Primer acto: La ex jefa de asesores del Presidente Piñera, Magdalena Diaz, hace presente ante el propietario del canal La Red, Remigio Gonzalez, la indignación del gobierno por la forma de como esta cadena informó los presuntos conflictos de interés del primer mandatario con la cadena de casinos Enjoy.
Segundo acto: El subsecretario del Interior, Juan Francisco Galli, junto con condenar el atentado que sufrió un equipo de Televisión Nacional de Chile en la comuna de Tirúa, cuestionó la entrevista que este equipo iba a realizar al comunero mapuche Hector Llaitul, aludiendo que entrevistar a personajes que reivindican actos presumiblemente terroristas.
Tercer acto: El ministro de Salud, Enrique Paris, hizo una abierta crítica a la cobertura de medios de comunicación como el Washington Post y el New York Times sobre el rebote de casos positivos de Coronavirus en Chile, a pesar del éxito en el proceso de vacunación masiva. El pasado jueves, Paris volvió a recalcar críticas contra los medios de comunicación.
El nombre de la obra parece ser fácil de deducir; un gobierno que no le parece correcto el actuar de los medios de comunicación social. Como nunca antes en estos treinta años, una administración gubernamental había expresado de una forma tan elocuente su animadversión en contra del accionar de ciertos medios, sobre todo internacionales y alternativos, el gobierno al parecer perdió toda clase de pudor en generar opiniones que podrían causar dentro de la opinión pública la sensación de que el gobierno intenta censurar a estos medios. Personalmente esto me parece exagerado, hasta este momento no han habido sanciones ni persecuciones originadas desde el gobierno a un periodista o medio alguno, no existen claudicaciones de concesiones a medios que atacan a las medidas de gobierno ni se expulsa a periodistas extranjeros que han realizado fuertes coberturas en contra de las políticas tomadas por la administración, estos casos si ocurren incluso más cerca de lo que pensamos. Lo que vemos más que nada es un gobierno que reacciona a través de “pataletas” por la mala visión pública que refleja, pero esto último no es cosa de una campaña originada por ciertos medios, simplemente es la abrumadora percepción popular la que califica mal a la actual administración.
El problema de este gobierno no es la intención de querer cerrar medios o censurar periodistas, sino una actitud que tiene para actuar. Primero se trata de un grupo de personas que siempre se han presentado públicamente como una casta de triunfadores, personas receptivas al éxito y la adulación de sus pares. Segundo, se trata de un gobierno que parece operar con el beneplácito de parte importante de los medios masivos de comunicación, tanto nacionales como internacionales. Entonces el fracaso, el actuar tarde y mal en ciertas ocasiones les genera grandes tormentos, ya que este grupo de personas siempre están acostumbradas a ganar, y junto a ello ser objeto de respeto y aprobación a través de los círculos sociales. La crisis del 18 de octubre del 2019 y la gestión en la pandemia han sepultado toda imagen positiva que podían levantar de ellos mismos ante la ciudadanía, lo que les genera un profundo reproche interno que luego se refleja a través de estas torpes declaraciones.
Sin dudas que los actos reflejados en el primer párrafo pueden ser preocupantes para el ejercicio de la libertad de expresión, pero necesariamente no constituyen una lesión de estos principios si no existe una real intención coercitiva a quienes emiten tales críticas. Pero la preocupación persiste, la preocupación radica en el componente humano de la actual administración, su capacidad para reaccionar en momentos de crisis, y la autopercepción que tienen de ellos mismos. La soberbia que detentan puede ser una enorme piedra en el zapato en el momento de enmendar el camino (algo de por si muy necesario). Lo aconsejable es que la humildad y el don a veces difícil de pedir disculpas sinceras primen sobre acciones que públicamente se aprecian peor y de una manera distorsionada de los que ellos realmente quieren expresar.