El otro día estaba viendo los comentarios en algunos medios acerca de Lucila Vit, quien repentinamente cambió de pareja. En él, muchos usuarios -incluyendo mujeres- trataban de lo peor a la modelo argentina tildándola de “prostituta” o de “gato” solamente por su vida sentimental. Es ahí donde yo pensé en lo mal que hizo la farándula dura en normalizar esta clase de discursos machistas que muy mal le hacen a nuestra sociedad.
Y es que ese poderoso género televisivo capaz de humillar y hacer bajar diferentes famosos y levantar otros con escaso o nulo sentido de humanidad se ha encargado de rebajar a la mujer a la más mínima expresión. A través de diferentes comentarios o conductas, se han dedicado a normalizar las expresiones misóginas que luego se replican tanto en las mismas redes sociales como en la vida diaria.
Para empezar, el programa “Primer Plano” de Chilevisión, que últimamente ha sido demasiado romantizado por un importante sector de las redes sociales, se lleva quizás todos los premios en cuanto a machismo se refiere. Hubo una época, por ejemplo, en que un panelista de dicho espacio le preguntó a una invitada si había ejercido la prostitución bajo el argumento de “responde porque te estamos pagando”. Otro ejemplo fue cuando Jordi Castell expresó acerca de Kenita Larraín que era una “hueona maraca”.
El estudio “Restos de género en la televisión: Subjetividad pública, feminismo y mediatización de la sexualidad” realizado por Cristian Cabello de la Universidad de Chile da cuenta de aquello. Ejemplifica, por ejemplo, algo que ocurrió en el cuestionadísimo espacio juvenil “Yingo”, de un canal 11 manejado por el actual mandatario en funciones Sebastian Piñera, acerca de un suceso que ocurrió con Arenita. En la memoria se describe que “Arenita tiene una personalidad agresiva que impide su normal inserción en el
modelo televisivo, es una representación de la “mujer” que desacraliza los valores morales que impugnan la discreción de este género sexual como mito, un personaje problemático en la diégesis de su programa, a pesar de la superficial uniformidad corporal”. Pero también habla de los modus-operandi para conseguir sintonía, cuando posterior a su accidente aparece bailando con un cuello ortopédico para costear su operación. De acuerdo a Cabello, ” Esta condición expone un cuerpo en desajuste, trastocando los límites humanos y “sanos” de la exposición del cuerpo en la televisión chilena. El cuerpo de Arenita se vuelve extático, es decir, hace referencia a un afuera donde las normas morales obligan a marginar este cuerpo que muestra la obscena relación entre sexualidad y mercado”.
La misma exmediática también es ejemplificada cuando en una emisión del anteriormente mencionado programa farandulero, aparece evidentemente drogada en directo. De acuerdo a Cabello, “Esta imagen de una representación femenina siendo dominada por su cuerpo, siendo incapaz de responder y articularse coherentemente, y realizando además poses eróticas que pronto fueron interrumpidas por el programa, logrando estar en el aire breves segundos, sobrepasa los límites de la representación del género y no por razones patriarcales ni por victimizaciones de género, sino porque el cuerpo deviene en una monstruosidad mediatizada”.
Durante el año 2017, “Primer Plano” se llevó 40 denuncias en el CNTV por estereotipos e identidad de género, además por “valoración de roles sociales en lo femenino y masculino”, además de objetivación del cuerpo. Similares motivos han tenido las impugnaciones contra el reality de Mega, “Doble tentación”, que de hecho fue el segundo programa con mayor cantidad de críticas en la plataforma del organismo, principalmente de mujeres.
La farándula dura también ha normalizado conductas de bullying hacia otras mujeres. Una de las denuncias hace mención a eso precisamente: “El día lunes se emitió un capítulo del nuevo reality de Mega, Doble Tentación, en que una chica venezolana grita a viva voz que las demás mujeres eran todas ordinarias, luego esta misma chica humilla a otra por su color de piel y su nacionalidad cubana entregándole un plátano y llamándola mono frente a todo un país, y convirtiéndola en el foco de burlas de todos los presentes”. Obviamente se refiere a Oriana Marzoli y sus insultos, incluyéndose, de connotación racista. Otra denuncia contra la chica-bullying española se refiere a sus episodios violentos, diciendo que “denigra y trata con palabras despectivas a sus compañeras de encierro, burlándose de apariencia física, tratándolas como animales”.
Volvamos a “Primer Plano”: Daniela Aránguiz, que entonces era panelista del programa, aseveró respecto a la separación de Alexis Sánchez que “¿Tú crees que Alexis lo soportaría?. Crees que Alexis Sánchez soportaría que su señora viajara a verlo como su polola?. Si tú te casas con alguien es para vivir con esa persona y formar una familia. Yo estoy hablando como la señora de un futbolista que soy hasta el día de hoy. O cásese con bienes conyugales y cuando se separa hace separación de bienes” declaró en su minuto, siendo duramente criticada en redes sociales.
Un estudio del CNTV acerca de esta clase de programas realizado en el año 2013 reveló que quienes más veían farándula eran personas mayores de estratos bajos. “Primer Plano”, por ejemplo, tenía alta sintonía en el género femenino de avanzada edad. Lo mismo para “SQP” y “Alfombra Roja”, este último de Canal 13. También habla de la percepción de género, diciendo que eran programas que se les da más importancia a temas que involucran a las mujeres. Se percibe que hay machismo en el tratamiento de los temas, se las trata peor y se exponen más a la pantalla. La audiencia estima que hay una responsabilidad compartida: Por un lado la propia industria le da espacio a la mujer en la que puede ser objeto de exposición innecesaria y estereotipos negativos, y por el otro es la misma mujer que ocupa este espacio muchas veces en beneficio propio. Un círculo vicioso.
En una formulación de cargos contra “En Portada” de UCV en el año 2012, el panelista Sergio Rojas (actualmente en “Me Late” de TV+) señaló sobre Perla Ilich que “además de tener malas costumbres, es mano de guagua”, haciendo referencia a que ella es ladrona. Rojas siguió con sus insinuaciones diciendo que “somos personas de bien, somos personas que no nos gusta vincularnos a gente manos largas”, haciendo en varias ocasiones gestos con la mano tratándola de mechera. El mismo panelista en otra formulación de cargos dijo sobre una participante de “Mundos Opuestos” que “Mariana Marino parece koala, lo que ve ahí parado se lo enca…” y luego hace gestos de mímica demasiado sexuales. Otra emisión polémica del fenecido espacio da cuenta de unas fuertes palabras de una escort, quien dijo que “son todas unas vendidas, ya sea por plata o por favores sexuales (…) Al final todas se venden, Adriana, Kenita, Luli, todas putas, todas y todos”. Además trató a la hija de Anita Alvarado de “maraquita” e instó a María Eugenia Larraín a reconocer que ella es dama de compañía.
Sin duda alguna que la televisión abierta en su periodo farandulero fue responsable en gran parte de normalizar y permitir estas conductas machistas en los espacios de este tipo. Uno quiere creer que la situación ha cambiado dentro de ese mismo mundo, sin embargo, al ver por ejemplo que en “Me Late” hay solo una panelista mujer (Mariela Sotomayor) y el resto en su mayoría presencia masculina, me da a entender que ellos no aprenden. Y nunca van a aprender, por algo fundieron a una industria completa y no permitieron armar, rearmar o crear diferentes tipos de contenidos.