Se veía venir. Se oficializó la cancelación del Festival de Viña del Mar 2021 debido a la actual contingencia sanitaria. Después de un tira y afloja entre los canales oficiales y la actual edil (que, recalquemos, Reginato se va si o si debido a la recien aprobada ley de reelecciones, si el Tricel o Contraloría no hacen lo suyo de vuelta), no tendremos evento veraniego. Si bien era lo más razonable mientras no esté 100% confirmada la vacuna, lo cierto es que con una televisión abierta que volvió a ser un “desierto artístico” que cuando la farándula dominaba cuasi de facto, es una mala noticia.
Pensemos en que los festivales veraniegos eran, junto con la Teletón, las únicas instancias en nuestra pequeña pantalla donde podíamos ver cantantes. Nos podrán gustar los estilos que hacen o no, pero fuera de todo aquello, era un bien escaso en una alicaída industria que era sencillamente “talentofóbica”. Si bien hubo una gota de agua entre 2018 y 2019 cuando la televisión pública invirtió en traer artistas in boga para espacios como “Rojo”, “No culpes a la noche” y el matinal, este 2020 con el hiatus del programa de talentos y el maldito COVID-19, volvió a la triste realidad.
Del mismo modo, sin ningún espacio para nuestro arte musical ya que los privilegios eran desde “distender” el ambiente pandémico con la familia Argandoña o poner a pelear a políticos como si fuese una performance de “Primer Plano” (insistimos, qué mal hace para el Congreso el narcisismo de la abuela), la televisión chilena es aburrida, tóxica, con pocos espacios para el sano divertimento o para la conciencia como ocurre en “Yo Soy” o “Aquí somos todos”. Fuera de ello, nada.
Hemos visto como en otros países el COVID no es impedimento para saber en qué están determinados cantantes. Las televisiones de Argentina, Brasil y México han entrevistado a Katy Perry e incluso C5N, el canal más visto de ese país, hizo lo propio con la mismísima Lady Gaga en el lanzamiento de “Chromática”. Chile bien pudo hacer lo mismo con muchos cantantes de aquí y del mundo, pero claro, era más sencillo hacer espacios tóxicos y tensos que desde acá mismo te recomendamos no sintonizar. Y lo mejor es que, esta vez, a esos espacios el rating no les favorece.
Pero si ya de marzo a diciembre la televisión sin música era fome, en el verano lo será aún más. Sin Olmué, Dichato ni Viña, los únicos espacios de entretención fuera del comidillo político de turno o de la cortina de humo vigente, nuestra industria se verá aún más aminorada en calidad. Y desde acá hemos postulado la idea de que cuando pones a cantantes en algún franjeado, estelar o programa en vivo fuera de los anteriormente citados eventos, hace bien hasta para nuestra salud mental propia. Ver a Denise Rosenthal, Cami, Princesa Alba o hasta la misma Miley Cyrus, Demi Lovato o Dua Lipa hacen mucho mejor para nuestro cerebro que, por ejemplo, observar como en Canal 13 desfila la elite celebrándose entre ella o a Cubillos y Moreira pontificando sobre lo malos que somos los chilenos por haber votado Apruebo y Convención Constitucional.
Te puede gustar el rock, el pop, la cumbia, lo que sea. Pero no puedes negar que la música en televisión en Chile se ha vuelto un bien escaso. Lo que en los noventas cobró esteroides, ahora solo se ve “una vez cada tres tantos”, y eso no hace bien ni para nosotros como televidentes ni para la misma industria. Está claro que las mismas casas discográficas también tienen que poner de su parte y no cabe duda que a través de la radio hacen una encomiable labor por difundir sus catálogos, pero ¿por qué no hacer lo mismo en televisión? ¿será que los mismos canales, a través de productores y hasta directores ejecutivos ponen trabas o sencillamente les pegan el portazo en la cara?
La televisión chilena está muriendo lento. Cuando notamos que ciertos canales hacen noticia por sus enemil polémicas en matinales o por el pésimo manejo de crisis, siempre nos preguntamos lo mismo: ¿Cuándo habrá algo distinto? Yo postularía a que ver cantantes sería en los tiempos post-pandemia o post-farándula hasta algo rupturista.
A los que han visto las notas de Televisión Registrada: ¿Usted ha visto ese archivo de un programa de Victor Hugo Morales donde una señora protestaba que no había ningún derecho de que los pobres solo tengan que ver sangre, cómo se muere la gente o cómo pasa hambre? Si bien el alegato era por una final de Boca Juniors que la dirigencia de ese club vendió al cable, ahora cobra total sentido con la ausencia absoluta de artistas en la TV nacional. Viña siempre será tema de discusión por cómo se ha transformado en los últimos años, pero como dijo la mencionada telespectadora, “por lo menos es un espacio de distracción y no lo podemos ver”.