Hablando a título demasiado personal, este ha sido el año en que finalmente me desencanté de Twitter. Lo que empezó como una red social donde uno podía compartir y expresar libremente una opinión, afición o difundir noticias, se transformó rápidamente en una cloaca donde para ser exitoso, tienes que ser una mala persona, o un ser desagradable que busca el apoyo de la mayoría tratando de dañar incluso al que piensa como tú.
Puntualmente muchos llaman a la red social del pajarito como “la red del odio”, y no les falta razón: Muchas veces varias personas han sido objeto de linchamientos por parte de ambos sectores políticos. Víctimas hay muchas y nombrarlas sería imposible, sin embargo, en ambos lados de la moneda hay un objetivo claro: Dañar ad-hominem. No se puede diferir respetuosamente de una opinión, al contrario y cuando no basta el insulto se pasa a un nuevo límite: Sacar a relucir los gustos personales o patologías mentales para intentar anular un argumento. Eso ya es caer bajo.
Pero, ¿cuándo comenzó todo esto? ¿en 2017 o mucho antes? Podemos poner como ejemplo varios climax de maldad dentro de Twitter: El sinfin de noticias falsas que se formaron a partir de las elecciones presidenciales en USA y en Chile, cuando se dedicaron derechamente a inventar falsos de determinados artistas como por ejmplo Demi Lovato para sostener un odio (y lo mismo vienen haciendo con Katy Perry desde ese mismo año, y no han parado todavía), o la vez que los “connotados twitteros” de izquierda y de derecha hicieron valer su derecho a despedazarse verbalmente en ese pasillo creyendo que eso era un “Yingo” andante.
En consonancia, como bien dijo Cristina Fernandez de Kirchner en el año 2008: “Todo es negativo, todo negativo”.
En momentos donde las emociones están hechas una caldera con cada paso en falso de nuestro gobierno, la ira es donde más reina en Twitter. No hay espacio para quien destaque de forma positiva (y que muchas veces en este mismo pasquín tevito hemos endiosado porque realmente vale la pena que les pongamos mayor atención), todo es malo, malo, malo, muy malo, horrible, tragedia, dantesco, horror, terror. No hay nada positivo, todo es insulto, agravios, noticias falsas, intentar derribar a quien sea, apuntar el objetivo muchas veces a quien no lo merece. ¿Qué están creando los usuarios? ¿Un lugar donde se aporte o donde el ataque es pan de todos los días?
Personalmente, siento que no vale la pena seguir como persona en esa red social. Aparte que estoy dando una batalla muy personal y las veces que he tenido sobrecarga de información sencillamente me he desquitado contra todos, no es posible compartir aficiones sin que te juzguen por lo que hablas o lo que no. Al final, Twitter se transformó en un Chernobyl, algo peor que una policía del pensamiento de lado y lado, en donde el ciberbullying está a la orden del día, donde el buenrollismo no tiene ninguna cabida y asimismo, para sobresalir, tienes que ser una persona sin alma.