Hoy usted y yo debimos haber ido a depositar nuestro sufragio por una nueva constitución. Finalmente será en octubre, tiempo suficiente para cazar votantes y buscar ese alejado consenso. Lo que no se posterga son los ubicados que semana a semana están con nosotros.
Los ubicados: Consejo Nacional de Televisión

No cabe duda que la gestión de Catalina Parot al mando del organismo rector de nuestra pequeña pantalla ha sido, salvo algunos malos matices, más que buena. Se atrevieron a penalizar a la farándula dura -cosa que los antecesores hacían a parteaguas- y a trabajar en el avance de la TDT, sumado a la creación de TV Educa Chile.
El lunes recién pasado hablabamos en este mismo sitio de que el ente hizo eco de las críticas hacia la televisión de libre recepción debido al famoso factor de la balanza desequilibrada hacia políticos oficialistas, en su mayoría alcaldes, y en su mayoría Lavín. En consecuencia, encargaron elaborar un informe acerca del minutaje de las apariciones de políticos, el cual podría estar listo durante las próximas semanas.
Esperamos que este informe sea totalmente independiente de sesgos ideológicos o del mismo gobierno en funciones, y por sobre todo, que el mismo Consejo elabore una minuta o una pauta respecto a los invitados a los paneles de conversación sobre política, para que asi haya un verdadero acceso pluralista a las organizaciones políticas que no intenten hacer estado desde el odio.
Y ya que estamos, y sobre las críticas al horario de la serie “Helga y Flora”… ¿Por qué el mismo CNTV no exige a las cadenas emitir las producciones favorecidas con sus fondos en horarios de máxima audiencia?
Los desubicados: La cobertura del brote de COVID-19 en un cité de haitianos en Quilicura

Fueron todos en manada hacia el sector norponiente de la capital para ofrecer una cobertura que fue sindicada por muchos televidentes y especialistas como “sesgada”, y demostró nuevamente la peor cara de una televisión que dice mucho sobre integración, igualdad y democracia, pero no lleva sus palabras a la práctica transformando sus palabras en versos de rap. Solo que a Nicki Minaj le salen mejor que a nuestros ejecutivos.
Si uno prende un matinal de televisión abierta verá que se hizo una cobertura estigmatizante y hasta de ribetes xenofóbicos, tomando cuñas de habitantes en el tono de “devuélvete a tu país”, y de vuelta al debate sobre el odio en televisión abierta. Ya el Colegio de Periodistas y el Servicio Jesuita de Migraciones criticó y con justa razón la tendencia hacia el estigma, y no solo eso, sino que el nivel clasista de la transmisión.
Porque… ¿Usted vio acaso el mismo escarnio público cuando fue lo de los empresarios del Sector Oriente que huyeron en helicópteros hacia Zapallar durante semana santa? ¿O el brote de COVID-19 en el exclusivo Colegio Saint George? ¿O cuando muchos “zorrones” hicieron fiestas clandestinas en medio del toque de queda en Las Condes? No vimos el mismo señalamiento de parte de los panelistas que usted ve todos los días, porque al cuiquerío nadie lo toca.
Qué lejos estamos del nivel de la televisión de Estados Unidos o de Europa.