A continuación vamos a revivir una de esas páginas más oscuras de nuestra televisión, que como ha sido la tónica del debate en los últimos días, nos hace pensar en los límites que ciertos programas de entretenimientos deberían, al menos, intentar no traspasar. Es de esos momentos en donde la dignidad de las personas se ve menoscabada y no se respeta el dolor de una persona tras un tema bastante complejo como lo es el abuso sexual y la violación de mujeres. ¿Protagonistas? Los mismos de siempre: Los programas de farándula.
Nos vamos a remontar hacia el mes de abril de 2013, cuando en dichos espacios de cotorreo se reveló el caso de abuso contra una modelo. Lo realmente chungo es que, a pesar de que hubo una orden judicial de no revelar el nombre de la víctima, hubo programas que igualmente lo hicieron.
Partamos por la emisión de “SQP” de Chilevisión del 30 de abril de 2013, en el que incluso el conductor del programa de aquel entonces sostuvo que por una orden judicial no se podría revelar la identidad, refiriéndose a ella solo con las iniciales. Sin embargo, en varias ocasiones tanto el animador del espacio como panelistas como Carolina Eltit igualmente dijeron cómo se llamaba.
En ese entonces se realiza un contacto con una modelo y colega de la víctima, Alejandra Díaz, quien igualmente comete el error de dar a conocer de quién se trataba, de igual manera relativizando las circunstancias en que se encontraba la vida de la misma relacionándola con el consumo de drogas y alcohol.
Posteriormente, se revelan fotografías del supuesto victimario con la persona que sufrió la violación, mientras que otras panelistas como Francisca Merino y la también modelo Ariela Medeiro, insistieron en revelar el nombre de la misma.
Similar horror cometió un programa a menudo romantizado por los nostálgicos de la farándula, como lo es “Primer Plano” en su emisión del 3 de mayo de ese mismo año. Para empezar, se relativizó y se restó credibilidad al testimonio de la víctima.
Sumado a todo lo anterior, el periodista Juan Pablo Queraltó dió más detalles de la identidad de la misma persona.
Otro programa que cometió el mismo error fue el espacio de Mega “Secreto a voces”, en su emisión del 30 de abril de 2013, en el que también las panelistas Alejandra Valle y Javiera Suarez (Q.E.P.D.) revelaron la identidad de la persona.
Del mismo modo, se relativizó la vida de la involucrada relacionándola con el consumo de drogas y alcohol, además de un conflictivo comportamiento.
Por tal motivo, los programas anteriormente citados fueron duramente sancionados por dichas coberturas: A Chilevisión le valió 120 UTM por la emisión de “Primer Plano”, igual cifra obtuvo dicho programa de “SQP” mientras que en el caso de “SaV”, que increíblemente al año siguiente sería renovado en desmedro del programa de concursos “A todo o nada” a pesar de un paupérrimo rating con el que contaba, no se reveló el monto que Mega tuvo que desembolsar por tal despropósito.
Conclusiones
Muchos defensores y románticos de la farándula chilena aseguran que este género televisivo contribuye a una supuesta liberalización y destape de la pantalla, sin embargo, hechos como el que reseñamos en este espacio demuestran que se hacía absolutamente todo lo contrario. Tres programas anteriormente citados incurrieron en una falta grave gravísima contra la afectada, revelando no solo su identidad sino que inventando justificativos acerca de su violación y revelando hasta el lugar donde estudiaba.
Por lo tanto, lejos de ser algo “liberalizador”, dichos programas terminaron siendo conservadores en el sentido de tratar temas densos como éstos, que necesitan de la más absoluta seriedad y responsabilidad, que en este caso no tuvieron. Se insistió en revelar la identidad de la afectada a pesar que en el mismo programa recalcaron que no se podía, ofrecieron imagenes de su quehacer en discotecas y en su vida amorosa a pesar de que tampoco se podía, así como también la relacionaron -sin el juicio correspondiente de las autoridades penales competentes- con drogas, alcohol y un mal comportamiento.
Por estas coberturas, muchos rostros de la época como el caso de Carola Eltit, Francisca Merino, Alejandra Valle, Juan Pablo Queraltó y Francisca García-Huidobro, entre otros, deberían dar explicaciones de por qué se erró en este tema tan complejo de abordar, porque se trata de una mujer que sufrió mucho, fue violentada en su integridad y que vió como el mismo género del que fue parte activamente en un tiempo le hacía esta clase de canalladas mediáticas que no le aportaban en nada a su integridad física ni mental.
Podemos ver cómo conductas que en 2013 eran normalizadas, hoy serían más que condenables. Por mucho que en Instagram haya gente que insista en revivirlos en un arranque de nostalgia, lo cierto es que los programas de farándula fundieron monetariamente y, por sobre todo, valóricamente a la televisión nacional. Fallaron desde los productores y periodistas de aquel entonces, como los directores ejecutivos de las corporaciones televisivas, que también deberían dar explicaciones.
Del mismo modo, hoy la misma involucrada está alejada de los medios y de la vida pública, queriendo retomar la normalidad. Nadie sabe qué fue de ella ni dónde está. A veces, siento que es mejor que ella busque la tranquilidad que los programas de farándula le arrebataron, buitreando con la violación que sufrió y metiéndose donde no debían, y que esté lejos de las cámaras por un bien suyo, esperando las disculpas que muchos rostros y ejecutivos hasta hoy se negaron a darle y que nosotros, en este sitio, le ofrecemos, esperando que ella se reconstruya mentalmente y pueda buscar justicia.