Esta semana fue de muchos sabores y sinsabores: Desde la buena música chilena que retomó su sitial a través del horario estelar en un adoradísimo programa, hasta el “menino velho” volviendo a emprenderlas contra el periodismo y los expertos, pasando también por una “mala influencia”.
La ubicada: Denise Rosenthal en “Las Gansas”
¿Hace cuánto que no había música en directo en horario estelar en un momento en que no sean los festivales de verano? El alegato generalizado de varios, entre ellos nosotros mismos, es que la televisión abierta le cerró la puerta en la cara a todas las expresiones culturales habidas y por haber. Las expresiones artísticas dejaron de tener voz y la pantalla nacional cedió su espacio a funas, peleas sin sentido entre políticos “viejos vinagres” y temas relacionados a la pandemia. ¿No había algo que garantizara nuestra paz mental?
Por lo mismo, sabemos de antemano que la aparición de la princesa del pop nacional en el excelentísimo estelar que conducen Cesar Muñoz y Luis Aliste (si, ya podemos considerarlo como un estelar con todas las de la ley) no es más que “una gota en el mar”, pero por muy minúsculo que sea, es un pequeño gran paso para una industria televisiva que necesita acomodarse en el nuevo Chile. Y claro, mientras los matinales siguen a lo suyo con resultados bastante dispares (si Rosenthal fuese gringa aparecería en la misma primera mañana de su disco debut en algún show matutino tipo “Good Morning America” o “Today”), La Red apostó por darle pantalla a quien lo merecía desde hace tanto tiempo. Y en buena lid, como nos gusta siempre.
Rosenthal es el mejor ejemplo de que la meritocracia, esa que está bien escasa en los medios chilenos y principalmente el televisivo, si existe y si da resultados. Ella nunca ha sido motivada por el odio, la envidia, la violencia o la agresividad. Sus canciones tanto como su forma de ser (asimismo como su armónico tono de voz, muy similar al que emplea la alcaldesa electa de Santiago Irací Hassler) así lo demuestran. Una actitud buenrollista que influye, e influye bien. Enhorabuena por ella, por “Todas seremos reinas” que brinda valiosísimos mensajes a sus fans, creciendo como la espuma en toda Iberoamérica.
Y ya que estamos con “Las Gansas”, ver el “Pico de la semana” me recordó al “Huevazo de la semana” de Pancho Mouat en los primeros años de “El Mirador”.
El desubicado: Almas Heridas
Con el perdón de la feligresía turca, pero acá voy a ser breve: Veo con muy malos ojos que TVN tenga ingresos entregando horarios potentes a novelas desde el país europeo o a los de la Iglesia Universal.
Más allá de que le vayan bien o mal (eso depende de cómo lo vea), la cuestión es que se vienen nuevos tiempos. Tal vez las turcas sirvan en los canales privados con resultados más que dispares, pero en el caso del 7.1 son francamente innecesarias. No sirven para transmitir realidades ni identidades, en muchos casos (como es el de “Fuerza de mujer”) usan escenas bastante truculentas (y luego sus defensores dicen que entregan valores para toda la familia) relacionadas con violencia de género. Se entiende, estamos en crisis, hay pandemia, existen limitaciones para la producción y realización de programas en directo, pero aún con eso varios canales están poniéndole el hombro como La Red, Chilevisión, Mega con su “Hora de jugar” y sus concursantes despistados y hasta Canal 13 que tiene a sus activadores siempre listos para ayudar. Y TVN está atrincherado tanto en viejos éxitos de los 90s y dosmiles y producciones foráneas que no le dan un plus absoluto a un canal público, más aún en los tiempos que se vienen.
Por último: Qué bueno era Rojo.
El Carepalo: Enrique Paris
La otra cara de la moneda, la que no nos hubiese gustado ver nunca pero de la que, Dios mediante, vamos a salir muy prontico. Esa que se pone a la defensiva cuando los hechos le dan más peso a las críticas desde los que más saben. Esa que pierde los estribos cuando todo se vuelve en collera una vez, y otra, y otra, y otra.
¿Por qué el ministro de salud, habitué en este espacio, reaparece en esta sección? Muy simple: Durante esta semana se dio el lujo de asegurar, a raíz de las críticas que vinieron desde el Colmed respecto al “Pase de Movilidad” que era muy poco probable que se volvieran a contabilizar más de ocho mil contagios diarios. Lamentablemente eso ocurrió el martes, junto con la revelación de las inexistentes actas de la Mesa COVID-19, que si existen o no también se puso en duda en las redes sociales. Sin embargo, su actitud fue estar una vez más echándole la culpa al resto: “Siempre la oposición, los que están fuera del gobierno, cree que saben todo, y que nosotros no sabemos nada” se dió el lujo de decir en su “Aló Ministro”.
