Han sido varias las ocasiones en los últimos reportes del Minsal televisados por matinales o noticieros de la tarde en los que al Ministro de Salud, Enrique Paris, se le suelta la cadena. En unos días discute en directo con los periodistas perdiendo evidentemente la compostura; en otros se deshace en elogios a los que le llevan el amén en todo, o sea El Líbero y Canal 13; cuando aparece una nota crítica o reportaje que reprocha las decisiones erráticas del jefe de cartera, dice a viva voz que “hay un medio digital que no voy a nombrar”; en otro día muy alborotado agradece a los medios que pasan su “matinal” y en una triste postal, aseguró que el New York Times y el Washington Post “se pusieron de acuerdo” para criticar al Gobierno.
Conversando en el capítulo de esta semana de “La Cajita” la tesis es la misma: Cuando los números negativos contrastan a los positivos, es lógico que el profesional se sienta sobrepasado, sobre todo cuando mientras el Plan de Vacunación avanza (y eso es innegable), los casos de contagios son peores que los de junio (lo cual, tristemente, también es una realidad). Pero… ¿Para qué el doctor se dedica a desquitarse con el periodismo?
Es ahí donde se me viene a la mente una de las postales icónicas de la última elección presidencial en Estados Unidos: El exmandatario en funciones yanqui Donald Trump en su alocución dijo que le estaban robando la elección, sin embargo, las grandes cadenas televisivas cortaron su discurso para decir, en directo, que lo que estaba diciendo no era verdad. “No vamos a seguir escuchando sus mentiras” llegó a decir Shepard Smith, conservador de los duros en su época en FOX News y hoy con su noticiero en CNBC, pero que reconoce cuando la embarra un correligionario de credo; lo mismo alguien más progresista como Jake Tapper de CNN, quien dijo que era “un día triste para América”.
Aplicando esta lógica que una vez más reafirma el profesionalismo informativo de la televisión norteamericana, me pregunto si será posible si en una de las “salidas de libreto” del doctor Paris, algún canal de televisión (que debemos reconocer que cuatro estaciones de alcance nacional han tenido una actitud más crítica, incluyendo el matinal de Mega que subió su audiencia tras virar al mismo esquema que el de Chilevisión) se atreve a cortar el balance del Minsal haciendo uso de la llamada “solidaridad del gremio”. Es ahí donde entra un dilema ético: Por un lado puedo ganarme el cielo cortando el balance porque no puedo ni debo tolerar cuando alguien, sea de mi equipo de prensa o no, es humillado por un ministro evidentemente sobrepasado; pero por el otro lado puedo recibir un telefonazo desde la jefatura de gabinete. Es ahí donde debo ser astuto y defender la libertad de expresión y de información, a pesar de los aprietes.
¿Será posible que los canales de televisión que no le besan las botas al gobierno (o sea, hoy por hoy, todos menos Canal 13) tomen la decisión de no emitir el balance diario mientras Paris siga inventando enemigos imaginarios y pintando pajaritos en el aire? Y vuelta al dilema ético: No puedo negarle a las personas que ven el noticiero su derecho legítimo de informarse, pero por otro lado tampoco puedo negarle a mis periodistas su derecho a la dignidad en el ejercicio de su profesión.
Personalmente, yo no soy director de prensa de un canal de televisión, si soy fundador y director de un medio de televisión que tiene sus principios, valores y línea editorial absolutamente definidos. Pero si laburara como mandamás de esa área yo sería tajante: Al próximo arrebato de Enrique Paris contra un periodista, yo tomaré la decisión de dejar hasta ahí la transmisión del discurso, por mucho que la labor sea informar no puedo permitir que la dignidad de alguien de los mios (y es más, incluso de alguien que no trabaja en mi canal) sea menoscabada por un jefe de cartera que está sumamente alterado y que no acepta la crítica. Y no vuelvo a televisarlo hasta que haya una actitud rectificatoria en favor del afectado y un cambio en el tono, pero por sobre todo, de actitud.