Si bien la semana pasada no hubo por falta de Quorum, en esta vaya que pasaron cosas. Tantas que ni siquiera hemos tenido un “ubicado” porque, obvio, la televisión chilena da un paso adelante y diez atras. Como sea, los ubicados acatan la Cuarentena Total en la Provincia de Santiago.
El desubicado: La farandulización de la política
En tiempos nefastos como los que se están viviendo actualmente, nuestra clase política lejos de dar señales de unidad y de comunión en cuanto a la lucha contra el Coronavirus, están sencillamente haciendo el loco. Al ya bullado caso de Lavín cuya reapertura del Apumanque le está costando caro, esta semana vimos lamentables señales de quienes dirigen los destinos del país.
Por un lado, la semana pasada vimos a un Rodolfo Carter retirándose indignado luego de que su par Daniel Jadue criticara la labor del Gobierno en cuanto al manejo de crisis, que más que una asignatura pendiente, ha sido bastante reprobada. Algo que solo habíamos visto en mediáticas como Tanza Varela en los pasajes más patéticos y lamentables de nuestra pequeña pantalla en horario estelar.
Y por el otro lo que denunció esta semana El Desconcierto, que los diputados Diego Schalper y María José Hoffmann dejaron plantada a la Comisión de Educación de la Cámara de Diputados para acudir a “Bienvenidos” a hablar de la pobrémica de las donaciones de Revolución Democrática.
Cuando privilegias la tele por sobre tu labor pública, no solo pierde la ya desprestigiada clase política chilena, sino que también nuestro país, que se siente sumamente desprotegido por quienes deberían defendernos. Y mejor ni hablemos de algunos ediles y sus medidas “para la tele” como Alessandri o el mismo Carter.
El carepalo: La TV chilena
Nuevamente. Los que en diez años no fueron capaces de crear una industria a la altura de los nuevos tiempos. Los que perdieron tiempo, dinero y espectro creando contenidos de una discutible calidad que, si bien en un tiempo fueron exitosos, luego terminaron creando lo que acá todos sabemos: Pérdidas de empleo, una estructura programática monótona y lo que más duele: La supresión del talento de nuestras pantallas causando un grave perjuicio para muchos televidentes.
¿Y por qué ellos se ganan el Carepalo esta semana? Porque ellos hicieron de todo para que el COVID-19 estuviese ganando el gallito. Desde la cobertura racista y clasista del brote en un cité de haitianos en Quilicura, pasando por Mega llamando a poner banderas chilenas para demostrar unidad (quizá otro autogolazo del canal líder), hasta la rimbombante cobertura de la reapertura del Mall Apumanque, la cual tuvo momentos patéticos como la bajada de micrófono de Marilyn Pérez y la abuelita en primera línea en el “Mucho Gusto”.
Y esta semana ellos mismos se preguntaban si era prudente hablar de “nueva normalidad” o “retorno seguro” siendo que no había todavía la condición para volver a nuestros lugares de trabajo, estudio o divertimento con nuevas disposiciones. No hubo espacio a la crítica, ni a la diversidad de opinión, ni menos al pluralismo que tanto defendemos en esta humilde tribuna. La tele en Chile salió de un problema (la farándula) para meterse en otro. Y quizás en cuantos más. Eso les pasa por privilegiar un mal modelo de negocios en vez de algo más sustentable.