A medida de que inevitablemente corren los días para que inicie una nueva Teletón, es importante señalar en esta columna tres dimensiones para entender a esta fundación y su respectivo programa de televisión para la recolección de sus fondos, tal vez estas perspectivas puedan contribuír a un debate siempre interesante como es la finalidad de esta institución, más aun con una severa crisis de algunos de sus soportes elementales: la televisión y la empresa privada.
Una dimensión política-ideológica: La Teletón es objetivo de críticas especialmente por los sectores progresistas de la sociedad al identificar a esta institución como el ejemplo más claro de como el Estado privilegia que sus acciones preferenciales, como es la salud, se lo “entregue” a un ente privado como es la Fundación Teletón, se constituye entonces como un fiel ejemplo de lo que se denomina como “Estado Subsidiario”, concepto ideológico en donde se privilegia a la acción de los cuerpos intermedios en la realización de tareas fundamentales para el desarrollo humano, y solo en caso de que los privados no les interese participar en estos se otorga al Estado tal función. Quepa señalar ademas que los sectores progresistas ven que la rehabilitación al ser un derecho social debe ser atendido preferencialmente por el Estado y no por una institución de caridad, como se pretende identificar a la Teletón, tambien critican la presencia del gran empresariado que busca a traves de esta campaña “blanquear” su imágen pública a traves de una supuesta generosidad institucional que a la larga es dinero de los propios consumidores que privilegian las marcas asociadas a la campaña y no necesariamente patrimonio directo de las compañías patrocinantes.
Por su parte, los sectores más proclives al liberalismo económico aplauden a la Teletón por la capacidad de que una institución surgida de la sociedad civil puede entregar un sistema de salud de excelencia, cubriendo parte importante de los pacientes que requieren de estos servicios. Una demostración que los agentes privados son mucho más eficientes que los agentes estatales.
Una dimensión como programa de televisión: Aquí no solo los sectores progresistas (que rechazan de plano la existencia de una fundación como la Teletón) quienes presentan reparos, sino tambien variados sectores que si apoyan la existencia de la campaña, pero que presentan grandes reparos a show televisivo que acompaña la campaña benéfica. Desde propósitos ocultos de su principal organizador, como el ya mencionado blanqueamiento de imágen de empresas colaboradoras como de los rostros televisivos, tambien fue objeto de fuertes críticas los reportajes motivacionales que muchas veces mostraban imágenes de alto impacto para llamar a apelar a la sensibilidad ciudadana, criticas que incluso han sido acogidas por instituciones supranacionales. Algunos de estos reportajes han sido reemplazados por ejemplos de superación y no utilizar a los niños como sujetos lastimeros. Tambien se critica a un programa de televisión que dice apelar a los más pequeños (publico objetivo de la fundación) incluya en su contenido elementos para mayores de edad, que juegan con el sexismo y la vulgaridad, felizmente esta situación tambien se ha ido arreglando en los últimos años.
Una dimensión histórica: Es en este elemento donde la Teletón gana un impulso muy grande en la aceptación ciudadana. Por años esta campaña fue una de las pocas instancias (sino la única) donde la muy dividida sociedad chilena se unía en una causa comun, para observadores extranjeros o testimonios de personas que sufrieron el exilio se impresionaban de como un país entero se conmovía por las historias de niños que podían ser sus hijos, como tambien las largas filas de familias enteras en los bancos que asimilaban a la rica cultura cívica chilena anterior al Golpe de Estado, reflejado en las largas colas para ir a votar. Era ademas una de las pocas veces en que la televisión reflejaba el drama humano diario de muchos chilenos, donde la televisión jugaba un rol evasivo en la vida de los compatriotas.
Tambien la Teletón tenía un ingrediente muy propio de nuestra cultura: la capacidad de hacer milagros colectivos. En el Chile secular de los setenta y ochenta, donde se creía en fenómenos como la Yamilet o la vidente de Villa Alemana, la Teletón complementaba una concepción supernatural de ver cumplir deseos muy profundos en las personas. Ver alcanzar metas tan millonarias en apenas dos días, como tambien ver a pequeños niños dando sus primeros pasos de manera autónoma abrian la capacidad de redención de un país que estaba acostumbrado a vivir días muy grises, era la forma de como los chilenos querían buscar hacer el bien en un país donde imperaba la cultura de la muerte, era la capacidad de conviertir de seres apáticos a lideres bondadosos, tal vez el mejor ejemplo de esto es del propio Mario Kreutzberger, una figura si bien muy popular, era mal vista por sus actitudes campechanas, burlescas y hasta crueles con los participantes de sus programas, pero en este campaña, la figura de Kreutzberger pasaba a ser la de un lider social innato, hasta con cualidades distintivas a un Jefe de Estado o de un Santo, donde incluso su tono de voz campechana que lo distinguía pasaba a ser el tono grave de un comunicador con alta solemnidad, con la capacidad de conmover a todos los espectros de la sociedad.
Pues bien, hemos analizado en algunas dimensiones fundamentales para entender los factores a la cual se ataca como se defiende a la campaña de la Teletón, personalmente, creo que la Teletón muchas veces paga como justo por pecador en relación a sectores que tienen concepciones ideológicas muy dogmatizantes sobre la acción del Estado, que rechazan la iniciativa privada en acciones que colaboran con el Estado y no antagonizan con ella, tal vez si la Teletón no tuviera la presencia social que tiene y si aun fuese esa pequeña organización a favor del niño lisiado que funcionaba discretamente hasta 1978, valorarían su presencia, pero tal vez es su excesiva figuración en la vida social chilena, sus muestras de hipocresía de figuras interesadas y lo banal (hasta rasca) que termina transformandose el programa televisivo es lo que pasa a tener una connotación negativa. Tambien la Teletón debe enfrentar a las nuevas generaciones que desconocen la importancia simbólica que tuvo la campaña en momentos dificiles de nuestro país y acercarlas a las nuevas figuras populares que justamente hoy no estan en la televisión, sino a traves de las Redes Sociales. Es una tarea que tendran que enfrentar pronto, ya que son estos factores los que terminaran asegurando la credibilidad que gran parte de la ciudadanía tiene a esta campaña que la sienten como propia.