Esta noche, a eso de las 22:00 horas, La Red transmitirá la nueva edición de los Premios Pulsar, que vuelven a su pantalla tras un año de ausencia por motivos todos conocidos. Después de un año en el que prácticamente los grandes valores musicales brillaron por su ausencia en favor de las noticias trágicas y a veces poco alentadoras respecto a la pandemia, es bueno saber que hay un canal que está dando la pantalla que corresponde al talento nacional.
Pero mi corazonada me dice que esta va a ser más que solo una premiación, sino que va a estar cargadísima bajo el contexto en que se van a desarrollar. La crisis del COVID-19 ha afectado a nuestro país, y más aún a la industria musical y de los grandes espectáculos, pero por sobre todo al mundo de las culturas y las artes en general, que no han recibido el apoyo que necesitan para poder subsistir, así como la ministra del rubro Consuelo Valdés no ha hecho nada para revertir la situación, como así lo han criticado desde distintos sectores e incluso desde la misma televisora que emitirá los premios.
Por lo mismo, este año más que nunca los artistas nacionales no van a quedarse callados. El conservadurismo ochentero siempre esgrime que un cantante no debe opinar de la situación del país, sin embargo ignoran que varias corrientes musicales estuvieron ligadas a los contextos políticos. En el caso del nuestro, sucedió con el “Canto Nuevo” o el movimiento hippie de los 60s, altamente ligado a la UP; el rock chileno de los 80s (“Los Prisioneros”, “Aterrizaje Forzoso”, “Electrodomésticos”, “UPA” y otros similares) fue fuertemente opositor a la dictadura y en muchos casos plasmando las protestas en canciones como “El baile de los que sobran” y “Ella llora”; los 90s y la música nacional ampliamente difundida en Radio Rock & Pop con influencias de la virtuosa familia Parra; para finalmente llegar a la “primera línea musical” encabezada por artistas femeninas como Denise Rosenthal, Fran Valenzuela, Javiera Mena, Princesa Alba, Camila Moreno, Ana Tijoux, Juanita Parra, Mariel Mariel y otras que están destacándose poco a poco; y a ellos se les suman El Macha, Santaferia (quienes incluso fieles a su estilo tienen una canción protesta llamada “Don Satán”), Guachupé, Villa Cariño, Aguaturbia, Manuel García, Gepe y otros virtuosísimos referentes quienes, quieran o no, no pueden ni deben guardar silencio ante el momento que viven sus colegas y que incluso han manifestado su preocupación mediante cartas en El Mercurio o protestas en la vía pública.
De este modo, los Pulsar de este año, con año electoral, inicio de las funciones de los constituyentes, cambios de mando en alcaldías importantísimas hacia nuevas fuerzas y liderazgos, y un mandatario en funciones que quiere a como de lugar subir su promedio de aprobación en las encuestas, lo que va a ser una misión imposible, van a tener una fuerte carga política. Similar a la que por ejemplo tuvieron los Oscars del 2003 (mientras se preparaban los bombardeos a Irak), los Grammys de 2017 (con un Donald Trump recién asumido, cuando Katy Perry cantó “Chained to the Rhythm” con proyecciones de la Constitución de Estados Unidos) o los Billboards de ese mismo año (cuando Hillary Clinton leyó un fragmento de un libro acerca del magnate). Van a ser inevitables los mensajes contra el empresario, quieranlo o no.
Por lo mismo, si usted ve a algún cantante con una polera relacionada con la palabra “Dignidad” o con alguna causa social, o si de pronto aparecen consignas como “#NoTenemosMinistraDeCultura” o “#RenunciaPiñera”, le recomendamos que no se queje ni haga contraprotesta, porque están en su más absoluto derecho. La presencia musical escasea y ellos, como nadie, han demostrado que tienen suficiente calle como cualquiera de nosotros, y que ellos no pueden seguir realizando el maravilloso arte que hacen bajo condiciones precarias.