Esta semana si hubo quorum, y es que estos últimos siete días televisivos han sido tanto buenos como malos. Hay canales que están luchando por ser un elemento diferenciador pero otros quieren seguir preservando lo mismo que los dejó con niveles ínfimos de confianza.
El ubicado: Mirko Macari
La voz uniforme respecto al giro editorial que ha tomado La Red es que la gente que creó periódicos recordados como La Nación Domingo y Plan B está teniendo una dulce y feliz revancha en la televisora dirigida por Víctor Gutierrez. Desde el 4.1 están creando contenido valioso y digno de analizar por cómo se generan las consecuencias de lo que se emite en sus pantallas, que a diferencia de otros espacios, su tono de denuncia tiene a la vez esperanza y no el mismo derroterismo que se ve en ciertos matinales y en algunas redes sociales. Y entre ellas está un viejo experto en sacudir las esferas políticas de nuestro país: Mirko Macari.
No cabe duda que el tipo se maneja con su red de contactos desde la intimidad del actual gobierno y de los partidos políticos, y por lo mismo sus columnas de los jueves en Mentiras Verdaderas (que en lo personal, para mi son imperdibles) han marcado pauta, como cuando se destapó que el telefonazo que Magdalena Díaz le dio a Albavisión fue por sugerencia de Javier Urrutia, quien Interferencia luego dijo que lo hizo para agradar al actual mandatario en funciones porque quiere ser director ejecutivo de TVN.
Otros imperdibles de su factoría son los podcast donde participa como “Comando Jungle” y “La Cosa Nostra”. Este último incluso ha aparecido en diversos jueves comentando la actualidad desde su punto de vista informal y descamiseteado, al fiel estilo del “Padrino”, el hombre al que nada se le escapa y que semana a semana, junto a Darío Quiroga y Alberto Mayol desmenuzan sin pelos en la lengua -y sin toxicidades de ningún tipo- lo que pasa en las altas esferas del país.
Macari es un tipo capo, pero tampoco es perfecto. Acá sabemos perfectamente que no hay que idealizar ni santificar a nadie, pero al menos en este periodo, el hombre no ha desentonado.
El desubicado: La entrevista de Pamela Jiles a Bienvenidos
Muchos sindican a la llamada “abuela” como un peligro político, tomando en cuenta la actitud mesiánica, ególatra (a tal punto de hablar en tercera persona como Donald Trump o Martín Vargas) y casi narcisista. Está claro que el odio como forma de hacer política nunca lleva a nada bueno: Tenemos los ejemplos de Estados Unidos con Trump, Venezuela con Maduro, El Salvador con Bukele, Brasil con Bolsonaro, la España en el que los colectivos ligados a VOX (el partido favorito de Oriana Marzoli) han llegado incluso a amenazar a ministros de estado enviando sobres con elementos corto-punzantes, los discursos negacionistas de partidos ligados al Macrismo en Argentina que tienen vitrina asegurada en La Nación Más. Pero creo que nadie ha dimensionado el peligro que llega a tener tanto Jiles como su marido Pablo Maltés.
Ya tuvimos un primer aviso cuando en el mismo “Bienvenidos” se le preguntó al también periodista y candidato a gobernador sobre si lo suyo era nepotismo y usó la abstinencia sexual para desmentirlo (lo cual no tiene nada que ver), pero esta semana se vio otro momento reprochable que causó otro terremoto más dentro del matutino de Canal 13: Jiles no respondió nunca lo que se le preguntó, se dedicó a atacar a Sergio Lagos y a Amaro Gomez-Pablos y habló con esa verborrea que adoptó en sus años como panelista de programas de farándula en el que el personaje que construyó, el de “la abuela”, terminó devorándose a la persona. Como la otra Pamela, Díaz, que nunca para de hablar de Carola de Moras y ha tenido una actitud bastante cortante con diversos medios de prensa.
Acá pareciera que está adoptándose la misma lógica que Leslie Moonves, expresidente de CBS que hoy está fuera de su cargo por acusaciones de abuso sexual, implantó para justificar la pantalla que le brindaba al magnate que destruyó la democracia estadounidense: “Trump tal vez sea malo para el país, pero es jodidamente perfecto para el negocio de nuestro canal”. Cuento corto, los adherentes del chico del bisoñé terminaron tomándose por asalto el Capitolio y todos miramos espantados. Yo no quiero esto para Chile.
Los carepalo: Los medios que crucificaron a Cami pero no dijeron nada contra Cata Vallejos
Para empezar, antes de que prepare su piedra, quiero aclarar que a mi tampoco me gustó la actitud de Cami porque derribó ella misma su imagen de cantante angelical con sus mil y un errores en la semana que debía cantar para los Latin AMAs, que terminó suspendiéndose debido a una cuarentena preventiva. Cierto, esa fiesta cuyas fotos se filtraron eran parte de un evento de Universal Music, pero tampoco había “Susana Distancia” -porque en Florida no hay cuarentena- ni debido resguardo. Lo cierto es que como era de esperarse, los medios hicieron samba canuta e hicieron leña del arbol caido. Pero al parecer, esos mismos medios eligen sobre qué árboles hacer leña.
¿Por qué? Porque Cata Vallejos, exintegrante de realities y programas juveniles y parte activa de la otrora poderosa farándula dura nacional, también pegó un viaje en el momento peak de la pandemia, y para peor trató de la peor manera a un seguidor suyo diciendo el lema de vida de esas personas usado desde la más absoluta prepotencia: “La que puede puede y la que no, aplaude desde lejos”. Y para peor tomó una actitud a la defensiva y bastante negacionista cuando se le consultó una y mil veces sobre sus motivos del viaje, que el pololo, que en Chile hay muchas restricciones, que esto, que lo otro. Nada dijo Eduardo de la Iglesia que dijo que Cami era una “rockera al peo”. Nada dijeron las Indomables que dijeron que Cami “no era un ejemplo”. Nada dijo Me Late. Nada dijeron los nostálgicos en sus directos de Instagram. Nada dijo Pérez. Nada dijo Pinto.
¿Entonces? La fiscalización a famosos tiene que ser por igual para todos. No quiero creer que acá existe un favoritismo o una cierta protección hacia los que fueron parte del farandulismo, pero… ¿No creen que Vallejos merecía, no solo por pegarse el viaje sino por su actitud fanfarronera contra sus críticos, el mismo tratamiento que con Cami? ¿No creen que merecía los mismos párrafos que tampoco tuvo Ignacia Michelson cuando fue a la fiesta clandestina en Espacio Broadway? ¿Existe una fijación de la televisión abierta contra Cami? Usted tiene todo el derecho a dudar, pero ¿Por qué a ella la tratan mal pero hay una actitud condescendiente con Cata?