Han pasado dos semanas desde que se estrenaron las franjas políticas para el plebsicito en televisión y desde aqui lo analizaremos no desde el clasico prisma de verlas a traves del esquema “franja por franja” sino que a traves de una evaluación general.
Primero que todo, el recurso de las franjas cada vez tiene roles menos decisivos en el juego de la persuación electoral, más que convencer reafirma las convicciones y eso en cierto modo es negativo porque procedemos a ver espacios que solo incentivan a polarizar el ya enrarecido ambiente que vive el país y genera muchas dudas en los votantes moderados e indecisos sobre el modelo de sociedad que se busca establecer en la supuesta nueva constitución.
Pero no solo hay falencias en el plano ideológico, sino tambien en lo técnico. Sin dudas que la pandemia ha afectado la realización de las franjas políticas, aunque algunas ya estaban elaboradas desde principios de año (cuando el plebiscito estaba contemplado para el 26 de abril), pero se percibe algunos espacios con poco presupuesto, falta de imaginación en los sketches y poca credibilidad en las actuaciones. Se nota el bajo interes en el financiamiento de la campaña, donde la opción que más dinero ha recaudado (la del Rechazo) solo alcanza los cien millones de pesos, muy lejos de los miles de millones que suelen usarse para las campañas presidenciales y/o parlamentarias.
Para cerrar los aspectos negativos, sin duda que lamentamos que los partidos políticos no hayan tenido la capacidad de formar comandos unicos para cada una de las posturas, se lamenta en el sentido de que muchas veces se abre la confusión de que sucedería en el país si se discute una nueva constitución, no existen mensajes uniformes, ni siquiera un simbolo único que identifique a cada una de las opciones, lo que incrementa la confusión.
Pero tambien hay espacios positivos; valoro la prouesta de “Aprobemos Dignidad” (PC, PRO y organizaciones civiles) al incluír en sus espacios algunas figuras que han sido rostros de la represión policial en los días del estallido, como tambien la presencia de los recordados personajes de las teleseries chilenas de finales de los noventa y principios de los dosmiles (¿es apresurado decir que estas producciones son las propuestas más emblemáticas e identificadoras realizadas por la televisión chilena?) generan un lazo de cercanía con el gran público que era desconocido hasta entonces, le han dado (por lo menos en pequeños espacios) la épica que le faltaba a esta campaña, como el crear mensajes que llegasen a una amplia mayoría de la población. Tambien se valora la propuesta de la DC y de Convergencia Progresista (en especial del PPD) al explicar pedagógicamente los que está en juego y lo que significa cada una de las opciones en disputa en el plebsicito.
Raya para la suma, la franja refleja el signo de los tiempos, una televisión cada menos relevante al momento de convencer a la población, la mayor confusión y crispación de los bloques políticos incluso buscando objetivos similares, pero me sorprende que aun no aparezcan piezas que realmente conmuevan o marquen un hito a pesar de la presencia de grandes realizadores y profesionales de la televisión en ambas propuestas y eso preocupa bastante, ya que tenemos referencias muy altas para este tipo de campañas, solo algunas piezas seran más recordadas, como las aludidas en el párrafo anterior o el inicio de la campaña de la DC, pero tal vez seran recordados más los spots ridículos que se han exhibido como aquel donde un mecánico repara con una consitución un auto. Estamos esperando el avance de las franjas para ver una mejor evolución y sobre todo, convencer al votante indeciso, el cual siempre es el objetivo de toda franja.