 13 por su lado tenía su “Almorzando en el Trece” donde recurrentemente se hablaba de lo que se venía.
Junto con todo lo anterior, el canal de la Universidad de Chile -casa de estudios que también fue intervenida por la Dictadura- lanzaba en directo desde el Teatro Providencia -hoy el Nescafé de las Artes- durante su Franja Cultural el programa “Chilenazo” conducido por Jorge Rencoret, el cual buscaba resaltar las tradiciones, los valores y todo lo que respecta a la llamada “chilenidad”, que además fue otro lema de “el nuevo canal” un tanto como respuesta al huracán de estrellas foráneas que visitaban los estelares. En Bellavista 0990 recogieron el guante y crearon “Cantares de Chile” con María Olga Fernández y el folclorista afin a Pinochet, Pedro Messone, con la dirección orquestal de Vicente Bianchi, realizado desde el anteriormente citado centro de eventos de Calle Rosas, centro habitual de realización de estelares en aquella época hasta su cierre en 1983.
Como nunca, la pantalla de TVN se usó para hacer proseletismo político, pues el día lunes 3 de septiembre de 1980, al inicio del horario prime (que por esos años empezaba a las 21:30 horas) se transmitió un documental de 15 minutos llamado “Los 1000 días” en los que se rememoraban los errores del gobierno de la Unidad Popular, todo con el fin dictatorial de decir que ellos vienen a hacer las cosas bien, como si matar, torturar, desaparecer gente y mandar a otros tantos al exilio fuese ser un gran estadista.
Era una televisión que en 1980 ya tenía la totalidad de sus programas a todo color, con danza de millones y primeras figuras en pantalla, pero que tenía una venda en los ojos que no le permitía ver la verdad de lo que ocurría en Chile en aquellos tormentosos años.