En una columna pasada describía la relación social que hubo entre la televisión y los espectadores durante la Dictadura Civico-Militar, es tiempo de analizar ahora si realmente es necesario abordar una tesis tan tajante como es el que la televisión fue un instrumento de la dictadura para mantener a la ciudadanía a raya de los eventos que sucedían en el país, hablamos de los programas de entretenimiento, deportivos y de las áreas dramáticas, porque es evidente la intervención de los organismos estatales en las areas de prensa.
Digamos que tambien se hace esta columna en la necesidad histórica en la cual nos encontramos de buscar una mayor transparencia y verdad en los propósitos televisivos, en momentos en que los países se hacen un fuerte revisionismo sobre su obra pasada, es fundamental analizar el papel que tuvo la televisión en dictadura y si realmente es efectivo que esta cumplió un papel de apoyo al régimen. En la Argentina post crisis de 2001, y en especial al asumir el gobierno de Nestor Kirchner se realizó una fuerte iniciativa para reconsiderar las acciones realizadas durante su dictadura, y es en esta circunstancia donde se comenzó a revisar el papel que tuvo la televisión para apoyar de manera implícita o explícita al regimen de facto y aquí comenzaron a mostrarse hechos y situaciones donde animadores, actores o comediantes hicieron alarde al regimen.
Parte fundamental del contenido de la programación que no estaba sujeta a censura (hablamos de los programas informativos) efectivamente pudo realizar su contenido con cierta libertad para realizar los programas, no eran pocos los programas televisivos donde se invitaban a figuras que podían despertar cierta critica a la imagen gubernamental, solo se censuraban a aquellas figuras que desde los altos cargos estatales les parecía como objetables, como es el caso de Joan Manuel Serrat que había llegado a tener negociaciones con TVN en 1983 para actuar en uno de sus estelares, pero por disposiciones superiores se dispuso que Serrat no podía entrar al país.
En cuanto al contenido de los programas de espectaculos especialmente, solo llevaban la tonica de la televisión internacional de aquellos años que era la realización de grandes estelares musicales con la presencia de figuras gravitantes, pues no podemos llamar como programas “elusivos” a formatos que tambien funcionaban en países donde operaban robustas democracias, ademas más que acicates gubernamentales, eran las amplias ventajas de tener un dolar barato las que motivaban a poder invitar a grandes figuras del extranjero a este tipo de programas.
En programas deportivos sucedía una tónica similar, ya desde los años de la Unidad Popular Televisión Nacional apostó fuertemente en impulsar transmisiones deportivas de gran consideración, sobre todo futbol, tenis y boxeo, es más, de las pocas areas donde se mantuvo gran parte de los esquemas originales fue precisamente el area deportiva. Todo esto se vio aun más favorecido gracias a la expansión de la red satelital en el mundo, lo que aumentaba las transmisiones en vivo y en directo desde cualquier lugar del planeta, situaciones que solo incrementaban el interes publico de ver estos eventos, como el interes comercial de financiar estas costosas transmisiones.
Por ultimo, las areas dramáticas, que experimentaron un decline en los primeros años del régimen, pasaron a tener un protagonismo relevante a partir del exito que significó “La Madrastra”, esto motivó a que diversos productores forzaran a remover las listas de actores que no podían actuar en televisión por su opción política, es así como a mediados de los ochenta muchos actores que protagonizaban importantes telenovelas e incluso importantes campañas publicitarias paralelamente participaban en proyectos teatrales donde se hacía abierta crítica a la dictadura, esto culmina a traves de la campaña de NO en 1988, donde la gran mayoría de los actores expresan publicamente y por televisión su oposición a Pinochet.
Si bien en estas tres areas se alcanzaron niveles importantes de autonomía, es necesario recalcar que de todos modos el régimen instrumentalizó algunos eventos para entregar al país una imágen positiva de Chile al mundo, entre ellos se encuentran el Festival de Viña, el certámen Miss Chile o algunos eventos deportivos como las finales de la Copa Davis en 1976 o las definiciones de títulos de boxeo, es necesario recalcar que el propio Pinochet arengaba a los participantes de estas instancias internacionales que “debían entregar una buena cara del país ante el Mundo”. Tambien ciertos artistas comenzaron a tener mayor figuración gracias a su cercanía con el régimen, y cuya excesiva figuración acabó mermando sus posibilidades de mayor ascenso al llegar la democracia.
Pues bien, la televisión, aparte del contenido informativo que estaba intervenido total o parcialmente por parte del Estado (o por periodistas afines a ella), si bien tuvo ciertos indicios de censuras o manipulación gubernamental, en gran parte pudo desarrollar sus proyectos libremente, incluso pudiendo ofrecer al publico algunas figuras que podían ser opositoras al régimen, aunque sin dar mensajes directos de lo que sucedía.
La televisión en Chile, en las materias analizadas, se rigió más que por las decisiones gubernamentales, por las tendencias televisivas internacionales de la época, con gran presencia de programas musicales, dramas melodramáticos y una creciente divulgación de los eventos deportivos (favorecidos en gran parte por la extensión de los servicios satelitales).
De todos modos, la mancha negra que significó la censura informativa y la ausencia de programas que analizaran de manera crítica la realidad nacional, han terminado empañando la labor realizada por los funcionarios de la televisión, que más allá de los compromisos ideológicos de turno, su mayor misión era de entregar una televisión de primer nivel para una población avida de liberar las tensiones, tal vez esa sinergia, hoy inexplicable, era necesaria para un país que necesitaba de alguna forma sobrevivir y seguir adelante.
En una entrega final de esta serie nos referiremos precisamente a esta “mancha negra” que enlodó todos los esfuerzos de la televisión de aquellos años que fue la manipulación informativa.