El Consejo Nacional de Televisión, institución que supervigila la actividad de este medio de comunicación, cuya existencia está definida en la Constitución Política de la República y que cuyas disposiciones fundamentales estan establecidas en la ley 19.131 requiere de una necesaria reingeniería que enfrente a la nueva realidad de la industria como de la sociedad misma.
Al momento de redactarse la ley que actualmente rige al CNTV, estamos hablando de 1992, la televisión era el medio hegemónico en la sociedad, mientras que la política chilena estaba dominada por dos ejes políticos que a traves de una serie de acuerdos moldearon la transición hacia la democracia. Este ambiente ha sido superada por diversos hechos, lo que hace que el consejo enfrente esta nueva realidad.
Se requiere un consejo que siga tomando cuerpo del rol fiscalizador que ha ganado un mayor campo de acción gracias a la actitud misma de los televidentes al denunciar a traves de los caminos establecidos por el CNTV hechos que agreden las disposiciones generales que deben obedecer las estaciones televisivas. Si hay algo que se debe dejar en claro es que estos canales televisivos de libre recepción forman parte de un espectro radioeléctrico público, por lo cual necesariamente deben cumplir un rol que respete elementos básicos para la dignidad del televidente, hablamos de derechos fundamentales, básicos para la sana convivencia, el respeto hacia las minorías y la promoción de la sana convivencia. Si bien no se pretende convertir al CNTV en un tribunal censurador, como tampoco un ente que esfume los propósitos editoriales que elaboran los medios, si se debe entender que los canales cumplen necesariamente un rol público y que por ello se contraen obligaciones mínimas para que estas puedan operar sin restricciones. El rol fiscalizador por tanto no es una limitación al campo de acción contra las decisiones editoriales sino un instrumento de protección al televidente de posibles eventos que vulneren la dignidad de las personas, ni más ni menos.
Pero no solo el CNTV debe enfrentar a una sociedad más empoderada y consciente de sus derechos, tambien debe ofrecer mecanismos capaces de asegurar un estándar minimo de calidad en la programación como en la objetividad periodística. Reitero, esto no quiere intervenir los planes editoriales de los canales, sino son exigencias que son necesarias para asegurar televisoras comprometidas con la verdad, que sean profesionales en el momento de emitir contenidos y por sobre todo, convertirse en un instrumento público que contrarreste la fuerte influencia de las noticias falsas a traves de las redes sociales, por tanto la televisión tiene un rol de servicio que debe ser resguardado a traves de un CNTV fuerte y que desempeñe un rol de promotor de políticas que garanticen una difusión de la información de una manera verídica y balanceada.
Por último el CNTV debe establecer lazos fuertes con organismos internacionales que permitan a que el contenido nacional de calidad pueda ser promovido y comercializado en mercados internacionales y plataformas digitales. La televisión ha dejado de visualizarse solo a traves de un aparato de televisión sino que hoy se difunde a traves de diversas plataformas, esto implica que la promoción de la televisión deba apuntar a las generadoras de contenido que apuesten no solo enfocarse a la televisión tradicional, sino en las aplicaciones OTT, y creemos que el CNTV puede tomar roles de intermediación o de apadinamiento de nuevos proyectos que sean positivos para un avance multidimensional de nuestra industria.
Pues bien, el CNTV debe reformularse para encarar dos grandes fenómenos; un mayor empoderamiento ciudadado como la extensión de la dimensión de lo que conocemos como televisión, a esto debe estar en mente tanto del gobierno como de los legisladores si se tiene en mente reformar esta necesaria institución.