Cuando en 2018 decidí fundar TVenserio, lo hice quizás en un momento de incertidumbre respecto a lo que iba a suceder en Chile que, desde luego, iba a afectar de rebote a la industria televisiva. Claro, en ese entonces ya estaba en decadencia, primero por la excesiva predominancia del líder en sintonía de ese entonces, y segundo por el abuso de ciertos contenidos ligados a la pelea, a la violencia y al entretenimiento mal llamado “popular”. Asimismo, ya habían críticas hacia la labor informativa de los canales de televisión que eran complacientes y sin ningún análisis crítico de los movimientos gubernamentales.
En el camino nos hemos ganado muchos amigos -y también enemigos, hay que decirlo-, así como también hemos restaurado relaciones y confianzas con personas con las que estuvimos peleados. Asimismo, retomamos nuestro espacio en los medios, primero en “La Cajita” a través de Modoradio y luego en “Sintonía fina” a través de Chi TV.
En los últimos años, no solo pudimos desarrollar nuestra faceta de nostálgicos y de analistas a través de dichos programas, sino que también hemos comenzado a tener contactos con los canales y programadoras. Hoy no solo contamos con la información que nos llega desde TVN, Mega, Chilevisión, Canal 13 y La Red sino que además recibimos a estaciones y conglomerados del cable como lo son WarnerMedia, Disney y AMC Networks. Y no solo eso: También pasamos de un pasatiempo a un trabajo formal al contar con AdSense. Ahora recibimos un sueldo cada ciertos meses sin comprometer en absoluto la calidad de nuestro portal.
En el fatídico año pasado y a raíz de una situación personal que no voy a mencionar en este lugar, este fue un balsamo para mi espiritu ya que me permitió realizar un lugar de denuncia de los contenidos que emitía la pequeña pantalla, que lejos de otorgar tranquilidad, fue plataforma ideal para ciertos políticos como Marcela Cubillos, Joaquín Lavín y Diego Schalper. Veíamos con preocupación como durante el 2020 los contenidos que tanto nos gustaban dieron paso a un excesivo sensacionalismo respecto a la pandemia, de como no hubo ningún minuto a elementos positivos. Sin embargo, los resultados del Plebiscito Constitucional de octubre así como de las pasadas Megaelecciones nos dieron un mensaje de optimismo y esperanza, asi como también un barómetro: Había un sector del país adinerado, perfectamente confortable en su sitio, que estaba sobrerrepresentado.
Hoy vemos como a la pérdida de sintonía y de dinero, se suma la baja y nula influencia en los medios televisivos. Pero también hemos visto con regocijo como desde varios lugares de la libre recepción hay buenas intenciones que pasan a acciones concretas: Desde estelares juveniles muy bien logrados que con limitaciones presupuestarias han concitado la atención de buena parte de la gente, hasta contenidos críticos de quienes hoy intentan gobernarnos.
En este momento, la televisión chilena se encuentra en un escenario en que debe encontrar la manera de reflejar ese nuevo Chile, que eligió para liderar a sus distritos y sus comunas a gente joven, que se aburrió de ver a “los mismos de siempre” hablar de cómo perdieron su poder de antes y que depositó su confianza y su fe en nuevas caras que vienen a renovar la perspectiva de país. Ya no están los tiempos para lamentos o resignaciones, hoy como nunca antes el optimismo del cambio está invadiendo los territorios, y todo ello debe verse reflejado en un mayor y mejor contenido nacional.
Pero insistimos: Todo ello no va a venir de un rato para otro. Esto va a ser gradual. Van a haber muchos cambios en las direcciones ejecutivas, programáticas e incluso de dueños de las televisoras; habrán formatos y programas que quedarán obsoletos y otros que serán sumamente necesarios; muchos rostros van a salir de pantalla mientras otros serán apuestas jugadas de las respectivas estaciones -ganadoras o perdedoras, eso lo decidirá usted-; muchos movimientos culturales y musicales tendrán su resonancia así como las ficciones y programas de debate tocarán temas que hasta hace no mucho eran tabú o no se trataban con la seriedad que ameritaban. En definitiva, la televisión chilena podrá sin duda ser efectivamente “el lugar donde se construye Chile”.
Todo ello conllevará cambios fundamentales en los contenidos televisivos: La música va a volver a purificar el alma y la mente a través de cantantes que han tenido un compromiso por alegrar nuestras vidas, aquellos líderazgos juveniles tendrán una vitrina importantísima dentro de los programas y habrá sin duda más “tino” a la hora de tratar temas densos.
Será un camino largo y tedioso, lo reconocemos. Ningún cambio estructural se hace sin tensión de por medio, pero sin duda se está pavimentando una ruta que tendrá como destino la televisión de un mejor país. Como sucedió en la transición a la democracia, como ocurrió también cuando fue el primer “piñerato” y se acogieron espacios ligados a la farándula que terminaron fundiendo a la industria, pero también pasará sin duda en este periodo en el que Chile está renaciendo y buscando un destino de paz, armonía y sobre todo dignidad.
Y en este proceso por supuesto que estaremos nosotros, como desde hace tres años, ayudando a crear esa televisión de un mejor país. Desde una perspectiva positiva, vamos a resaltar a todos aquellos que hagan noticia en buena lid, asi como esos lugares dentro del Streaming y la internet en los que se marque la diferencia. Habrá un nuevo modelo que será enriquecedor y dará trabajo, audiencia y reflejará mucho mejor los intereses y quehaceres de nuestros ciudadanos. Y para ello vamos sin duda a aportar.
Todavía quedan muchas crónicas por escribir, pero esta vez, con la esperanza de un nuevo amanecer para la industria. Esto recién comienza.