El pasado lunes se estrenó en las pantallas de Mega la telenovela Demente, una apuesta que el canal dispuso de algunas de las figuras más populares en la esfera de la actuación en Chile como es el caso de Benjamin Vicuña y Paz Bascuñan, la expectación en el canal era alta, pero algo falló.
La sintonía de la producción dramática no respondió como ha sido la tónica de sus antecesores, siempre en un indiscutible primer lugar. Esta vez, Demente enfrentó una fuerte competencia desde Chilevisión y TVN, y donde finalmente la nueva teleserie de la estación de Bethia sólo alcanzó el segundo lugar en promedio, y durante algunos momentos llegó a estar en la tercera posición, marcando menos de diez puntos. En fin de cuentas, un fracaso.
Durante el desarrollo de esta semana, Mega tuvo que utilizar todos los medios disponibles para promocionar su telenovela, incluido entrevistas a actores en el noticiero, en las siguientes noches la sintonía mejoró ostensiblemente llegando a competir punto a punto con el estelar de talentos Yo Soy, pero aun la producción dramática no llega al tan ansiado primer lugar, algo que para las producciones anteriores era un hecho de la causa.
¿Que sucedió? ¿Por que una teleserie mucho más ambiciosa que las teleseries anteriores de la estación morada no ha tenido la respuesta correcta del público?
Estas semanas han sido muy dolorosas para el alma nacional, la desaparición del menor Tomas Bravo, como la muerte de otra menor producto de una balacera han generado una sensación de abatimiento nacional, un sentimiento de frustración e indignación han provocado a una ciudadanía que ve como la institucionalidad del Estado no está operando de la manera correcta hacia los niños, niñas y adolescentes del país. Las malas noticias no solo se radican en el espiral de violencia que cada vez más está presente en nuestra sociedad, al momento de escribir esta columna, se superó la barrera de siete mil infectados diarios por COVID-19 en el país, constituyendo un récord desde que inició la pandemia. A pesar del éxito de las vacunaciones, la población se siente abatida, cansada y hasta indignada con su entorno, con la realidad misma.
Y tal vez el contenido de la nueva teleserie de Mega genera una sensación de abatimiento del público, un “ya basta” generalizado de una pantalla chica que parte fundamental de su producción nacional se orienta a la saturación de información, esta en gran parte negativa. Que una telenovela trate sobre temas delicados, como el secuestro de menores y el abuso a los NNA provocó un efecto adverso a lo que el canal esperaba, la relativa baja sintonía de Demente puede responderse a un agotamiento del público de un contenido centralizado en lo negativo, en lo indignante, en la búsqueda de una sensación generalizada de malestar y decaimiento.
Por el contrario, contenidos que orientan hacia una válvula de escape de todo este contenido negativo cada vez encuentra una mejor respuesta del público, Yo Soy se afianzó en el primer lugar en el horario estelar, los programas de conversación de CHV gozan de excelente sintonía y Got Talent Chile ha empezado con el pie derecho. Tal vez el público, sin perder el eje de la agenda pública, busca que la televisión sea lo que fue por muchos años, un agente que busca liberar tensiones en la población, un escape de una vida que cada vez se hace más apremiante, en medio de un futuro incierto.
Lamentamos que Demente no no comenzado como se esperaba, es positivo que Mega haya salido de su estado de confort en sus producciones, la baja sintonía no necesariamente es una respuesta negativa a la calidad de la producción, sino un síntoma de algo más profundo, de un hastío popular que se está traduciendo en el contenido que los televidentes privilegian.