“¿Por qué vamos a traer expertos externos? ¿Pareciera que los expertos están solamente en cinco sociedades científicas?” dijo desde el más soberbio de los lugares. Y luego la compostura desapareció cuando dijo que “Pero no es culpa de las autoridades que el virus circule. No es culpa de las autoridades que haya aparecido un nuevo virus en el mundo. No es culpa del gobierno que el virus esté circulando. ¿O usted piensa que nosotros lanzamos el virus y el virus circula porque el gobierno quiere que aumenten los casos? Eso no es así”. “¿Por qué no les vamos a dar una cierta libertad a la gente para que salga? ¿O ustedes están en contra de la libertad? ¿Están a favor de que la gente siga encerrada en sus casas y que los abuelitos y los adultos mayores no puedan siquiera salir a caminar? ¿y que los niños no puedan salir a jugar? ¿O que los deportistas no puedan salir a trotar? ¿Eso es lo que quieren? Ese no es el país que nosotros queremos”, remató.
Siguiendo su lógica en su mismo programa en cadena, esa pregunta se la vamos a dejar que la responda el encargado de la UCI de los hospitales UC y los que quedan en Maipú y Puente Alto.
A la vela: Cata Vallejos
Una vez más, una de las favoritas de las plataformas “nostálgicas” del farandulismo vuelve a liarla, y a la vez, nos ha dado un lindo debate respecto a lo errático que es el concepto de “influencers” en nuestro país.
Hace algunos meses, había revelado en Instagram que mientras Chile vivía un momento complicado respecto a la pandemia, ella escapó hacia el extranjero para ver a su marido y cuando una seguidora se lo cuestionó en Instagram, dijo la famosisima frase que ya es un mantra entre los nacidos y criados en la telebasura nacional: “La que puede, puede”. Usted sabrá que en este lugar se cuestionó que los mismos medios pro-farándula se cuestionara duramente a Cami (cuyos errores también son consabidos por todos) pero tuviesen una actitud condescendiente con la exchica Yingo.
Sin embargo, otra vez la joven dió un pésimo ejemplo al declarar que ella no se pondrá su vacuna contra el COVID-19. “No me voy a vacunar, el por qué es porque en realidad casi nunca me vacuno con nada, ni con la influenza ni con nada que salió nuevo, porque siento que puedo defenderme yo misma, mis defensas son muy fuertes, trato de alimentarme bien, como saludable, hago deportes” declaró en su espacio virtual.
¿Qué ejemplo da a sus seguidores en su calidad de “influencer”? Expando aún más el debate: ¿Qué entendemos por este lado del mundo por “influir”? En Estados Unidos, los que tienen ese rol son personalidades más que respetables que no solo han sido capos en el canto, el baile y la actuación, sino que han promovido desde las vacunas masivas que han sido todo un éxito en el país del norte, hasta los movimientos contra Donald Trump que terminaron con su despido de la Casa Blanca en la última elección yankee. Bajo esa lógica: ¿Quiénes merecen ese rol de influyentes? Simple: Personalidades políticas como Macarena Ripamonti, Irací Hassler, Tomás Vodanovic, Emilia Ríos, Karina Oliva, Daniel Jadue, Karol Cariola y Camila Vallejo (que en varios de los casos no solo ganaron en sus territorios sino que miraron a otra destacada política influyente norteamericana como Alexandra Ocasio-Cortés); cantantes como Denise Rosenthal, Princesa Alba, Javiera Mena, Millaray Aisha y Gianluca; y un par de animadores de televisión.
¿Qué dirán Me Late, Cómplices, Las Indomables, Que te lo digo y tantos otros directos de Instagram que hacen oidos sordos hacia errores de gente como Cata Vallejos pero que atacan cuando la involucrada se llama Cami? Reitero: Ley pareja… ¿No es dura? Y un mensaje para la gente que la sigue: ¿Acaso ella conoce la realidad de las ollas comunes o sabe de los que vivieron la represión policiaca en todos estos años o de las inexistentes ayudas gubernamentales? ¿Habrá dicho algo? Si ella logra mover masas para influir, merece ser considerada “influencer”, antes no.