“La nueva televisión”, como rezaba un viejo eslogan de Antena 3 en su nacimiento, será un proceso largo. Habrán muchas trabas en el camino, incluso varios nostálgicos que van a querer atrasar una década, pero va a ser hermoso ser parte de este lindo y maravilloso proceso.
Las ubicadas: Rubírena
El martes pasado no fue un capítulo más de “Edificio Corona”, sino que fue un momento que quizás los amantes de la teledramaturgia chilena atesorarán por el resto de sus vidas. En primera, una chica que le declara a su amiga que le gusta, luego la reacción en caliente, después la conversación y finalmente, luego de momentos de confusión y pensamientos revueltos, ese magnífico, romántico, dulce y hermoso beso que quedará para siempre en la historia de las telenovelas. Quizás uno de los primeros de las novelas contemporáneas (sin obviar el antecedente que ocurrió en “Pampa Ilusión” en 2001, aunque ese entonces era otra sociedad) pero siendo quizás el primero dentro de las novelas vespertinas en que hay una pareja lesbiana.
Si usted duda de lo bueno que puede ser el hecho de que una telenovela haya hecho esto, le contamos que al día siguiente del beso, muchas mujeres le escribieron tanto a Vivianne Dietz como a Hitzka Nudelman acerca de lo mucho que les identificó dicha escena, cómo un aparentemente simple beso entabló una conversación familiar -de las tantas que se darán en este nuevo país- sobre lo importante que es descubrirnos los unos a los otros. Asimismo, la primera agradeció “la oportunidad de representarlas” a través de la televisión que tanto le hace falta generar referentes positivos para la comunidad LGBTQ.
Siempre se contaba que en la ola conservadora de los 80s, las series norteamericanas mostraban a “la familia modelo”, mismo prototipo de convivencia que tenían acá las novelas de UCTV cuya línea editorial incluso influía en el destino de muchos personajes como Nice en “Angel Malo”. Incluso el conservadurismo aún poderoso en los 90s podía dejar finales insatisfactorios como pasó con “Estúpido cupido” de TVN, cuando la Hermana Angélica conserva los hábitos y no sigue a Jaime Salvatierra. Ahora, con los sectores valóricamente reaccionarios absolutamente desacreditados y sin el peso de otrora y con una refundación de país en curso, Rubí y Macarena señalan el camino que debe seguir nuestra pequeña pantalla. A no desviarse y seguir en la ruta.
Los carepalo: Los medios faranduleros que se centraron en Denise Rosenthal y no en Cata Vallejos
Se sabe de antemano que la industria musical femenina con la farándula dura de nuestro país sencillamente no cuajan. Históricamente, mientras los segundos acaparaban pantalla, sintonía y presupuestos millonarios, ponían palos en la rueda para que las primeras no tuviesen la revelancia que hoy tienen. Pero Chile cambió, las artistas han tenido una tremenda relevancia incluso en otros mercados, hay fraternidad que no se ve en otros lados, y sus intérpretes con sus virtudes y defectos encarnan los valores que necesita el medio.
Pero claro, siempre quedará gente que sobredimensiona todo. Verá, el pasado fin de semana trascendió que Catalina Vallejos dio una declaración contra las vacunas argumentando que sus defensas son altísimas, ganándose el reproche de las redes sociales y las críticas de los matinales y paneles pandémicos, como debe ser. ¿Pero quienes se quedaron callados? Los mismos de siempre: Los nostálgicos. De hecho, el programa “Me late” de TV+ ni siquiera hizo mención al hecho, sino que dedicaron gran parte de su pauta al “escándalo” de la salida de la cantante de “Lucha en equilibrio” de Got Talent Chile, que de escandaloso no tenía nada como si lo fue el de la exchica Calle 7. Y a ello se suma la agravante que fue netamente un panel de hombres que juzgó el destino de la carrera de una mujer.
Asimismo, varios directos enfocados en farándula dura como “Que te lo digo” se enfocaron en su marginación del talent show de Mega y hasta a una pelea de Arturo Vidal. De lo de la influencer nada, es más, mi yo paranóico piensa que la sobreexplotación de lo de Rosenthal no fue más que una cortina de humo para que el público que asiste a esos programas, que no es poco -nos guste o no-, no piense que hay viejas glorias del farandulismo que terminan poniéndo en peligro a la salud pública y hasta a nosotros mismos. O la susodicha tiene buenas relaciones con quienes están a cargo de esos espacios y la protegen con el más absoluto silencio en sus cómodas tribunas.
Y pensar que fueron durísimos con las fiestas clandestinas de Cami. De nuevo, ¿ley pareja no es dura?