Mire si hay dos, o tres mundos televisivos que funcionan casi paralelamente, sin embargo, solo uno está quedando como un modelo que insiste en aprovechar la polémica para facturar, esta vez sin éxito alguno: Todos sabemos el progreso que llegó a la TV española de la mano de series como “Élite”, “La casa de papel”, “Merlí”, “Toy Boy”, “El Embarcadero”, “Altamar” y otros títulos de gran valía.
En la TV argentina, la cuarentena no impidió que nuevamente dieran cátedra: El pasado viernes en “La Viola”, el programa de música del canal de noticias TN, se entrevistó a Katy Perry contando detalles de su nuevo trabajo en curso y progreso, mientras lucía flamante y radiante su “babybump”. Otro canal del mismo país, C5N, ofreció una entrevista exclusiva a Lady Gaga poco después de haber lanzado su nuevo disco “Chromática”.
¿Y acá? Todos los días el menú es tan repetitivo como cansino: Políticos en su mayoría del oficialismo peleándose cual diva farandulera en las pantallas de los matinales. Incluso varios parlamentarios pegándose sonoros faltazos a las sesiones para ir a figurar o a agarrar cámara en el que pareciera ser el programa “oficialista” por excelencia. Hablamos sino de “Bienvenidos” de Canal 13, cuya receta no está para nada funcionando. Como quien dice, “cambian los payasos” pero el circo sigue siendo el mismo, claro que este tiene un público escaso para un aforo gigante, aún en cuarentena.
Como hemos denunciado y escrito hasta que nos da calambre en las manos, hay recetas que pueden hacer bien a nuestra pequeña pantalla y otras que francamente no. La farándula está bajo tierra, pero eso no aminora que la TV chilena se haya vuelto cada vez más inmirable, con pinceladas de buena televisión que no son más que verdaderos “oasis” en medio del desierto como “Helga y Flora”, “Aquí Somos Todos”, “Historias de cuarentena” y hasta “Con amigos en casa”, el humilde programa de TV+ con Cristian de la Fuente y Angélica Castro, está ganándose un espacio como una revelación de este complicado primer semestre televisivo.
¿Y qué es lo peor de todo? Es que ver a políticos peleando, como en su minuto lo era ver a falsas “divas” que uno no sabe de dónde salieron peleandose por cualquier tontería los viernes en la noche durante la década pasada, afecta tremendamente nuestra salud mental. No lo neguemos: Nos ponemos más tensos cuando vemos a Moreira glorificar al dictador en televisión abierta, asi como ver a Matthei justificando “su derecho” a tratar de flaites a quien se le cruce por delante.
¿Y a qué recurrimos cuando nos ponemos tensos? A la música y a las series. En lo personal, mi complicado estado mental (del cual no daré detalles, al menos no en este minuto) me obliga a huir lo más que se pueda de la televisión local, que en las mañanas es tan tóxico como la red social del pajarito celeste. Mi rutina ha sido escuchar discos, descubrir artistas y ver series en Netflix, Prime Video y HBO GO. ¿Y de televisión? Veo la española y la argentina.
¿Puede darse cuenta de cuán distinta sería la televisión de nuestro país si se proyectara más música y producciones de ficción? ¿Cuántas personas se entretendrían, pero se entretendrían bien, poniendo alguno de los cuatro canales más importantes del país si eso sucediera? La pandemia, como el 18 de octubre, obligan seriamente a replantear modelos. La ciudadanía anhela que el sistema cambie, asi como nosotros buscamos que las orientaciones programáticas sean más cualitativas y menos desequilibradas. Nunca fue el capricho del dueño de un sitio de televisión ni una imposición de gustos. Siempre ha sido el bienestar y equilibrio mental de todos quienes seguimos creyendo en la TV chilena, muy a pesar de todo.
No nos hace bien para nuestro cerebro y mente ver a los políticos oficialistas (algunos bastante fuera de sí) pelear con alguien de la inexistente oposición cuando los tiempos no están para buscar enemigos imaginarios. Si nos hace bien explorar nuevos mundos, analizar teorías mientras seguimos el curso de una serie, o vibrar con algunos de nuestros artistas favoritos.
Una vez terminada la emergencia sanitaria, debe haber un recambio. Y la ecuación para el éxito debe ser como la española y argentina: Música + series locales en la TV nacional. Y no solo por un tema de industria sino que por sanidad mental. Y la rima suena aún más necesaria.