Han pasado algo más de 25 años, cuando en agosto de 1995 se lanzaba el canal Rock&Pop, estación derivada del exitoso proyecto radial inaugurado en 1992 y que a pesar de su corta duración en el aire, fue un aporte significativo al surgimiento de nuevas figuras televisivas, y sobre todo, otorgarle un inusitado protagonismo a una generación que tomaría el relevo en las comunicaciones en Chile.
El canal 2 provocó un cambio importante en la pantalla chica, era el primer canal de televisión abierta orientada específicamente a un sector etáreo, pero sobre todo era un quiebre en el esquema tradicional de la televisión, que a pesar de la apertura democrática, mantuvo incólume el modelo exitoso enfocado en el entretenimiento surgido desde la segunda mitad de los años setenta.
Rock&Pop fue un reflejo único de su generación. Una generación nacida y criada en dictadura, que habia depositado sus esperanzas en la derrota del régimen y de este modo asumir protagonismo en las altas esferas públicas, como sabemos, esto no sucedió así, parte importante de la Transición la encabezaron los “viejos políticos” y la juventud quedó entrampada entre el consumismo desatado de los noventa, pero a la vez, insatisfecha de un proceso político que no abria totalmente las oportunidades para crecer, la generación que encasillamos con el “no estoy ni ahí”, pero que en definitiva no lo era tal, una generación llamada a protagonizar la alegría que ya venía, pero quedaron pronto relegados a un segundo plano.
Toda esa acumulación de experiencias se ve reflejada en el contenido de este canal, una juventud que deseaba expresarse, que tenía opinión, y sobre todo, que estaba incómoda en un proceso político que no comprendían del todo y tampoco los dejaba ser protagonistas. Pero es también una generación que prontamente se desmarcaron del partidismo político para tener una trinchera creativa por la cual podían expresar sus inquietudes.
Y es así de como llegamos al material más apreciado por este canal, y que a pesar del paso del tiempo no ha perdido sentido de la contingencia, hablamos de Plan Z, el programa ideado entre otros por Pedro Peirano, Alvaro Diaz, Marco Silva y Carolina Delpiano, fue tal vez el ejemplo claro de un grupo de personas con una alta desconfianza con las cúpulas partidarias (donde incluso se mofaban del partido de los controladores del canal, la Democracia Cristiana) pero eso no significaba que tenían una distancia con los asuntos públicos, todo lo contrario, en los inumerables sketches se evidencia una clara preocupación por asuntos que no tenían protagonismo, como el trato a los pueblos originarios, la pobreza y la precariedad en la educación superior. También Plan Z reflejaba con ironía a una industria televisiva que apelaba al morbo para llegar a convencer al público, fueron pioneros en criticar a la misma industria dentro del mismo medio, algo que pocas veces se ha replicado.
El reflejo que nos deja Rock&Pop no es el de una juventud que no tiene preocupación de los asuntos públicos, sino por el contrario, es la expresión de una generación que quedó atrapada entre dos generaciones que protagonizaron la Historia, y este fue el medio donde podían al menos desquitarse de aquella posición secundaria a la que fueron otorgados, pero no significa de modo alguno de una generación desconectada de su realidad, sino todo lo contrario, se trata de la primera generación que vio de una manera crítica el proceso político que se había establecido desde fines de los ochenta y que cada vez más mostró mayor resistencia hasta llegar a los eventos de octubre de 2019. Tal vez por eso el material de Rock&Pop no pierde vigencia, sino que mantiene una alta dosis de actualidad, de asuntos que aún son relevantes en la mesa pública y que no se zanjaron del todo en las dos últimas décadas.
En fin, más que la generación de los que “no estaban ahi”, era de una generación que no pudo protagonizar a su manera los procesos políticos y sociales y se sintieron marginados, Rock&Pop fue su canal para reflejar que, de su manera, ello también “estaban ahí”.