Hace algunas semanas el actor y exparticipante del reality de Mega “Resistiré”, Eleazar Gómez, cayó preso en una cárcel de México por golpear a su pareja. Desde este sitio, cuando en el canal de Vicuña Mackenna oficializaron su nombre en el line-up de participantes del malogrado teleencierro, hemos puesto la voz de alerta al respecto enfatizando que este personaje tiene un abultadísimo prontuario de violencia de género y, su presencia en el mismo y su vida aficionada a las polémicas, podría ser gatillante de nefastos momentos tan típicos de los últimos reality shows que se han hecho en nuestro país, y puntualmente en la televisora del Grupo Bethia. Felizmente la coproducción con MTV y TV Azteca tuvo un mal rendimiento en la audiencia, lo que viene a afirmar que los televidentes del nuevo Chile no quieren absolutamente nada con esta clase de programas.
Lo mismo ocurre con una de las regalonas de la televisora aún líder en sintonía: Oriana Marzoli. A través de las repeticiones de “Volverías con tu ex”, quienes la tuvieron en su altar hicieron un mea culpa por diversas situaciones de violencia de género, clasismo y bullying que desde Mega ampararon porque les daba buena sintonía. Luego ocurrió su escándalo racista que, obviamente, la televisora recién tomó cartas en el asunto cuando Carabineros acudió al lugar de la casa estudio y hoy, ella no puede ingresar a nuestro país. Además, la misma chica no ha ocultado su afinidad con VOX, partido de ultraderechas en donde sus caras más visibles no ocultan la glorificación al dictador ibérico Francisco Franco, como también el público odio hacia la comunidad LGBTQ, los inmigrantes y los derechos de las mujeres.
Lo más terrible es que, en el caso de Oriana y aún con todo el prontuario que posee a su haber, Mega insiste en glorificarla y venderla como una ídola juvenil, sin siquiera reunir las condiciones humanas y valóricas para ser un referente. Cuando fue la revuelta en Chile y Barcelona, fue la primera en aplaudir la injerencia de las fuerzas militares en ambos países, y durante el estado de alarma en España prácticamente se juntó con sus amigotes sin siquiera respetar las normas dispuestas por el Ministerio de Sanidad local. Y el líder todavía la endiosa, cuando bien podrían haber hecho un mea culpa. O por último dar un mensaje al inicio de cada capítulo de su mismo éxito de 2016, en el que bien podrían enfatizar que algunas actitudes podrían ser molestas para algunos espectadores recomendando discreción.
¿A qué queremos ir? A que los llamados “ídolos de la telebasura” tienen en sus genes farandulescos el dañar a las personas, quitar el espacio a los que si son talentosos, ponerles palos en la rueda, hacer maldades para salir en televisión y ganar jocosos sueldos de Madonna. Solamente a personas como ellos se les podría ocurrir hacer cualquier barbaridad amparada por los mismos ejecutivos, quienes luego aparecen en prensa escrita prácticamente lavándose las manos y glorificando a los reality shows. Solo ellos con su ordinariez pueden impedir que prime el raciocinio y el sentido común.
Entendemos perfectamente la jugada de Mega: Trae personajes violentos y polémicos in-extremis a sus reality shows. Quienes vieron “Volverías con tu ex” hoy reparan en el ambiente tóxico que rodeó a ese programa, haciendo un justo mea culpa por divertirse con personas peleando incluso con utensilios de cocina, los insultos de la consabida Marzoli que rayan en el clasismo y la discriminación abierta y la misma violencia de género de varios competidores.
Pero hay varias preguntas que todavía caben en este reportaje/reflexión: ¿Qué buscan canales como Mega al traer a personas abiertamente violentistas a sus programas de entretenimiento? ¿En la producción de sus reality shows saben a lo que se enfrentan si uno de ellos se sale de sus cabales y, por Dios que eso no pase nunca, ocurren situaciones de violencia muy habituales por ejemplo en la televisión de Rusia y que podríamos lamentar? ¿Sabe la dirección ejecutiva de esa televisora a lo que se expone cuando lleva a ese tipo de personas que hacen gala de los insultos y la violencia para entretener a la gallá? ¿O no les importa? ¿O si les importa pero hacen oidos sordos cuando ven los índices de sintonía? Anteponer el negocio por sobre la dignidad humana es otro de los factores que propiciaron la actual quiebra de la industria televisiva, algo que Mega sabe de sobremanera este año cuando su propio modelo exitoso se le fue dando vuelta. “Pan para hoy y hambre para mañana” dice el dicho, y esto lo refleja a cabalidad.
Lo peor es que en la millonada que le pagaron a ambos personajes podría estar perfectamente el elemento que puede mejorar la calidad de vida de quienes hicieron la Megahuelga, a los que el canal optó por ofrecerles migajas.