Para muchos, 1987 fue de los años mas importantes de la década en términos de eventos y/o acontecimientos importantes sobre todo en nuestro país. Sin embargo, esto lo voy a contar desde una perspectiva completamente personal producto que he sido testigo presencial de estos acontecimientos.
Pongámonos en contexto: para 1987 tenia solo 5 años de edad. Sin embargo, si de algo soy completamente un privilegiado es el de tener una memoria a largo plazo que me permite recordar de manera algo difusa pero certera estos sucesos que ocurrían en los que serian las postrimerías de la entonces dictadura cívico – militar gobernada de facto por Augusto Pinochet.
En cuanto a la tecnología del momento, en mi hogar contábamos con un televisor Phillips blanco y negro de 12 pulgadas de tipo portable, producto que incluso era posible ver televisión en el exterior si contabas con una buena batería de auto e incluso un enchufe en cualquier parte de la casa para ver televisión en la cocina, el dormitorio o mientras estas en el almuerzo. Ya dicho esto, comencemos.
Mensajero de la vida
Vamos a emplear la palabra omitida por TVN en aquel entonces y que trataron de sustituir tantas veces como “Mensajero de la paz” como era tildado su santidad el Papa Juan Pablo II en su histórica visita a Chile el día 1 de abril de 1987. Por un lapso de seis días el país contó con el privilegio de tener en sus tierras a la cabeza de la Iglesia Católica como parte de una visita oficial, en parte por el litigio que llevó a su santidad a resolver el problema limítrofe del Beagle con Argentina.
Desde mi familia, fervientes católicos, vivieron emocionados la visita del Santo Padre cuyo recorrido tuvo locaciones las ciudades de Santiago, Valparaíso, Puerto Montt, Concepción, Temuco, Coquimbo y Antofagasta. Pero, no venimos a realizar una revisión de toda la visita, sino los acontecimientos que mas recuerdo de esta y que pude ver gracias a la televisión.
Son tres los acontecimientos de los cuales tengo memoria, la primera es la visita del Papa a la Sede del Hogar de Cristo en donde rezó hincado en la tumba del Padre Alberto Hurtado. Sin embargo, fui testigo de dos momentos que están entre los mas emblemáticos de la visita. El primero fué en el encuentro con los jóvenes en el Estadio Nacional y el otro con los fieles en el Parque O’higgins. Emitido en todos los canales, estos encuentros se caracterizaron por dos frases que marcaron la visita: “No tengáis miedo de mirarlo a él…” le dijo a 80.000 jóvenes en el principal recinto deportivo de nuestro país en donde también existió un momento bastante polémico y picante. Por último, esta la frase que pronunció en el emblemático punto neurálgico de los festivales de rock hoy en día: “El amor es mas fuerte”, en medio de incidentes producidos por el álgido momento político que atravesaba nuestro país. En general, un momento histórico e inolvidable que tiene registro en un libro oficial publicado el presente año y que mi familia alguna vez tuvo (Solo falta saber qué pasó con él).
Eligiendo una reina.
Para inicios de 1987 el nombre de Cecilia Bolocco era completamente desconocido para todos en este país, y nadie, absolutamente nadie tenía el presentimiento que su figura a partir de ese año será conocida por todos al ganar uno de los dos principales concursos de belleza del momento. Estamos hablando del Miss Universo que en ese año se realizó en Singapur.
Como bien nos permite recordar una tanda comercial del canal Sky Verde del día 23 de mayo de ese año, un mes y medio después de la visita del Santo Padre a tierra chilena, un martes 27 de mayo de 1987 junto con mi madre fuimos testigos de la coronación de una chilena como la mujer mas bella del universo. El contexto, bueno, en ese entonces dormía junto con mis padres y mientras mi viejo dormía para ir al trabajo a la mañana siguiente, con mi madre sintonizamos TVN a las 21:00 hrs para ver el tradicional concurso de belleza.
La reacción ante la victoria de Cecilia Bolocco fue sorpresiva de parte de mi madre y de incomprensión de la mía, pues a mis cinco años no tenía el conocimiento de lo que esto traía detrás. Solo sabía que el país ganaba en algo y en ello, la hija del empresario automotriz Enzo Bolocco se transformó en un auténtico banderín que represento al país en un certamen de belleza que tal vez hoy no tenga la magnitud de ese entonces, pero al menos generó uno de los eventos mediáticos mas recordados de la historia de la televisión y del cual fui testigo una noche de martes.
Que ruede la pelotita.
Sin dudas, uno de los eventos mas recordados de mi parte fue el Mundial Juvenil FIFA 1987 realizado en Chile entre los días 10 y 25 de octubre de ese año, y no era menos, si mi abuelo fue testigo en el Estadio Nacional del histórico tercer puesto de Chile en el mundial de 1962, entonces era mi oportunidad de ver un evento de gran magnitud en nuestro país, en esta ocasión gracias a la televisión.
Recuerdo que vi todo el evento deportivo por Canal 13 pues en ese entonces prefería la cobertura del canal católico por sobre la de TVN y durante esos días solo hay que decir que solo se respiró futbol en el país en un evento que tuvo como principal simbolismo la presencia de selecciones pertenecientes a la órbita de países socialistas de Europa como la República Democrática Alemana, Bulgaria y la que sería al final la campeona del evento Yugoslavia, con los cuales nuestro país había roto relaciones diplomáticas luego del golpe de estado de 1973.
En lo que respecta a como se vieron estos partidos en mi hogar, estos se convirtieron en auténticos eventos familiares, con bebidas y mucha comida junto al televisor esperando el momento en que La Roja en ese entonces de Camilo Pino, Luka Tudor, Raimundo “Mumo” Tupper y Pedro “Heidi” Gonzalez comenzaran a jugar, alcanzando el cuarto puesto al caer derrotado por la RDA y posteriormente ver la consagración de Yugoslavia de la mano de Mirko Josic y con jugadores como Boban, Mijatovic y Suker los que se transformarían en los 90 como los mas cotizados en las ligas europeas.
Toda esta sucesión de grandes eventos de los cuales fui testigo gracias a la televisión con tan solo cinco años de edad me lleva a un punto importante en donde más allá del difícil contexto, siempre hay que agradecer ser testigo de un momento que marcó profundamente la historia de un país. Para después quedarán otros detalles que podría bien rememorar en otra columna en este sitio.