Ayer sábado (7 de marzo) se publicó en Bluper una interesantísima entrevista a Alberto Fernández, director de contenidos digitales de Radiotelevisión Española (RTVE), donde habla sobre los cambios en el consumo televisivo, como estos han impactado a la cadena pública ibérica y de su gran meta: Como conseguir que la audiencia joven, que es la que ve “Operación Triunfo”, se mantenga pegada a La 1 o a las distintas señales de la plataforma.
Según Fernández, “hay una audiencia que se va de Clan y ya no crece con TVE. Se está rompiendo el vínculo emocional entre la radiotelevisión pública y los ciudadanos. Y eso es un problema muy importante de cara a la supervivencia de la empresa porque, aunque a corto plazo sigas pensando en que tienes un share y que la gente te está viendo, el envejecimiento progresivo de la población hace que tú como empresa vas perdiendo sentido. Nuestra labor es intentar incorporar esa gente a RTVE, pero teniendo en cuenta que ya no puede se les puede incorporar a ver un canal de televisión lineal o ni tan siquiera el consumo de plataforma digital”.
Acá hay un enorme desafío. En la nota citan a “Operación Triunfo” como uno de los fuertes jovenes de TVE, sin embargo, “el problema es que RTVE no tiene presencia. Hay jóvenes que se identifican con OT o con los chicos, pero la lucha es que ese público joven se familiarice con el mundo RTVE”.
Sin duda acá Fernández dio en el clavo. En España la gente joven se identifica con Nia, con Eva, con Samantha, con Anaju y el resto de los chicos, pero de eso nada sirve si no hay un producto que se complemente. Agrega además que “Si tenemos un público joven de 13 a 24 que tiene seguimiento de OT, pero luego no lo complementas con otra oferta que sea reincidente, es complicado que ese público se quede. Una mayor sinergia de OT con Playz sería positivo”.
El problema de RTVE con los jovenes es el mismo que tiene TVN con “Rojo”: Los niños y adolescentes de Chile se identifican con la Milla, la Geral, el Andrei, la Pia Maria y el resto de los chicos y cuando les ha tocado enfrentar a lo peor de los famosos, les han ganado. ¿Pero cómo complementas eso? Acá hay un enorme desafío para ambos, porque dudo que la gente que vea el buscatalentos sea la misma que vea “Buenos días a todos” y se prenda con esa sección donde hacen cocinar a farandulitos.
Volviendo a las declaraciones de Alberto Fernández (que no es el presidente de Argentina), “la producción ejecutiva de un producto de TVE también tiene que ser 360. Desde tele hay que asumirse que lo digital no es un complemento, sino que forma parte del ADN. Y si esa parte digital no tiene una asistencia fuerte, se te cae con todo el equipo”.
Acá nuevamente dio en el clavo y es otro problema de la TV chilena actual: Acá se piensa solo en el lineal, en el directo, y no en el resto de las plataformas. ¿Por qué? Porque se quedaron autoaislados del resto del mundo tevito. Mientras en Asia inventaban más volumenes de alta definición y Estados Unidos lanzaba miles de OTTs, acá se seguía pensando en orientar el negocio en torno al escándalo de la farandulita de turno. Y asi no más les fue. Ningún ejecutivo, ni menos el de la TV pública, fue capaz de ver el cambio que se venia y que revolucionó la industria hasta transformar a la TV abierta en un fosil similar a las radios AM, claro que la Luli ocuparía el lugar del Indiecito Nijarpa.
Fernández además agrega que “Son dos luchas: que RTVE se identifique con los valores de OT y que haya más productos tipo OT en la parrilla. Si tenemos un público joven de 13 a 24 que tiene seguimiento de OT, pero luego no lo complementas con otra oferta que sea reincidente, es complicado que ese público se quede. Una mayor sinergia de OT con Playz sería positivo”.
Acá vuelve el término que más convoca a este lugar: Complemento. RTVE tiene excelentes productos en ficción como “El ministerio del tiempo” (100% recomendable, está en Netflix) y Néboa, con eso ya están empezando a atraer más y más audiencia. Parafraseando a la cuña, acá también se necesita que TVN se identifique con los valores de “Rojo” que vino a cambiarle la cara a la TV pública, con sus virtudes y defectos. En OT esta semana no más con motivo del 8M hubo una charla con respecto a los derechos de las mujeres y de cómo el feminismo es importante. Salvo uno que otro grito al cielo de alguien del PP o de VOX, fue un gran acierto que acá se debería replicar.
Sobre los distintos modelos de audiencia, Fernández dice: “ahí está el dato de la audiencia en diferido, la audiencia digital de la web y la audiencia social. Esos tres datos deberían incorporarse de una manera mucho más estructural a la valoración de los programas porque te da una visión mucho más global de lo que estamos viendo. Y ahí es donde ves realmente el impacto de un programa como OT, toda la audiencia que acumula… También son interesantes las audiencias de determinadas series, que a lo mejor no funcionan bien en abierto, pero sí en diferido. Si no se incorporan esos criterios es muy difícil que tengamos un juicio más equilibrado”.
Pensar que en la casa anterior cuando decía que el rating debería incluir redes sociales me tildaban de picado y que lo decía porque los programas que yo veia fracasaban, sin embargo ignoraban que eso era mentalidad de primer mundo. Asi lo entendieron Canal 13, CHV y TVN que ahora entregan sus propios datos mencionando cantidad aproximada de espectadores, constituyendo una completa reinvención del modelo de negocios. Tardío, pero si no era ahora no iba a ser nunca. Y con esto nuevamente el tiempo me ha dado la razón, y desde la tierra de Aitana War también coinciden.
Cada día veo más TV española que TV chilena, de cualquier forma y en cualquier plataforma. En el último tiempo he visto “Élite”, “La casa de papel”, “Las chicas del cable” y “Merlí”; cuando me levanto pongo “La mañana de La 1” y los domingos no me pierdo “Operación Triunfo” y sus galas donde el talento sobresale y vence. Ese mismo leit motiv que llevó a la reinvención y al buen pasar de los ibéricos tiene que cruzar el mediterráneo, por el bien de la industria.