Estamos en el día del plebiscito, “Election Day” le diran los gringos, “fiesta de la democracia” diran los más entusiasmados, un “deber cívico” esgrimirán los más legalistas. En fin, todos tenemos alguna definición sobre este proceso y espero que todos nos expresemos en las urnas. Pero hoy ademas analizaremos como se han formulado las coberturas electorales por televisión.
En Chile, la televisión desde su primera cobertura electoral con las elecciones de 1964, adoptó un modelo similar al que se usaban en las radios en los procesos electorales, es decir, transmisiones ininterrumpidas durante todo el día, divididas entre el proceso de votación (con énfasis en los lugares de sufragio), un espacio de mediatarde y de menor afluencia de noticias donde se abre un espacio de contenido más liviano, ya desde las 17 horas un espacio donde se da a conocer los resultados a boca de urna en los centros de votación más concurridos y en la noche se distribuye la cobertura tanto en las reacciones de los protagonistas del proceso como el análisis pormenorizado de la votación. Este esquema se separa de lo que se realiza en los principales mercados televisivos internacionales, donde la cobertura se centra especialmente en los resultados y en los análisis del proceso, por ende, las coberturas solo comienzan al cerrarse las mesas de votación o al tener resultados claros.
Hay pocas excepciones a esta ya tradicional forma de exhibición de la cobertura electoral en Chile, solo en los procesos electorales de 1978 y 1980 (Consulta Nacional y Plebsicito respectivamente) los canales de televisión realizaron coberturas más compactas, privilegiando los resultados antes que intensas coberturas, de todos modos y conociendo el contexto historico bajo el cual se efectuaron estos procesos electorales no había mucho que mostrar aparte de los resultados que evidentemente favorecerían al regimen.
Tampoco la televisión chilena ha osado a utilizar mecanismos como los sondeos a boca de urna o “exit poll” muy usados en los grandes mercados (que incluso se privilegian por sobre los resultados oficiales), esto tiene una explicación clara cuando en 1993 los principales canales de televisión, Canal 13 y TVN, contrataron a organismos que realizaban este tipo de sondeos y arrojaron resultados muy abultados sobre el candidato oficialista (Eduardo Frei Ruiz-Tagle) por sobre los datos oficiales (los “exit poll” arrojaron un 63% de los votos a Frei contrariando el 58% que fue la votación definitiva), por esta razón los canales de televisión privilegiaron los resultados oficiales emanados por el Ministerio del Interior (y luego del Servicio Electoral en las últmas elecciones) que por de pronto son lo suficientemente oportunos y creibles para ser fuente confiable de información.
Forman parte del folclor televisivo de estas coberturas las singularidad chilena de emitir el “voto a voto” en las sedes electorales, esto es dificil de encontrar en otros países donde se pasa inmediatamente a recibir información de resultados más bien definitivos, hay salvedades en las coberturas de Canal 13 en el Plebiscito de 1988 y las elecciones de 1989 donde privilegiaron entregar cifras concretas o de los comandos o del Ministerio del Interior para no confundir a la ciudadanía de entregar datos parcializados (y así estaba sucediendo cuando Canal 13 entregaba resultados favorables para el “Si” en 1988 que luego fueron abruptamente sacados del aire). El folclor tambien se expresa a traves de notas con tono amigable mostrando la votación de viejitos pascueros (nuestras elecciones generalmente coinciden con las fiestas de fin de año) y alguno que otro “blooper” que alegra una jornada que casi siempre se ciñe de civilidad y seriedad. Por último, en el clasico horario de almuerzo, y donde hay menos concentración de noticias los canales transmiten programas de sobre mesa con un caracter distractivo; en su minuto eran espacios estelares que usaban estas horas muertas (espacios de conversación similares a Lo Mejor del Mundial) y luego fueron dejados a los matinales donde se incluyen las exitosas rutinas de humoristas en los festivales de verano. Más allá de eso no hay grandes rupturas con lo que se ha estado haciendo desde hace más de 50 años y se refleja con claridad en los últimos procesos electorales.
La única diferencia trascendental no tiene que ver necesariamente con el día mismo de la cobertura, sino de la campaña previa. Históricamente los canales ofrecían a público programas especiales con entrevistas y debates a candidatos (por ejemplo las programas Decisión de Canal 13) pero con el contar de los años y la progresiva despolitización del país motivaron a las cadenas a terminar con este tipo de programas, privilegiando los tradicionales espacios políticos.
Pues bien, vamos a ver hoy coberturas muy similares a las vistas históricamente, sin grandes cambios de estilo aunque con los resultados solo se veran un poco más tarde debido a que las mesas cerraran a las 20 horas y no a las 18 como ha sido la tónica. Veremos si la televisión, a pesar de su larga crisis, podrá mantener alguna fidelidad con el espectador en un día tan trascendental como este.