Resultaba conmovedor, el teatro Teletón vacío, con apenas un par de animadores y algunos “teletonistas” marcaba el inicio de la exitosa campaña benéfica a favor de los niños con capacidades fisicomotoras diferentes. Era todo lo contrario de lo que demostraba el show de la Teletón en las versiones anteriores: un teatro lleno de público, con una decena de coumunicadores y el maestro de ceremonias abriendo la campaña en el estudio, esta vez, Mario Kreutzberger se quedó en su casa durante toda la transmisión, marcando un cambio absoluto en lo que conocemos como transmisión televisiva.
La Teletón de este año demostró un cambio gigante de lo que va a ser la televisión (y las comunicaciones en general) en el periodo que viene.
Lo que vimos el fin de semana es que ya no será necesario salir de la casa para hacer un programa televisivo, solo hay que hacer algunas mejorías en ofrecer una imagen de calidad en las transmisiones y eso sería. Y es que la crisis mundial del Covid-19 ha marcado la forma de como nos relacionamos con el entorno, de como trabajamos, de como consumimos y como comunicarnos, y es en este último punto donde la televisión ha asumido el desafío de alejarse de los grandes estudios y asumir la realidad que ya estaba imperando en esos otros comunicadores independientes de la gran industria estaban realizando contenido desde sus hogares, hablamos de los streamers y youtubers, quienes nos han demostrado que se puede hacer televisión sin necesitar de gran presupuesto y de grandes equipos para llegar masivamente a las plataformas. Hemos criticado por años el abandono de la televisión a los sectores más jovenes como tambien el no haber utilizado estas nuevas tecnologías para atraer a mayor audiencia, y lo que vivimos el fin de semana pasado entrega una sensación de que por lo menos están realizando el intento de enmendar el camino. La realización de la Teletón 2020 se alejó del boato innecesario, de los codazos de los animadores, de una desmedida presión para lograr la meta, pero tambien la transmisión desde las casas de los comunicadores entregaba una señal de cercanía muy grande con el televidente, ver a los rostros al natural, sin maquillajes hacían ver a nuestros animadores como cualquier cuidadano comun y corriente, eso termina generando una sensación de cercanía y autenticidad muy necesaria para una industria que ha perdido mucha legitimidad en los últimos años.
Sabemos que estos cambios han sido forzados por el peso de la urgencia, pero tenemos el brote de confianza de que la televisión haya aprendido de las enseñanzas de lo ocurrido en esta crisis y pueda dirigir las transformaciones necesarias para asegurar su supervivencia como industria. Se aprendió de que ya no es necesario dotar de gran infraestructura para crear un programa de televisión decente, como tambien se puede llegar al publico masivo de una forma más directa y cercana a la gente. Tambien debemos agregar las diferentes propuestas de comunicadores (como Martin Cárcamo) que estan utilizando las Redes Sociales para generar contenido propio, eso tambien marca un precedente que esperamos que no marchite al superarse la emergencia.
Al parecer la televisión emprende un nuevo rumbo, más austero, más original, más cercano y más creativo. Esperemos que este no sea un mero canto de sirena y se pueda concretar el deseo de una nueva televisión más temprano que tarde.